La Sucursal II
Seguimos adentrándonos en la Sucursal. Conocemos un poco a Jeremías y a las Representantes..
Jeremías permanecía en su despacho disfrutando de un buen puro, una excelente copa de vino y la mamada de una mujer, ya madura, que se trataba su polla hasta el final sin emitir ninguna arcada ni ruidos extraños. Jeremías disfrutaba de una felación silenciosa. Lo único que le apetecía oír era el aspirar de su puro y el sorber de su copa.
Jeremías ya era un hombre mayor. En los sesenta años. Pero aun así en buena forma. Alto y fornido. Un cuerpo de gimnasio que llamaba la atención por donde pasaba. De ojos azules y penetrantes y una barba cuidada.
Dos muchachas más jóvenes, totalmente desnudas, salvo por una tobillera de plata en su tobillo derecho, permanecían impasibles, una a cada lado del sofá. Dentro de la Sucursal hay un montón de muchachas de toda edad y condición que tan sólo llevan como marca esa tobillera. Son las llamadas Representantes.
Su labor, dentro de la Sucursal, es mantener satisfechos a los clientes con una excepcional y entregada atención, haciendo agradable la espera de los invitados con el servicio de copas, drogas y la preparación de las muchas habitaciones donde luego se realizarán las más variadas depravaciones sexuales. Los clientes tienen literalmente prohibido mantener relaciones sexuales con las Representantes salvo que el propio Jeremías lo consienta.
Mientras se corría de forma copiosa en la boca de la mujer, Jeremías observó por las cámaras como las últimas clientas, un grupo de jovencitas que celebraban una despedida de soltera, abandonaban la estancia entre gritos emocionados y alegres. Se habían dejado un auténtico pastizal económico sólo para ver como la novia era literalmente violada por 3 de los negros más dotados de la Sucursal. Lo que en principio había empezado como un tres para una se había convertido en una orgía en la que todas fueron follados por los negros mientras se comían entre ellas.
Jeremías era uno de los mayores traficantes de personas del planeta. Compraba, vendía, alquilaba personas para uso y disfrute de aquellos que pudieran pagar sus tarifas. Incluso, algunas personas, como estas jóvenes fiesteras, habían concedido que se subiera el vídeo a la red a cambio de un pequeño beneficio económico. Generalmente insignificante en comparación a lo que Jeremías ganaba.
-¡Shisia! Esta mujer ha cumplido con su palabra. Llévala a la planta de abajo. Que Takura le dé una habitación. Tu obligación será explicarla las normas de la casa. Los horarios y sus labores dentro de la misma. No quiero ningún fallo o tu asumirás sus fallos. ¿Ha quedado claro?
– ¡Sí, Señor! – una mulata pequeña, quizás todavía en edad no adulta. De pelo rizado largo. De pechos grandes y generosos y una cintura fina que resaltaba su culo ya no tan virgen. Jeremías, recordaba el primer día que la niña entró en la Sucursal.
Su padre tan sólo solicitó una habitación para él y ella. En ella se la follo de todas las formas posibles hasta que se hartó de ella. Después solicitó una de las mascotas de la Sucursal, un gigantesco Dogo que literalmente la partió en dos cuando su polla entrenada entró en su culo de golpe.
Jeremías la compró por un buen precio. El padre estaba harto de sus faltas de respeto y de autoridad. El hombre vio el dinero con un brillo en los ojos y prefería una vida tranquila sin hija y con una pequeña fortuna en sus manos. Shisia se había convertido en poco tiempo en formadora de las nuevas Representantes y hacia su trabajo con verdadera devoción.
– Te dejo que la uses para que te corras con ella… – Jeremías sonrío mientras le metía un dedo en el culo a la niña que se dejó hacer ofreciendo su culo a su amo.
la apoyó con delicadeza sobre la mesa y apuntó su polla al pequeño, pero ya dilatado agujero de su Representante. La negrita tan solo Timoteo agradecida cuando noto como su culo era invadido por el gran falo del hombre maduro hasta que sus huevos rozaron su vagina.
