Sentía esa enorme porción de carne sobre mi vagina húmeda, yo estaba en la gloria y mi piel hervida mientras sentía como papá buscaba penetrarme a mis nueve años.
Celeste no alcanzaba a rodear con sus extremidades el gigante cuerpo de papá, él la tenía sobre la cama y ambos desnudos, solo se podía ver la espalda de mi padre y sus enormes nalgas subir y bajar sobre el cuerpo de mi hermana .
¿Cierto que no podemos decirle a nadie de esto papi, o no me vuelves a hacer así de rico en mi Cuquita? Eso me decía la niña mientras mi verga subía y bajaba sobre su raja.