Nadando en aguas desconocidas.
Un joven se lesiona nadando y debe ser atendido por el médico..
Era un día muy normal, como otro cualquiera. Angel nadaba de un lado al otro de la piscina en el estilo libre, cuando de pronto siente un tirón en su muslo derecho. Con un gesto de dolor, se acerca al borde de la piscina y llama a Roger, un compañero de entrenamiento y le pide que lo ayude a salir. Este lo hace y le pregunta preocupado que le pasa.
– Me duele un poco la parte interna del muslo – dice Angel – Mientras se toca su gemelo.
– Tendrás que ir a ver al médico – le dice Roger – Y eso es ahora mismo, porque el debe revisar qué pasa y más ahora que la semana entrante nos vamos para el torneo clasificatorio.
Al decir esto, Angel no protestó, aunque en su cara apareció el fantasma de la desconfianza o malestar. Resulta que el médico no le caía muy bien que digamos, ya que había existido un leve roce entre ambos hace un tiempo atrás.
Pero bueno. Ambos llegaron a la consulta del médico y este los recibió.
– Hola. ¿Sucede algo?
Roger explicó lo que le había dicho Angel, ya que este seguía mirando con desconfianza al médico. Solo agregó que era necesario que revisara la zona afectada para comprobar que no fuera algo grave.
– Tranquilo, Angel. – Dijo el médico con voz afable – Verás que es algo sin importancia. Roger, si quieres puedes irte a tu entrenamiento. Está revisión debe hacerse con calma y muy detalladamente.
A Angel le pareció que dijo esto con una media sonrisa, pero no hizo mucho caso. Pensó que se estaba poniendo paranoico.
Roger se fué y en la consulta solo quedó Angel y el médico que se llamaba David. Este le pidió a Ángel que se acostara en la camilla para examinarlo. Este obedeció y se acomodó en la camilla, casi cama de la consulta. Estaba un poco turbado debido a que solo estaba el con el médico y además casi desnudo, solo con su truza roja de spandex y algo húmeda, dónde se notaba perfectamente su miembro descansando a un lado.
David, el médico, entró en la consulta con unos guantes en cada mano y un pomo de algo que parecía aceite o ungüento. Se sentó a su lado y le dijo que abriera las piernas para revisar el área afectada. Angel lo hizo y el comenzó a tocar y apretar levemente la zona interna dónde se encuentra su gemelo. Debido a la posición de su mano, está rozaba a cada rato el bulto marcado en la truza de Angel. Incluso, en una ocasión, estiró sus dedos hasta la parte baja de sus testículos y los movió de forma circular por toda esa zona.
Angel se comenzó a preocupar. Esos roces tan raros, comenzaban a hacer efecto en el y en su miembro. En parte, porque hacía varías semanas que no tenía sexo con su novia y cada mañana se levantaba con una erección de campeonato, pero aguantaba y trataba de olvidarlo por sus entrenamientos. Pero ahora, en la comodidad de la cama, y el masaje empezó a sentir que su miembro pulsaba por levantarse.
Trato de ver y efectivamente, su truza revelaba un bulto más grande de lo normal y si pene comenzaba a ponerse duro. Sabía que era inevitable la erección y trataba de pensar en otra cosa pero no podía. Su pene seguía parándose y levantando la truza, cuando de pronto, siente que David quita las manos de repente.
– ¡Oh! Creo que se enojó. – Dijo Angel para sus adentros.
Pero David le dijo:
– Lo de la pierna no es nada grave, solo descanso. Pero en cuanto a esto (decia señalando su erección), puedo ayudarte si quieres.
– Disculpa, yo… – Dijo Angel, sin saber que decir, pero muy excitado a estas alturas.
– No es necesario que te disculpes – Dijo David. Mira esto.
Y sin más, bajo la truza de Angel con ambas manos y el pene de este saltó totalmente erecto y con una gota de líquido preseminal en la punta.
– No te preocupes, nadie se va a enterar – Dijo David, acercando su boca al pene erecto de Angel.
– Espera, yo… ¡Ah! – Dijo Angel, mientras sentía que algo caliente como un horno devoraba centímetro a centímetro su verga parada. Creyó morirse. David lo chupaba muy bien. Y masajeaba sus testículos además. Le provocaba un sin fin de sensaciones desconocidas. Ni con su novia lo había experimentado. La boca de David subía y bajaba por todo el largo de sus 22 cm y Angel no quería que se detuviera, disfrutando, sintiendo. En una ocasión, David subió, chupando hasta su glande y comenzó a mover la lengua por su frenillo y alrededor del glande, sin sacarlo de su boca. Angel, al sentir eso, sintió que iba a eyacular. No podía aguantar más. Se lo dijo entrecortadamente a David para que este se retirara, pero al contrario, chupó aún más duro, sacando toda la leche acumulada de Angel.
Fue algo violento la cantidad de semen que salió, chocando con la garganta de David, que luego de la corrida de Angel, siguió chupando su pene que seguía duro, mientras este se retorcía de placer.
Un rato después, Angel salió del consultorio. En su truza, se notaba aún el miembro semi erecto, pero ya la molestia y la tensión había sido resuelta.
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