He apostado lo que no debo apostar, y en ocasiones incluso he apostado a mi mujer también.
Un adicto al juego se da cuenta que en ocasiones disfruta más perdiendo que ganando, ya que al perder termina dejando que lo penetren, cuando no es apuesta a su mujer, la que ignora todo, y él se ve en la necesidad de emborracharla y drogarla, para ver como otro hombre la penetra, hasta que…….