Me convertí en un sumiso castrado (parte 2)
Tras ponerme una jaula en el pene, aquel hombre me ayudó a perder la virginidad.
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Tras ponerme una jaula en el pene, aquel hombre me ayudó a perder la virginidad.
Tenía muchas ganas de experimentar el sexo con hombres y di con alguien que me enseñaría a ser el sumiso perfecto y fiel.
Despues de tantos años, mi hermana y yo estamos completos.
Mi amigo ya no se contenta con el placer que le proporciona mi boca sumisa y me coloca a cuatro patas en las duchas.
La primer experiencia con mi hermana Claudia.
Desnudos en el vestuario, ha llegado la hora de dar rienda suelta a nuestro deseo, aunque sea bajo las normas de mi amigo.
Mi amigo descubre que lo que le excita es dominarme y utilizarme como a un juguete. La cosa se puso caliente en las duchas.
Cada semana, al salir de la piscina me esperaba un nuevo episodio en el vestuario con Héctor, mi compañero de clase. Obligarme a desnudarme ante él, oler mis axilas, ducharnos juntos… Poco a poco, generó en mí una expectativa, un deseo..
Mi amigo me contagia su curiosidad y empiezo a sentir que algo está a punto de suceder entre nosotros. Ya no me avergüenza estar desnudo delante de él, ni rechazo la visión de su sexo prominente..
En el vestuario, es frecuente que los chicos hagan bromas sobre sus cambios físicos y sobre el tamaño de sus miembros o los pelos que empiezan a brotar en su cuerpo. Lo que no me pareció tan normal fue lo que hizo después, cuando se encerró conmigo y empezó a desnudarse..