Casado Infiel C-5

La tormenta que se cernía sobre nuestro matrimonio, se desató con furia y me costó dinero y la separación. .
No está demás describir a mi pequeña hija de 14 años, es sólo para que se hagan una idea.

Para ser menor de edad tiene un cuerpo como el que tenía mi esposa cuando la conocí y mi esposa tenía 16.

Media casi 1,60, una chica preciosa de pelo castaño claro por debajo de los hombros. Sus pechos eran redondos y firmes con pezones grandes y duros. Una cintura estrecha, unas caderas sin ser grandes, bien formadas, sus nalgas redondas y firmes. Unas piernas largas y bien torneadas con unos pies de muñeca.

La mañana siguiente, día sábado, despertamos tarde, como era lógico, durmiendo con mi hija, que tenía un cuerpo parecido al de su madre, y aunque así no hubiese sido, tenía mi erección matutina. Para mí era normal que eso me ocurriera pero no para mi hija, que seguramente lo sintió entre sus piernas pero no dijo nada.

– !Porqué estás acostado con la niña, depravado ! – gritó mi mujer.

– No es lo que tu piensas  – le dije levantándome rápidamente con mi erección. Lógicamente y la comprendo, al verme en ése estado, completamente desnudo en la cama con mi hija, era para pensar cualquier cosa.

– ! Sal inmediatamente de mi casa! ! Ahora ! – dijo furiosa.

– Pero, mi ropa  – dije tímidamente.

– Toma  – tirándome la ropa que estaba usando el día anterior.

– Y agradece que no llamo a la policía  – me amenazó.

– Mamá, no es lo que tu crees  – dijo mi hija mientras me vestía.

– Tu te callas, después vamos a conversar las dos  – le dijo amenazante.

Tomé mis cosas, documentos, las llaves del auto y salí. No sabía a dónde ir, entonces pensé en mi amigo, encendí el motor y me fui pensando en mi pobre hija.

– Hola! – le dije cuando abrió la puerta, me miró con cara de sorpresa.

– Hola! Pasa, pasa  – dijo haciéndose a un lado, al cerrar la puerta me abrazó y me besó efusivamente. Vestía sólo un bóxer ajustado, por lo que sentí su erección contra mi lo que produjo mi propia erección. Comenzó a desnudarme rápidamente en el dormitorio y sentándose en la cama metió mi erección en su boca caliente y húmeda, que agradable se sentía.

– Acuéstate! – me ordenó y yo sumiso obedecí. Se arrodilló entre mis piernas con su erección apuntado a mi ano, sentí algo como un vacío en mi estómago, sabía lo que venía, levanté mis piernas dejando mi vulnerabilidad expuesta, mientras que con una mano me masturbaba, con la otra rozaba mi esfinter anal como pidiendo que lo dejara entrar. Cerré los ojos y me relajé sintiendo claramente como su dureza iba penetrando hasta mis vísceras.

– Aaaah! – sólo pude decir en ese momento, después comenzó a moverse, bombeando con fuerza, sólo se oían mis quejidos, sus gruñidos y la cama que también recibía los embates.

– Suéltame! – le dije sacando su mano de mi erección ya que sentía venir mi eyaculacion y no quería que eso pasara tan luego. Pero a pesar de haberme soltado, la eyaculacion vino con fuerza y los primeros chorros casi llegan a mis labios.

– Qué rico! Me encanta hacerte acabar  – dijo con toda su dureza adentro, mientras que con mi lengua sacaba las pocas gotas que cayeron en mi mentón. Al ver éso, pasó dos dedos por mi pecho y untandolos los metió a mi boca. Mientras chupaba sus dedos él comenzó de nuevo con el bombeo, me sentía bien, sentía su miembro entrar y salir una y otra vez.

– Voy a acabar de nuevo  – le dije, sentía que algo corría de todas partes de mi cuerpo hacia mi propia erección.

– Yo también voy a acabar  – dijo bombeando con más ganas, sentí sus fuertes chorros descargandose en cada estocada a fondo. Al mismo tiempo me descargaba yo sobre mi pecho y estómago, no tan abundante como la primera vez, pero no dejaba de ser.

– Vamos a la ducha  – dijo después de haber descansado unos minutos y yo sentía lo helado de mis juegos sobre mi.

Después de la ducha tomamos un buen desayuno mientras le relataba de cómo llegué a su puerta.

– Esta es tu casa y puedes vivir aquí el tiempo que quieras  – me dijo cuando habíamos vuelto a la cama.

– Y también tu cama  – le dije sonriendo.

– Pero por supuesto que es tuya y yo también  – dijo rozando su flácido miembro contra mi muslo.

Era la primera vez que pasaba todo el día en su departamento, ambos desnudos y teniendo sexo de cuando en cuando.

– Te vas a quedar? – me preguntó en la noche.

– Sí,  a no ser que quieras que me vaya  –

– No! Siempre soñé con que durmieras conmigo una noche  –

– Ahora se va a cumplir tu sueño – me abrazó, me besó y me hizo el amor una vez más.

Me despertó mi teléfono en la mañana, el me tenía abrazado por detrás, con una mano en mi estómago y su miembro dentro. No supe que que momento entró, pero no era nada raro, entraba y salía cuando quería. Saqué su mano de mi estómago para levantarme, me hice hacia adelante para sacar su miembro, pero al sentír el movimiento me sujetó y metió su miembro a fondo nuevamente.

– Tengo que contestar  – le dije sacando su mano nuevamente, esta vez no puso problema por lo que me hice hacia adelante hasta que salió por completo. En ese momento dejó de sonar el móvil. Me levanté y fui al baño a orinar y lavarme. Volvió a sonar el teléfono, corrí a contestar.

– Aló? – era mi hija

– Hola papi, estas bien? –

– Si, hija, estaba en el baño  –

– Mi mamá dijo que vinieras a buscar tus cosas  – realmente mi matrimonio estaba acabado.