Mario 15 de 22 Un año que pasa rápido
“Veía, reflejada en la bruñida madera del mueble su figura de musculoso macho bajando y subiendo, enterrando la verga en mi culo, atacando con fuerza mis nalgas.”.
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“Veía, reflejada en la bruñida madera del mueble su figura de musculoso macho bajando y subiendo, enterrando la verga en mi culo, atacando con fuerza mis nalgas.”.
“Subía el culo de la cama una y otra vez, buscando meterse hasta el fondo de mi vientre, y cada vez que lo hacía soltaba chorretazos de semen caliente inundando mi culo.”.
“-Espera pequeño, también yo quiero chupar tu polla. -sin que él se moviera me subí sobre mi macho ofreciéndole mi pene, cabalgando su cabeza para que me comiera como él quería.”.
“Su verga se fue ablandando hasta que lentamente se salió de mi sin que mi culo la pudiera retener. Se desmontó de mi espalda y me cogió en brazos para llevarme al aseo, sintiendo los regueros de semen que se me escapaban del culo vacío y sin el tapón de su verga.”.
“La tenía muy cerca de mi, coloqué la mano bajo sus testículos y los sujeté tirando de ellos, solamente tenía que abrir la boca y aceptar el gordo glande que ya lucía una gota cristalina en la punta.”.
“Mi inconsciente volvía a jugarme una mala pasada y comparaba su verga con la de Guillermo. La sujeté para sentir el calor que desprendía y mancharme la mano con el líquido que le derramaba.”.
“-Sí tía enseguida lo preparo. -Aldo volvía a ser el corderito, o carnero grande, que conocíamos del instituto, de la calle donde los chicos se burlaban a escondidas de su menguada mente, ni Migue ni yo le habíamos tratado mal nunca.”.
“-Ya tengo tu rico culo maricón, ahora conocerás a un macho de verdad… -me sentía totalmente perdido, y yo me lo había buscado yendo a por mi abuelo, conociendo la fama del lugar a esas horas intempestivas.”.
“Guillermo resultaba un dios del Olimpo hecho hombre, el cuerpo curtido y duro, la sonrisa difusa pero continua en la boca, las piernas estiradas para que la verga sobresaliera.”.
“Tenía ya la mayor parte de la verga metida e hice un esfuerzo para introducírmela entera, él me ayudaba empujando mi cabeza, sin obligarme y sin dejar de mover el diabólico aparatito que tanto placer me daba.”.