Sentía mi pene ser abrazado y absorbido por el interior del ano de mi madre, que bajaba con convicción para lograr meterse hasta el fondo la totalidad de mi verga..
Nuestras miradas se cruzaron mientras mamá pasaba su lengua por mi glande, haciendo que un gemido escapara de mi boca. – ¿Qué pasa, mi niño? – preguntó ella mientras se relamia los labios..