Mi primo y yo, desde los 13 años. Parte 4
Diego se acercó a mí y me abrazó. No había mucha gente a esa hora en la playa, y nadie nos estaba mirando. Lo abracé también y hundí mi rostro en su cuello. Su pecho se sentía cálido y el sudor no parecía molestar a ninguno de los dos..
