Crónicas de un seductor II. ( Gemelos)
Recuerdo de cuando penetre mi primer culito..
No había pasado ni una semana de mi encuentro con Berenice en la biblioteca, cuando descubrí que la discreción y prudencia, son conceptos poco valorados, y difícil de encontrar en una chica de 15.
– Que dice mi amiga, que tienes una verga sabrosa y que coges bien rico –
Las palabras salían de los labios de Cecilia, una rubia impresionante con ojos de color, un busto muy bien puesto de unos 32 o 34 C, con unas nalgas de campeonato, 90 – 60 – 90. Tenía un rostro hermoso, con una sonrisa hermosa que hace tiempo había dejado de ser inocente, y una mirada seductura capaz de derretir (chorrear) cualquier entrepierna masculina.
Cecy era el sueño húmedo de cualquiera que se hiciera llamar hombrecito en aquella secundaria, me atrevo a apostar que fue protagonista de cientos de fantasías adolecentes, y muchas puñetas fueron hechas en su honor, en conclusión, era la sensualidad hecha mujer.
– Me platico Bere que el otro día te la cogiste tan rico, que hasta la hiciste dudar de sus preferencias –
Al parecer, Bere se encargó de describir a detalle nuestro encuentro. Afortunadamente, mis encuentros con Anita (Mi primita de los relatos anteriores) me habían proporcionado cierta experiencia y confianza en mi mismo, de modo que no me achique.
– Se hace lo que se puede Cecy, no sé que te aya contado ella, pero cuando gustes, estoy a tus órdenes – y sin dejar de verla a los ojos – Porque la pregunta mija, se te antojo? –
Su respuesta fue una carcajada bastante escandalosa que, en el momento me desánimo un poco, pero poco a poco se transformó en una risita sexy y juguetona.
– Así de huevos Alex, a lo que vas? Órale. Mis papás salieron de viaje y regresan has mañana, como ves si a la salida nos vamos juntos y te pasas la tarde ahí. –
Acepte la propuesta sin dudar, las próximas 2 horas me resultaron eternas, solo podía pensar en que estaba apunto de cogerme a Cecy, a ver CECY.
Llegamos a su casa y efectivamente estaba sola, apenas cruzamos el umbral de la puerta, dejo caer su mochila y se abalanzó para darme un beso bastante apasionado.
– Ahora sí chiquito, que me vas a hacer he? – mientras besaba, chupaba y mordisqueaba mis labios. Me di cuenta de primera mano que ella contaba ya con bastante experiencia en materia sexual, en el fondo no me sorprendió, saben siempre he creído que, cuando una mujer inicia su vida sexual a temprana edad, su desarrollo físico incrementa en tiempo y proporción, es decir, se ponen buenísimas, pero bueno, eso no es el punto.
Nos quitamos la ropa el uno al otro con desesperación, y de pronto – Hay wey, pinche Bere no anda tan perdida, todo eso es para mi solita – la tome de las nalgas y la cárcel hasta el sillón que estaba a escasos 3 metros, comencé a lamer su puchita de arriba a abajo para abrir sus pliegues, poco a poco se fue mojando mientras yo seguía con la lengua de arriba a abajo hasta que llegue a su clítoris, lo chupe y lamí por un buen rato hasta que de su puchita broto ese nectar divino.
Sin darme cuenta como, se incorporó y me empujó sobre el sillón, tomo mi verga con una mano y se montó solita. – Que rica verga papi, se me fue toda – y comenzó a cabalgar de atrás para adelante, yo tenía frente a mi sus tetas y no perdí el tiempo, empecé a chupar una a una, mientras con mis manos no dejaban de masajearle las nalgas, y acompañar sus movimientos, eventualmente la jalaba hacia mi, para hacer más profunda la penetración.
Así estuvo cabalgando unos minutos hasta que pude sentir como me empapaba toda la verga y los huevos con sus jugos, había comprimido su puchita al momento de venirse y yo sentía como si se quisiera fundir conmigo. En ese momento cruzo por lo mente que, si deseaba seguirmela cogiendo, tenía que imprecionarla y dejarla más que satisfecha.
La cargue de nuevo y gire, de forma que ahora ella quien estaba semirecostada en el sillón, sin sacarle la verga, junte sus piernas y las apoye en uno de mis hombros.
