Maduro Pasivo: Lecciones orales
Mi profesor me enseña el sexo oral.
Para entender mejor la historia, mira la primera y la segunda parte:
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/maduro-pasivo-introduccion/
Debo admitir que ver a mi papá cogiendo a la esposa de Andrés me dio algo de morbo, pero también mucha incomodidad, al fin y al cabo yo nunca había tenido algún pensamiento incestuoso con él.
En fin, los meses pasaron y ya estábamos a punto de terminar el medio año escolar, ya era la época de exámenes y me me había ido bien, no excelente, pero bien.
Sin embargo, no pude decir lo mismo por todos, en especial por Carmen, la hija de Andrés y mi mejor amiga. Cuando estábamos saliendo de la escuela, yo me encontré a Carmen muy preocupada y naturalmente me acerqué a ella para preguntarle qué es lo que tenía.
S: Carmen, ¿estás bien?, ¿qué te pasa?
C: Ay, Santi, estoy muy preocupada.
S: ¿Por qué?
C: He reprobado el examen de historia y el profesor Gustavo no me quiere dar otra chance.
S: Pero pensé que habías estudiado.
C: Sí, pero me enfoque más en literatura y matemáticas, ahora voy a tener problemas en casa cuando le diga a mi mamá que reprobé historia.
S: Tranquila, voy a hablar con el profesor a ver qué se puede hacer, pero no te prometo nada.
C: Ay, Santiago, muchas gracias, pero, ¿qué vas a hacer?
S: Tú solo ve al trabajo de nuestros papás y le dices al mío que voy a demorar un poco, dile que le estoy preguntando a un profesor sobre cuándo va a ser la próxima reunión de padres y la entrega de boletas de notas, ¿está bien?
C: Está bien, pero por favor cuídate.
S: Tranquila, nos vemos más tarde.
Me despido de Carmen y espero en los baños a que todos los demás estudiantes se vayan a sus casas, cosa que así queden algunos profesores y yo.
Cuando veo que ya todos habían ido, yo fui al aula donde está el profesor Gustavo.
El profesor Gustavo es un hombre de 46 años, es divorciado y se hicieron muchos rumores acerca de ello.
El rumor más frecuente dice que el profesor le había sido infiel a su esposa con el hijo de su cuñada (hermana de su esposa), dice que el chico tenía entre 16 o 18 años y que no se sabe nada de él, pues le enviaron a una Escuela Militar muy lejos de la ciudad con el fin de que se «enderece».
La verdad, sí eso era cierto, podría usarlo a mi favor.
En fin entro al aula y ahí estaba el profesor calificando algunos exámenes.
S: Buenas tardes, profesor.
G: Dígame alumno, ¿qué necesita?
S: Verá, se trata sobre el examen de historia.
G: Sí, ya califiqué todos los exámenes y todos están con las notas que les corresponden.
S: Sí, lo sé, pero quería saber si habría alguna oportunidad de, humm, rehacer el examen.
Se quedó mirándome por un rato, estaba extrañado.
G: ¿Repetir el examen? No veo porqué haría eso, después de todo la gran mayoría a aprobado.
S: Pero yo creo que los que no merecen una oportunidad.
G: Mire, me parece noble de tu parte que quieras ayudar a tus compañeros, pero todos deben entender que este tipo de cosas será habitual a medida que van avanzando en su educación sino, ¿cómo aprenderían a ser competentes si a cada instante se les extiende la mano?
S: Entiendo, pero debe de haber algo, por favor.
Le supliqué y él empezó a fijarse en mí, me estaba devorando con la mirada, creo que está cediendo.
G: Bueno, de hecho hay algo que podríamos hacer para ayudarnos entre nosotros, como un acuerdo mutuo.
S: Eh, claro, de que se trata.
G: Vea, estoy tomando un curso de sexología y necesito aplicar lo aprendido con alguien, ¿estás dispuesto a ayudarme?
Ya cayó.
S: Eh, por supuesto, claro.
Debo admitir que la idea de aplicar nuevos conocimientos sobre el sexo me entusiasmaba demasiado.
G: Bueno, venga acá.
Aún sentado en su silla, se separó de su escritorio y me señaló para entrar debajo y luego volvió a acercarse, empujándome más adentro.
G: Bien, ahora vamos a realizar el sexo oral.
S: ¿Y cómo es eso?
