Nunca he visto uno, tío.
Él comenzó a moverse enérgicamente embistiéndome con fuertes golpes, volví a arañarlo mientras me corría una vez más, estaba gritando y temblando, mi tío me agarró por los hombros y me enterró su pene con fuerza … .
Este autor aún no ha escrito su biografía.
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Él comenzó a moverse enérgicamente embistiéndome con fuertes golpes, volví a arañarlo mientras me corría una vez más, estaba gritando y temblando, mi tío me agarró por los hombros y me enterró su pene con fuerza … .
Yo no podía despegar mis ojos de su pene que pendía semi erecto, se veía hermoso en su estado natural, sin condón y limpiecito, ahora lo quería en mi boca ….
Soy sumisa en la cama, me gusta complacer y que me hagan de todo, puedo parecer reservada y mojigata, pero no lo soy, mi esposo se dio cuenta de ello temprano en nuestro noviazgo y se posesionó de mi desde el principio.
—¡Porque no hemos tenido solo sexo! … ¡Nos hemos amado … hemos hecho el amor! … ¡Nos hemos entregado el uno al otro por entero y sin falsos pudores … porque nos conocemos de siempre … somos hermanos! … ¿No? ….
Estaba mirando entre mis piernas y veía sus cojones peludos pegados a mis labios mayores, apreté mis músculos y sentí como Goliath se estremeció nuevamente y descargo otros borbotones de lechita de amor dentro de mí, mis tetas se mecían plácidamente, mis labios mayores lucían enrojecidos e hinchados.
Guillermo me instaba a abrir mi boca y beberme ese esperma, pero era demasiado para mí, mi cuerpo estaba temblando, me estremecía de placer, quedé aturdida bajo el caballo, quise levantarme pero no pude, el hombre me dio una mano y me ayudó a levanta.
Meneaba su frondosa cola y me hacía unas divertidas y juguetonas reverencias: —¿Quieres jugar? … ¿Quieres hacerlo con mami? … ¿Eres mi salvador? … ¡Ven, dame tu lengua! … ¡Te lo mereces! … ¡Ven y cógeme, perrito! … ¡Soy tú perrita! … ¡Ven! ….
Mariela había enloquecido, tironeaba del perro y lo follaba con todo su cuerpo, Lucky emitía unos ligeros y agudos chillidos sintiendo los músculos de mi esposa que ordeñaban con fuerza su pene, tal y como lo hace conmigo.
—¡Chico! … si no encuentras novia, puedes venir a coger con tu tía todas las veces que quieras … ahora debemos vestirnos porque puede regresar la Cote … en tanto yo iré a la cocina a prepararte un juguito … ¡Vamos! … ¡Apúrate! ….
Nunca había disfrutado tanto en vida mía, estaba tan mojada que me ruboricé al ver sus pantalones empapados en mis líquidos y flujos, rogaba porque este fuera nuestro presente, pasado y futuro.