Historia de Relatos Ero
Melissa no fue al gimnasio a entrenar. Fue a ser mirada. Con sus calzas rojas ajustadas, movimientos calculados y una sonrisa que dice más que cualquier palabra, Melissa sabe exactamente lo que está haciendo: provocar sin decirlo, seducir sin tocar. En este relato cargado de tensión y deseo, acomp.