Me encuentro al que me folló en la casa abandonada.
no sacaba la vista de mí. Miraba cómo me tenía enterrada la polla aquel hombre, y cómo me tenía inclinado, totalmente en pelotas, dándome por el culo. El hijo de puta no se movía, seguía allí mirando, acariciándose la polla, y viendo cómo me daban.