Reminiscencias III.
La sentí sollozar y me quise apartar, pero ella me retuvo con sus brazos y piernas: —¡No! … todavía no … no te alejes de mí ….
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La sentí sollozar y me quise apartar, pero ella me retuvo con sus brazos y piernas: —¡No! … todavía no … no te alejes de mí ….
Me miró incrédula, como si viera un espectro del pasado. De sus hermosos ojos azules brotaron inmensas lagrimas que resbalaron por sus mejillas..
La embestí y empujé desesperado vertiéndome dentro de ella, me corrí tan fuerte que sentí calambres en mi vientre. .
Mi coño era una laguna, afortunadamente había estado nadando y la mancha de mis calzoncitos de bikini parecían manchados con agua, pero yo sabía que eran mis fluidos los que empapaban el delgado género..
Blacky cesó sus violentos embistes y pareció calmarse, ya no podía andar más adentro de ella, la había anudada a su pija, Luisa no dejaba de gemir y correrse a alta voz. .
Sin siquiera pensarlo su mano baja a su vientre en busca del tesoro, hermoso y candente que le quemaba la mano segundos antes..
—Chicos … ¿ustedes se masturban? ….
Me subí sobre ella con mi pene durísimo otra vez y busque a tientas su hendidura mojada y ardorosa, encontré esa cuevita de placer y empujé lentamente, quería saborear el momento.
Todas la veces yo fingía dormir, pero a veces ni siquiera lo sentía salir de mi habitación temblando como loca con mi coño que tiritaba involuntariamente..
—¡Oh, Loki! … ¡Te estás corriendo dentro de mí! … ¡Me estás llenando con tu semen caliente! … ¡Oooohhhh, Loki! ….
