Aún recuerdo perfectamente la primera vez que ví un coño, y ocurrió de la forma más inesperada, estaba entrando en la adolescencia y mi vecina y mejor amiga me brindó el mejor espectáculo de la vida.
Llegó a pasar vacaciones a la casa de mis padres, pero me encuentro solo con su sirvienta, la sorprendo desnuda amamantando a su hijo y el morbo de ver sus tetas llenas de leche hace que me atreva a seducirla.