Perver (pt.3)
explorando nuevos horizontes.
Pt.3
Al siguiente día a eso de las 9:00am Ana me lleva rio arriba para buscar algunas cosechas de la parcela de su familia, el viaje de ida fue como de hora y media. Por suerte era un camino plano con árboles altos y frondosos, por el otro lado casi siempre se veía el rio. Como a medio camino paramos en un pozo medio oculto para descansar ya que la carretilla estaba algo pesada.
—bueno creo que este es un buen lugar para castigarte por lo de ayer—, me quedo viéndola por un momento si saber que hacer, —¿o podemos decirle a tu papa lo que hiciste? —
—ok, que tengo que hacer —, le digo resignado, pero al mismo tiempo entusiasmado.
—bájate el pantalón y ponte de perrito —, en esa siento la primera nalgada y luego en la otra.
—¡ay! —, aunque era una rara sensación ya que no era expresión de dolor y usualmente lloraría, pero con sus nalgadas lo que hacía era darme punzadas que me ponía dura la verga.
—mírenlo, te gusta que te pegue. Un castigo así no sirve —, lo dice con una gran sonrisa, se desnuda de la parte baja y se me sienta piernas abierta frete de mí, —chúpamela —, obedientemente meto mi lengua directamente por su coño, —¡ay si! Rico, vamos no te quedes pegado ahí lámeme toda —, entre jadeos movía sus caderas, luego de un rato me detengo, —¿Por qué te detuviste? —.
—ya me cansé y ni una mamadita para mí con lo duro que estoy —
—ok, está bien, pero recuerda que es un castigo y quizás no te guste —, queriendo la mamada me le puse al frente y veo que ella destapa un condón.
—¿para que el condón? — le pregunto intrigado.
—para algo — y me la empieza a chupar como toda una depravada, para ella no era nada su lengua jugaba con mi verga y mis bolas al mismo tiempo y su mano acariciaba mi pierna hasta las nalgas entretanto siento que con su otra mano empieza acariciarme el ojete, pero yo no decía nada la sensación babosa y suave del condón me agradaba cada vez que pasaba sobre mi culito hasta que de repente mete su dedo.
—¿Qué haces, sácalo? —, pero ella me ignora mientras continuaba con mi verga en su boca y movía su dedo dentro de mí.
—vamos, relaja el culo —, como vio que no aflojaba continuo de todos modos, sacaba y metía nuevamente su dedo, cada cierto tiempo me jalaba el condón ya que de tanto mete y saca. En ese punto no sabía si pegarme más fuerte de su cara o parale más el culo, luego de un buen rato ella decidió que era hora de bajar.
A llegar a la casa aun sentía raro mi culo que por curiosidad me metí el dedo en el baño, estaba suavecito y el dedo entraba facilito.
Luego de que me capturo con Auris no me dejo más a solas con ella y las veces que lo hacía con Ana agarro la costumbre de meterme el dedo, eso se repitió un par de veces en la semana hasta que nos fuimos.
Los siguientes días en mi casa mi libido volvía a la normalidad es como si ese pueblo fuese una especie de afrodisiaco para mí, los días en la escuela transcurre con normalidad, mantengo una relación aceptable con mi madrastra y su hija. Pero una noche de diciembre cuando dormía en la misma cama de mi hermano en la casa de los padres de Carolina me desperté calenturiento mientras todos dormían y comencé a masajearme los huevos, mover mi verga de un lado a otro e incluso le empecé a puntear a mi hermano, tenía ganas de meterlo en algo, aunque me detuve al poco tiempo y traté de no pensar en nada hasta que se me bajara y volví a conciliar el sueño. Después de eso traté de no hacerle nada, no quería corromperlo tampoco es que tuviera mucho chance porque nunca me había dejado solo con él, pero no hubo necesidad de que yo lo corrompiera o eso pensé en ese momento ya que un día mi hermano y yo habíamos ido al pueblo a pasar el rato, pasado como una hora nos regresamos a casa y escucho suaves gemidos, rápidamente le tapó la boca a Carlos antes que fuera a decir algo y le digo que haga silencio y abro con cuidado la puerta de su cuarto, cuando miramos vemos como mi Papá se la clava a Carolina esta solo gemía mientras pedía más y más en cambio mi hermanito que apenas tenía tres años no entendía lo que sucedía. Al momento ya no aguantaba así que me saco la verga entre el pantalón sin que Carlos se diera cuenta, me arrodillo y comienzo a puntearlo mientras continuamos viendo como tenían sexo, a los minutos mi papa le da con más fuerza hasta que se tira a un lado de la cama allí ya me había guardado mi verga para irnos, pero veo que Carolina le quita el condón y se lleva a la boca la flácida verga de mi padre dándole una buena chupada. De ahí me aparte y me lo lleve nuevamente al rio.
