En algún lugar cerca de Iquique. – Septima parte.
—¡Oye! … ¿Qué te pasa? … ¿Quieres que yo te folle a ti? … Me parece que te estás haciendo el remolón … ¿No debe ser el hombre el que debe follar a la mujer? ….
Este autor aún no ha escrito su biografía.
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—¡Oye! … ¿Qué te pasa? … ¿Quieres que yo te folle a ti? … Me parece que te estás haciendo el remolón … ¿No debe ser el hombre el que debe follar a la mujer? ….
Me parecía simplemente maravilloso que un chico adolescente me hubiese hecho sentir de este modo, su pija se encogió lentamente hasta que salió de mi conchita. .
Me sentía exhausta, pero mi cuerpo se había sosegado, lamí mis labios mirando la enrojecida verga de Jacky, pensé a su sabor, su consistencia, pero no me atreví a mamarlo, quizás una próxima.
Sentía oleadas de semen llenando mi panocha y lo deje que chorreara profundamente en mi minúscula vagina, a este punto su verga entera estaba dentro de mí, sé que esto implicaba ciertos riesgos.
Dije entre lamidas, luego enterré mi boca en su chocho y empecé a follarla con mi lengua, ella se volvió loca y comenzó a contorcer su cuerpo y pellizcar sus senos, luego sin recato alguno me dijo: —Acércame tu polla … quiero chupar tú pija ….
Sonya comenzó a girar sus caderas al son de mi lengua, las manos de Claudia se perdieron entre las nalgas de Sonya y sus dedos invadieron el estrecho culo de ella. .
él se puso detrás de ella y hábilmente metió su verga en su culo, mi verga y la suya estaban separadas por un delgada membrana, mi pene sentía los movimientos de esa otra polla.
Con un grito apagado me comencé a correr sobre ella, primero su vientre, su brazo y vello púbico, luego apunté a sus tetas y froté mi glande en sus pezones, disparando algunos chorros en su cuello y cara..
Sonya había enderezado su cabeza y observaba fascinada la exploración de mis dedos por su cuerpo. Su estómago subía y bajaba más rápido, lo que me indicaba de que mis caricias le estaban causando una placentera sensación.
se sonrió satisfecha, luego se inclinó apoyando su mejilla en mi muslo y mirando mis testículos, metió su mano y comenzó a acariciar mis bolas, primero con su lengua, luego se tragó uno y lo paseó por toda su boca, acción que repitió con el otro, siempre con mi verga bien aferrada con su mano. […]