“Sudor, pelos y mensajes que mojan: la confesión sucia de María, la chica que me leyó hasta correrse”
Todo comenzó con un mensaje. María, una joven de 21 años, leyó uno de mis relatos y algo en ella despertó. Entre confesiones sudadas, vellos mojados y deseo sin censura, fuimos escribiéndonos hasta temblar. Nunca nos vimos, pero nuestras palabras se corrieron juntas..