Buscando una polla que me follara, entré a los aseos públicos.
nada más ver las escaleras de bajada a los aseos públicos, una creciente excitación me recorrió todo el cuerpo, produciéndome una erección instantánea. .
Me gusta el sexo, he mantenido relaciones tanto con hombres como con mujeres, aunque soy versatil, me gusta más el sexo gay y ser pasivo, vamos que me gusta que otros lleven la iniciativa. Desde joven me acostumbre a dejarme follar por viejos y maduros, mis lugares favoritos son los aseos públicos y lugares donde poder realizar cruising. Empecé a escribir relatos sobre mis aventuras sexuales, primero lo hice bajo el seudóninmo de, Chichos91 y chicho91 y luego como, danisampedro91.
nada más ver las escaleras de bajada a los aseos públicos, una creciente excitación me recorrió todo el cuerpo, produciéndome una erección instantánea. .
Una vez dentro, cerró la puerta con la llave, y a oscuras como estábamos, me abrazó por la espalda, empezando a restregar sus genitales y órgano sexual por mi culo..
Mientras le mordisqueaba aquellos pezoncitos, lo fui llevando hacia la cama. Allí lo tumbé mientras seguía mordisqueando todo su cuerpo. .
Al principio quedé algo asustado, creí que lo había las timado, por lo que eché mi mano para ver que era aquello tan duro que había debajo de mi culo. Dani al notar mi mano, volvió a dar otro gemido, diciéndome, ¿Qué haces, Dan?.
Bastó una sola mirada, para hacerme saber lo que me iba pasar aquella noche. Son de esas miradas que lo dicen todo, son miradas que te perturban, te dejan hipnotizado y sabes lo que quiere y desea de ti. Es la mirada con la que te está reclamando, te grita que le perteneces, que quiere […]
Justo en ese momento en que empezaba a culearme, y yo a gemir de placer, se abrió la puerta de los aseos, haciendo entrada en ellos un joven de unos 21 años al igual que tenía yo. .
Dios, el cabrón estaba empalmado, se notaba un rabo duro y muy abultado debía de ser una polla de grandes dimensiones, efectivamente tenía una polla bien grande. Noté como la punta de aquel rabo rozaba mi culito sintiendo como una descarga recorría desde mi ano subiendo por toda mi columna vertebral.
Al vernos a la cara, reconocí a aquel hombre, era Jaime, el maduro que me había citado en su casa, después de sodomizarme en los aseos públicos de la calle Fernández Latorre, hacía ya unos meses. .
No se veía un alma en la plaza, por lo que seguí el camino hacia los aseos públicos. Nada más girar para seguir la acera que llevaba a los aseos, vi bajar a un chaval joven hacia ellos. El corazón se me aceleró al verlo bajar. Sabía que, en ocasiones, iban jovencitos después de salir […]
Yo seguía dudando, cuando veo que lleva la mano a su entrepierna, se agarra el paquete con la mano, haciéndome señas para que fuera, a la vez que me ofrecía su polla, girándose e indicándome aquel pasillo estrecho y oscuro. .