G: Ya te muestro.
Me dijo con una sonrisa en su rostro, era la primera vez que lo vi sonreír, de hecho, ahora que lo pienso, él también estaba muy entusiasmado de hacerlo. Se desabrochó en pantalón, se bajó la bragueta, estiró su calzoncillo de ahí salió un enorme pedazo de carne. No era la primera vez que veía un pene, aunque yo prefería el de Andrés, pero ni modo, todo lo que hago por Carmen, ¿No?
G: Bien, ahora empieza a lamerlo, como si fuese un helado, hazlo desde los testículos hasta el glande, o sea la cabeza de mi pene, ¿entendido?
S: Sí profesor.
Empecé a lamerlo, al inicio se sentía raro y sabía algo salado, más que nada el glande, pero poco a poco comencé a verle el sentido cuando empecé a escuchar su agitada respiración.
G: Excelente, ahora abre la boca.
Paro de lamer y abro mi boca, él empieza meter su pene adentro.
G: Trata de no cerrar tu boquita o me puedes morder.
Y movió su mano izquierda hacia mi nuca mientras con la derecha se frotaba el torso y pecho. Me estaba empujando a su pene, a penas tenía el glande en la boca y no podía meter más, pero a él le satisfacía mucho. De repente empezamos a oír pasos, alguien se acercaba y Gustavo se metió más a su escritorio, empujándome hasta no más y meterme más profundo su pene.
J: Hombre, te estoy esperando.
G: Ah, Javier, estaba terminando estas pruebas, pero ve bajando y yo te alcanzo.
Era Javier, el profesor de educación física. Tiene 28 años y es padre soltero de un bebé de 1 año, hubo muchos rumores sobre él y la madre de su hijo. El más frecuente indica que él mató a su esposa en un arranque de celos y luego iba a suicidarse, pero no quiso dejar solo a su hijo y como él es hijo del gobernador regional de la ciudad, quedó impune ante cualquier cargo judicial. Aunque la verdad es que nunca mató a nadie, su esposa sí murió y se quiso quitar la vida, pero por su hijo aún lucha y vive.
Tan solo pensar en el profesor Javier y en su cuerpo bien formado por años de ejercicio, me excitó más y empecé a mamársela mejor a Gustavo.
J: Eh, bueno, te veo abajo entonces.G: Sí, nos vemos, humm.
J: ¿Pasa algo?
G: No, solo es estrés, termino y te doy el alcance.
J: Está bien.
Por su tono supuse que quedo algo confundido, pero eso ya no importaba. Se la estaba mamando a Gustavo a tal punto que empezó a suspirar más agitado y luego soltar un par de chorros de semen dentro de mi boca, yo quería separarme, pero el no me lo permitió.
G: Trágatelo, no te hará daño, tiene muchos nutrientes.
Me miraba con una sonrisa y yo decidí hacerle caso y tragar todo ese semen. Una vez me lo tragué todo él me soltó y me dio espacio para respirar, yo tosí un par de veces y me limpié la boca.
G: Y, ¿como estuvo?
Gustavo estaba nervioso, pero yo asentí con una leve sonrisa.
S: Me gustó.
Él me sonrió y me ayudó a levantarme, y se acomodó la ropa. Salió primero y se fue mientras yo me fui al baño, se sobreentiende que todo queda en secreto. En fin, al llegar al baño, me dirigí al lavamanos y me ejuagué la cara, y de repente sale Javier de uno de los cubículos, me mira extrañado.
J: ¿Santiago? ¿Que haces aqui?
S: Eh, regresé al colegio porque había olvidado la lleve de mi casa en mi mesa y como hace calor quise refrescarme.
J: Hum, bueno, ahora ve a casa rápido.
S: Sí, hasta el lunes profe.
Me fuí corriendo de frente a mi casa, mi papá me vio llegar y tranquilamente me mando a lavarme las manos y almozar juntos.
El lunes nos tocaba historia con Gustavo, en toda su clase no paraba de verme, cuando termino su explicacion nos ordeno a reunirnos en grupos y hacer una exposicion para salvar a aquellos que reprobaron el examen. Logre cumplir con mi propósito.
Al terminar su clase note que me dio una sonrisa y luego se fue. Con él solamente tuve sexo oral, ya en otro capitulo les cuento que le pasó despues y también lo que pasó con Andrés, hasta pronto!
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