– Te gusta mi verga putita, te voy a tratar como te mereces puta- le dije mientras bombeaba tan duro que podía sentir como rebotaban sus nalgas en mi ingle. – Así papi, dame duro, méteme toda tu verga. –
La abrí de piernas y la tome de los tobillos, podía ver cómo entraba y salía mi verga, podía notar lo hinchado de sus labios, y también pude notar como se venía de nuevo. Eso me prendido aún más que la tome de la cintura ha hice que encorbara un poco la espalda, podía sentir como sus jugos chorreaban entre mis huevos.
Estaba por terminar cuando lo escuché y me sobresalté tanto, que solo pude atinar a sacarsela y cubrir mis verga con un cojín.
– Todo eso para ti, pinche come sola- se trataba de Guillermo, el hermano gemelo de Cecy. Un chavo igual de 15 años, delgado, de bien ver, rasgos finos como los de Cecilia. Sobra mencionar que me saque mucho de onda, pero lo que en verdad me sorprendió más fue la respuesta de ella.
– Que pasó mijo, creí que no estabas en casa, apoco se te antojo – Mi desconcierto fue tal que perdí la erección.
– Pues a mí sí, pero no creo que él quiera, mira ya se le durmió – dijo Guillermo riendo tímidamente.
– Alguna vez te has cogido a un hombre Alex? – No, como conteste aún confundido con lo que estaba pasando, aunque he de confesar que la idea no me resultó desagradable, estaba por darme cuenta que mi mente y curiosidad sexual estaba por encima de los parámetros » normales »
– Quieres – dijo Cecy mientras extendía una mano a su hermano y con la otra frotaba mi verga. dudé un momento hasta que por fin me decidí.
– Va, que puede pasar, que me guste culiarme a un hombre – Me acomode en el sillón, y entre los dos hermanitos comenzaron a mamar mi verga y chupar mis huevos, era primera mamada doble que me daban en mi vida.
Cecy se montó de nuevo, pero ahora dándome la espalda, mientras Guillermo no dejaba de lamer y chupar mis huevos. Llegó el punto en el que nos lamía a ambos al mismo tiempo. Se desnudo rápido u comenzó a masturbarse con la imagen de su hermana cabalgando mi verga.
Guillermo acerco su tracero a Cecy, y ella comenzó a masturbarlo, al tiempo que lamía y dilataba su ano, primero un dedo, luego dos, hasta que introdujo el tercero y comenzó a meter y sacar. Yo por mi parte seguía cogiendome a Cecilia, hasta que tuve una visión en mi mente de meterle la verga a Guillermo.
Lo acostamos sobre el sillón, con un cojin en la cadera, Cecy se montó sobre el para que diera sexo oral, mientras no dejaba de chuparmela a mi, de pronto, puso mi verga apuntando al ano de esté, y sin decir nada, la introdujo de un solo golpe.
No sé si fue la sensación de ese ano, más apretado que cualquier puchita hasta entonces conocida o el acto en si mismo, que comencé a moverme como si de una mujer se tratara.
– Que rico te coges a mi hermano, te gusta su culito – mientras me abrazaba y comenzó a besarme de nuevo, no se cuánto tiempo paso, solo recuerdo los pujidos y jadeos de Guillermo. De pronto comencé a moverme más y más rápido, mi verga penetraban su culo cada ves más profundo, podía sentir sus entrañas, hasta que de pronto, no pude más y tuve la sensación de terminar, sin embargo, la presión de su culito me impedía hacerlo, Cecy noto esto y se apresuro a bajar a mi verga, la saco de golpe y recibo todos mis mecos en su lindo rostro.
– Está lechita es mía nada más – mientras me daba una mamada de campeonato hasta dejarme ligeramente seco. – Te gustó papi, te gustó cogerme a mi y a mi hermanito juntos –
Claro que me gustó, es más me encantó. A partir de ese día encontré unos compañeros invaluables y, a la fecha, consejo su amistad, Cecilia y Guillermo se han convertido en mis cómplices en varias y repetidas aventuras, en las cuales también con el tiempo, se nos unieron mi primita Ana y Bere, junto con su novia en turno.
En la actualidad tenemos una especie de comuna, un grupo swinger intersexual, que hemos mantenido desde hace ya bastantes años, y es con su consentimiento que próximamente les contaré cómo nos conformamos y las horas de placer que hemos vivido juntos.
Si les interesa conocer las historias, comenten y háganmelo saber. Saludos hasta donde se encuentren leyendo esto.
muy buen relato….