Debido a los muchos supositorios que me puso mi madre, me acostumbré a que me dieran por el culo.
Un chico cuya madre lo acostumbró a dejarse meter supositorios, al entrar al seminario un compañero lo ayudó a meterse los supositorios y algo más, y así continuó hasta que se hizo párroco y el sacristán se lo metió. .