Jeremías empezó un mete saca, suave y tranquilo. Hacía poco que se había corrido y quería durar un poco más en el culo de Shisia. Hizo un gesto a la otra Representante que acercó a la madura haciendo que se pusiera de rodillas, una a cada lado de Jeremías.
Shisia tan sólo emitía gemidos silenciosos. Hasta para eso, Jeremías quería silencio. Sólo Akane, la maestra de los Representantes, tenía permiso gemir cuando se acostaba con Jeremías.
Tras varios movimientos dentro del culo de Shisia, Jeremías saco su polla y se la piso a la madura en la boca. Ésta empezó a engullirla mientras la otra Representante le comía el culo a Shisia que se corría apretando con sus manos el borde de la mesa y notaba como sus muslos se empapaban.
Volvió a ocupar el agujero de Shisia que volvió a gemir silenciosamente. Su cuerpo empezó a brillar por el sudor del sexo cuando Jeremías aceleró su velocidad agarrando la fina cintura de la muchacha.
No se acostaba con todas sus Representantes. Akane era su favorita. Con ella tenía todo el sexo del mundo. Siempre abierta y siempre dispuesta. De Shisia quería su culo. Roto por un perro. Para él lo más morboso. Y alguna más que se había ganado el derecho.
Volvió a sacar la polla del culo de Shisia y está vez la dirigió a la boca de la otra chica de rodillas que también la chupó con ganas. La mujer madura siguiendo el ejemplo le empezó a comer el culo a Shisia, que entre la polla y las lenguas se derretía de placer.
Volvió a meter su polla en el culo de Shisia. Está vez grito de forma placentera. Jeremías respondió con un golpe seco en su nalga mientras le susurraba algo al oído. Aceleró aún más sus movimientos empezando a gemir cuando se derramó dentro de su propiedad de forma abundante. Siempre lo hacía. Ese culo para Jeremías era mágico.
Señaló el culo de Shisia a la madura. Un agujero abierto que empezaba a soltar el semen de la corrida. Se limpió su polla en el liso pelo de la otra Representante que se levantó y volvió a su posición original poniéndose detrás de Jeremías. Ambos observaron como la novata limpiaba el culo de la pequeña mulata.
Shisia se recuperó de la mejor forma posible, aunque el brillo del sudor de su cuerpo la traicionaba. Eso y el charco de sus fluidos en el suelo. Sin preguntas y sin esperar órdenes, Shisia se fue con la novata.
Jeremías volvió a su sillón. La Representante se puso a su lado sin dejar de mantener la posición. Por las cámaras vio como sus chicas empezaban la limpieza del local y de las distintas habitaciones y estancias. Era otra de las labores de las Representantes, dejarlo todo limpio para que los nuevos clientes estuviesen cómodos.
Hizo cálculos. La noche había sido bastante provechosa para él. Sonrío divertido mientras apuraba su copa. La muchacha desnuda ya tenía una botella en sus manos y le servía otra copa con una sonrisa agradecida.
-¡Señor! – la voz de un hombre se escuchó por la pantalla. Un hombre de rostro oriental apareció. Serio y adusto. Un brillo de ira en sus ojos.
– ¡Takura! Shisia ha ido a buscarte con una novata. No te preocupes la he mandado yo.
– Eso ya lo sé, Señor. – Takura sonrío con desgana. – La pequeña está cabalgando de forma desesperada en la boca de esa novata. Al parecer tenía su permiso y lo dejé hacer. Pero tenemos un problema que afecta a las normas de convivencia. Debería venir ahora mismo.
– ¿Hay que avisar a alguien más?
– A todas las Representantes, Señor. Yo ya he avisado al Cuerpo. Intento contactar con Akane, pero siempre que está limpiando la barra del bar se deja el localizador en la habitación.
– Ya hablo con ella cuando la vea. Reúne a todos en el Gran Salón. Yo iré con Akane.
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