Javier, Annette y yo.
Mientras yo alucinaba en una nebulosa de placer, mi hijo incrementó sus estocadas y su polla que empujaba mi recto sin descanso, muy luego se hinchó y explotó, sentí la tibieza de su leche llenar mi tripa..
Este autor aún no ha escrito su biografía.
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Mientras yo alucinaba en una nebulosa de placer, mi hijo incrementó sus estocadas y su polla que empujaba mi recto sin descanso, muy luego se hinchó y explotó, sentí la tibieza de su leche llenar mi tripa..
Mi hijo gimió en éxtasis. Sentí el palpitar de su polla dentro de mí. Mi niño estaba por estallar. Puse mis manos en sus pectorales y comencé a ordeñar su verga con mis músculos vaginales..
Él comenzó a moverse enérgicamente embistiéndome con fuertes golpes, volví a arañarlo mientras me corría una vez más, estaba gritando y temblando, mi tío me agarró por los hombros y me enterró su pene con fuerza … .
Yo no podía despegar mis ojos de su pene que pendía semi erecto, se veía hermoso en su estado natural, sin condón y limpiecito, ahora lo quería en mi boca ….
Soy sumisa en la cama, me gusta complacer y que me hagan de todo, puedo parecer reservada y mojigata, pero no lo soy, mi esposo se dio cuenta de ello temprano en nuestro noviazgo y se posesionó de mi desde el principio.
—¡Porque no hemos tenido solo sexo! … ¡Nos hemos amado … hemos hecho el amor! … ¡Nos hemos entregado el uno al otro por entero y sin falsos pudores … porque nos conocemos de siempre … somos hermanos! … ¿No? ….
Estaba mirando entre mis piernas y veía sus cojones peludos pegados a mis labios mayores, apreté mis músculos y sentí como Goliath se estremeció nuevamente y descargo otros borbotones de lechita de amor dentro de mí, mis tetas se mecían plácidamente, mis labios mayores lucían enrojecidos e hinchados.
Guillermo me instaba a abrir mi boca y beberme ese esperma, pero era demasiado para mí, mi cuerpo estaba temblando, me estremecía de placer, quedé aturdida bajo el caballo, quise levantarme pero no pude, el hombre me dio una mano y me ayudó a levanta.
Meneaba su frondosa cola y me hacía unas divertidas y juguetonas reverencias: —¿Quieres jugar? … ¿Quieres hacerlo con mami? … ¿Eres mi salvador? … ¡Ven, dame tu lengua! … ¡Te lo mereces! … ¡Ven y cógeme, perrito! … ¡Soy tú perrita! … ¡Ven! ….
Mariela había enloquecido, tironeaba del perro y lo follaba con todo su cuerpo, Lucky emitía unos ligeros y agudos chillidos sintiendo los músculos de mi esposa que ordeñaban con fuerza su pene, tal y como lo hace conmigo.