1. Crónicas de un prostituto adolescente. El gran Premio.
Él podría follarme tan fuerte y rudo como le viniera en gana, y yo no tendría derecho de quejarme. Además no habría ningún tipo de lubricante, ni siquiera una mísera gota de saliva. En el momento en que sintiera su verga saliendo de mi culo, debía darle las gracias por haberme usado e irme ..