—¿Qué estaban haciendo? —, pregunta Carlos con su cara inocente, —y también se me tío el pipi de papa en la boca —.
—Es lo que los adultos hacen cuando se quieren, pero no le digas a nadie lo que viste o lo que dije —
—¿y que se siente? —
—bastante rico —
—¿de verdad? —
mi mente estaba toda contaminada, pensaba en cómo lo hacían, a medio camino me meto con mi hermano por unos matorrales y le bajo el pantalón, —así se siente —, siento como su pipicito se levanta en mi boca, —¿te gustó? —, con una sonrisa dice que si, —ahora sabrás lo que sabe — extiendo mi mano y le pido que me la escupa, una vez su saliva en mi mano me lo unto en mi verga deseosa, después le pido que abra la boca y la chupe (—uf…, tenía tiempo —) era lo que pasaba por mi cabeza a pesar de que no lo hacía muy bien, pero era muy agradable así continuamos por unos cuantos minutos hasta que se hartó porque quería que siguiera haciéndolo, antes de irnos le dije que no le dijera a nadie porque eso era malo.
Lo siguientes días me tenía algo preocupado que se le fuera a escapar algo, pero ya que no dijeron nada me relaje porque supo guardar el secreto por lo menos hasta ahora. Un día mis abuelos se vienen a pasar unos días en nuestra casa antes de ir al pueblo donde pasé las vacaciones desde esa noche me dieron por meterle un dedo en el culo a mi hermanito, los primeros días solo se lo pasaba por encimita y luego comencé a meterle la puntica de mi dedo medio, el incluso paraba el culo, quería meterla en algo y me pajeaba pensando en Ana, pero en vano porque aún no podía llegar.
Tras haber pasado un año mi hermano le faltaba poco para cumplir los cuatro en esa edad ya le podía meter mi dedo sin problemas. Me sentía afortunado por tener alguien para satisfacer mi curiosidad sexual, era fácil de tratar porque confiaba en mi como su hermano mayor. una la escuela a veces había mis compañeros hablaban sobre temas sexuales, pero no me sentía cómodo así que me aparté así que me puse a pasear por cada rincón de la escuela y de repente en esa caminata al cruzar en una esquina por detrás de las aulas agarré de sorpresa a un chamo como se masturbaba mientras miraba a las niñas por la ventana del baño, pero se dio cuenta que lo vi y rápidamente se guarda su dura verga.
Dos días después lo volví a ver, pero esta vez en la biblioteca.
—tu otra vez —, me dice al verme, —gracias por no decir nada —.
—no es la primera vez que veo algo así —, y me siento en la misma mesa con él.
—¿ah sí, aquí en la escuela? —
—no, pero no te voy a decir —.
y por ahí empezó la conversación enterándome de varias cosas, como que era hermano de la bibliotecaria cosa que no sorprendió ya que a él lo había visto varias veces, pero no sabía qué hacía acá, se llamaba Manuel, tenía 20 años y de que no era la primera vez que se masturbaba viendo las niñas en el baño mas no me dio detalles de más nada. De ahí en adelante el recreo solía pasármela hablando con él en especial porque llevaba dulces de panadería para ambos o chucherías que no solía comprarme con lo que me daba para la escuela a veces de lo que me compraba le llevaba a mi hermano, cuando comíamos él prefería mantener la puerta cerrada, aunque de igual modo los niños no iban a la biblioteca en recreo. Un día llevo taza de crema pastelera con fresa y una gran barra de chocolate, pero era para él. en cambio, a mí me dio un pan dulce, me sentí decepcionado porque pensé que me diera una de las dos cosas ya fuera la crema o el chocolate entretanto cuando comíamos nuestros panes.
