El Emprendimiento.
mi concha se había transformado en mil conchitas que vibraban y contraían procurándome múltiples orgasmos, miles de coños frenéticos se corrían en mi cuerpo, un orgasmo sideral, celestial y demencial.
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mi concha se había transformado en mil conchitas que vibraban y contraían procurándome múltiples orgasmos, miles de coños frenéticos se corrían en mi cuerpo, un orgasmo sideral, celestial y demencial.
Lo deseaba con todas mis fuerzas, pero me resistía a rendirme ante la evidencia, su polla me volvía loca, sabía que si me la metía me haría daño ese enorme pollón, pero también el hecho de ser hermanos me hacía titubear:.
—¡Pero! … ¡Por Dios! … ¡Sí te has corrido! … ¡Mi Dios! … ¡Que caliente que estás, chico! ….
Una bandada de caiquenes en su migración hacia el sur, se alzo en vuelo cuando el sonoro descorche de la verga de Pablito salió expelida de mi chochito.
perrito, quería que él me acariciase mi sensible culo: —¿Te gusta si me meto así? … ¿Dime que ves? … ¡dímelo! … —¡Uy! Sí que me gusta … me encanta … —Sí … pero dime que ves … —Lo veo todo … se ve rico … eres muy linda … —¡Ay! pero descríbelo … ¡di.
Era una locura, pero seguramente papá viéndome “a lo perrito” y con la hendidura de mi concha expuesta, le debe haber excitado tanto de incitarlo a penetrarme sin cuidarse de que yo soy su hija, exaltando esta acción incestuosa.
Los labios albinos de su chocho contrastaban con el rosado pálido de sus labios menores, se veía el orificio de su vagina y las rosadas carnes empapadas en sus fluidos, mientras acariciaba su vientre plano, miré sus ojos y ella leyó en mi mis claras .
Me hace acostarme y vuelve a meter sus dedos en mi vagina, los saca empapados de mis fluidos y los esparce sobre su verga, con una mano se masturba y con la otra extrae mis jugos para bañar su pene que brilla enhiesto … después siento que toma mi man.
La Juani se había corrido en mi verga y yo todavía no acababa, la tía rápidamente ocupó el puesto de su hija y cabalgándome velozmente, se corrió junto conmigo, mi pene semi erecto expulsaba chorritos cálidos, cuando mi tía se lo metió en su boca par.
—¡Ay! perro conch’e tu madre … que me estas arañando la espalda … ¡ay! … ¡ay! … — no se en que modo me moví, pero su pene se encajo de sopetón en mi concha y me hizo gritar —¡Ay! … ¡Ay! … conch’e tu madre … ¡Ay! … ooohhh … ooohhh … ssiii … […]