El comienzo con 412, parte 2
Cuando me acerqué, sentí ese suave aroma de sudor adolescente. Sin previo aviso, me incliné un poco y me lo metí completo en la boca. Sentí el espasmo en su cuerpo, pero mis manos sujetaban con firmeza sus piernas..
Chicos, estaré publicando los relatos acá en SST, pero también en este blog. La página se cae literalmente cada 20 minutos, así que para prevenir.
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Cuando me acerqué, sentí ese suave aroma de sudor adolescente. Sin previo aviso, me incliné un poco y me lo metí completo en la boca. Sentí el espasmo en su cuerpo, pero mis manos sujetaban con firmeza sus piernas..
Un reo de 17 años llamado Maikel, delgado y bajo pero muy fuerte. Un gendarme recién egresado. ¿Qué podría salir mal? PD: i’m back..
Era la primera vez que me practicaban un oral. Sentía sus dientes rozar de vez en cuando, pero lejos de molestarme, me parecía la cosa más excitante del mundo..
Su cuerpo era lampiño, pero un pequeño caminito de vellos delgados y lisos que conducía a su entrepierna comenzaba a dibujarse. Su físico era el de un gimnasta; no era flaco ni mucho menos, pero tampoco era un Cristiano Ronaldo. Estaba en un punto intermedio que le ayudaba a mantener un aspecto juve.
Había estado esperando mucho esto, pero quería más. Dejé sus labios, quedó con la boca entreabierta, sin más me fui a su cuello. Comencé a desabotonar su camisa, la corbata fue lo primero que retiré. Él solo se dejaba, y soltaba algún gemido ahogado, lo que me prendía todavía más..
El corazón me comenzó a latir fuerte. Puso ambos pulgares por encima de la pretina de la bermuda. Introdujo un poco ambos dedos y los acercó a la zona baja de su abdomen. Comenzó a tirar lentamente hacia abajo. Y así, de pronto, pude ver un bulto que me hizo abrir los ojos como un […]
Me había dado el mejor verano de mi vida. Me arrepentí por no haber hecho más cosas, por ponerme un límite cuando apenas habíamos comenzado a gozar. Quise prepararme para el momento, pero nada hubiera sido suficiente, no si se trataba de Diego..
Pude ver porfin su miembro, era gigante, largo y grueso, incluso sin erección daba susto. Sus testículos colgaban grandes también, y perfectamente simétricos..
Me sentía tremendamente ansioso, urgando cada vez más profundo, hasta que de pronto Diego soltó un gemido sonoro. Abrimos los ojos como plato, asustados de que nos pudieran haber oído..
Diego se acercó a mí y me abrazó. No había mucha gente a esa hora en la playa, y nadie nos estaba mirando. Lo abracé también y hundí mi rostro en su cuello. Su pecho se sentía cálido y el sudor no parecía molestar a ninguno de los dos..