—¿Qué tienes? —.
—nada —.
y nos quedamos un minuto de silencio.
—estas molesto —.
—no para nada —.
—vamos, dime que tienes —.
—que no estoy molesto, pero pensaba que me darías la crema o el chocolate —.
—jajaja…, solo era eso —, y continúo comiendo mi pan en silencio, —pero si tu no pones nada para comprar no puedes exigir nada —.
—no estoy pidiendo nada —
—pero lo quieres, se te ve en la mirada —, tras decirme eso volteo hacia otro lado, —vamos, no te molestes. ¿lo quieres, gánatelo? —, se baja el cierre y deja salir su verga ya erecta.
—¿Qué quieres que haga? —, pregunto nervioso, aunque al mismo tiempo a mí también se me paró.
—no sé, tu dime —.
Y me quede viendo por un minuto como movía su mano lentamente de arriba hacia abajo así que me acerque y se la agarro. Estaba caliente y super dura por lo tanto procedí a pajearlo moviendo mi mano a un ritmo constante.
—¿te gusta así? —.
—sí, está bien, pero esto no será suficiente en cambio sí lo chuparas hasta que yo te diga no me molestaría regalarte las cosas, pero conste no te estoy obligando —, pero me quedo un momento pensativo, —mmm. Creo que estoy podría ayudar —, y se unta un poco de crema pastelera en su glande, —mira, el postre quieres y a la vez me ayudas a mí también —, dice eso con una sonrisa descarada.
no sé porque lo hice, pero al darme cuenta ya estaba de rodilla entre sus piernas y me deje llevar así que abrí mi boca y me trague su verga hasta que me tocaba el fondo de la garganta fue delicioso sentir el dulce, por lo tanto, se la empecé a chupar como Ana solía hacerme.
—¡ay si!, sabía que estaría rico, pero no esperaba que lo hicieras tan bien —, ese comentario hiso que buscara de hacerlo mejor hasta que empecé a sentir un sabor feo.
—¿Qué es esto?, sabe raro —
—no te detengas —
—pero no me gusta ese sabor amargo —
—si no lo haces no querré darte los dulces aun así vamos a ayudarte un poquito —, y unta nuevamente crema.
Ahora el dulce se combinaba con la baba amarga, pero fue más tolerable para mi así podía darle una mamada con gusto hasta que de repente me sujeta por la cabeza y me pide que no escupa nada porque podrían descubrirnos y siento que me presiona contra su mientras me soltaba los chorros en mi boca, no sabía que hacer solo trataba de que no escupir nada. Me mantuvo presionado como por un minuto, luego me da la bolsa de papel y escupo la gran baba blanca y lo echo a la basura. Aún tenía ese mal sabor sentía ganas de escupir, pero el medio aun cucharada de crema para quitarme el sabor, prácticamente me enjuagué con la crema y tragué.
—¿ahora puedo tomar el chocolate y la crema? —.
—por supuesto que sí, no sabía que lo harías tan bien, ¿ya lo habías hecho antes? —.
—no —, su cara de incrédulo me dijo todo mas no pregunto más nada.
—dale, ve a tu salón, que ya acabara el recreo. Tristemente así fue porque sonó la campana.
Cuando llegue a casa Carolina me quito la mitad de la crema y mi hermanito también se pone a pedirme al punto que ya me estaba fastidiando así que espere a que Carolina se fuera a tomar una siesta e hice lo mismo con mi hermano unte mi pene con crema y lo puse a mamar por un rato mientras le metía un dedo en su culo el cual también le había echado algo de cremita.
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