Carolina, mi hija. – Primera parte.
—¡Aleluya! … ¡Alabado sea el Señor! … es raro encontrar a alguien que entienda el maravilloso dono que nos ha dado Dios ….
Este autor aún no ha escrito su biografía.
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—¡Aleluya! … ¡Alabado sea el Señor! … es raro encontrar a alguien que entienda el maravilloso dono que nos ha dado Dios ….
Mientras tanto, mamá lamía mi botoncito como poseída, por lo que mi atención de disfrute tuve que dividirla entre ella y la copiosa eyaculación de mi hermano.
Me baje los tirantes de mi negligé y le mostré mis gordas tetas a mi hijo, se quedó paralizado por un momento mirándome, luego reaccionó y mientras yo apretaba mis tetas juntitas.
Aurelio me miró mientras me volvía a poner mis bragas llenas de su semen y regresó a su habitación..
En modo casi imperceptible e inconscientemente, Annette comenzó a mover su pelvis y caderas empujando hacia atrás, balanceaba su trasero de un lado a otro, acompañando los poderosos embates de Blacky..
¿Me había convertido en lesbiana? ¿Estaba bien lo que hicimos mi madre y yo? ¿Me estaba enamorando de mi madre? Estaba confundida. .
—Bueno … si es una tradición familiar … Carolina me lo puedes hacer más seguido, ¿no? ….
Mamá puso su pierna en el borde de la bañera, Alberto palpó los labios del coño de mamá con la mano y los acarició suavemente..
—Bueno … digamos solo que mami tenía necesidades diferentes a las de papá … por eso discutíamos frecuentemente ….
—Es que no te das cuenta de que mamá está sola … ella necesita un hombre … yo solo quiero ayudarla ….