Betty, mi primera chamba.
Betty se despertó con la alarma de su despertador, una melodía estridente que interrumpió el silencio de la noche. Memo, su marido, dormía a su lado, ladeando la cara en la almohada, sin inmutarse. Ella se estiró, sus caderas carnosas rebotando contra las sábanas y sus pechos cayendo ligeramente..