A LA MIERDA, HERMOSO!!!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tendría yo seis, siete, ocho años, y aquel chico de nuestra zona, era un verdadero placer para mí mirarlo.
Era él el hijo de una familia harto rica y además poderosa, y además de ese encanto que la riqueza material de por sí dá, aquel chico, tenía verdaderamente un poder seductor y una fuerza conquistadora, que parecía como otorgada por el mismísimo diablo.
Era todavía él un niño sólo algunos años mayor que yo, pero ya su encanto, movía montañas.
Yo, una niña pobre, sólo me contentaba con admirarlo, y crecer viendo aquél su avasallante poder seductor, su soltura, y su orgullo sabiéndose centro de aquella realidad que lo rodeaba.
Poco a poco, comencé a ver su verdadera faceta: Era, un tipo verdaderamente malo.
mala leche como decimos por aquí; con una maliciosidad decididamente perversa, y esa impunidad en todas sus canalladas que su estatus le regalaba.
Apañado por la policía que era servil defensora de los intereses de sus poderosos padres, aquel muchacho, liderando un grupito de secuaces que seguían sus órdenes, solía capturar muchachas a las que ultrajaba en deplorables violaciones que quedaban siempre, obviamente en la más absoluta impunidad.
Hasta alguna que otra muerte.
se llevaron sus aberraciones conocidas.
Yo, mujer al fin y poseída por aquel amor que a las mujeres suele nubilarnos cualquier espíritu censurante, solía cerrar mis ojos ante tan aberrantes realidades que lo mostraban como verdaderamente él era, y mis sentires afectivos.
continuaban fieles a su encanto como endemoniado.
Mi edad adolescente fue llegando mostrando en mi femenina figura esas gracias que en los varones las pasiones despierta, y aquel rico y arrogante muchacho.
comenzó en mí, a poner sus ojos.
sus hermosos ojos de lujuriosas miradas.
En mi femenina alegría, el orgullo comenzó a regalarme ilusiones.
Pero él.
era él: un verdadero cerdo incapáz de de sentir sentimientos sanos.
Comenzó a decirme las más salvajes groserías puercas, y vivía amenazándome con sacarse en mí sus cochinas ganas, si no accedía yo a cumplir sus deseo impositivos.
Entonces, aquella noche.
noche fatal en la historia de su puerca vida, el destino quiso, que coincidiéramos los dos, en aquella nocturnal fiesta primaveral allá en un apartado parque donde una fiesta, se celebraba.
Alla a aquella fiesta con unas amigas fuí, y allá andaba también.
él.
En determinado momento me aparto de mis amigas para ir a saludar a una profesora del colegio que allá también andaba y apartada del bullicio festivo se hallaba con su esposo en su vehículo, cuando, antes de marcharse, me llama para que vaya a saludarle, y allá.
voy.
Charlábamos con mi profe en ese lugar antes de ella por fin despedirse, hasta que por fin.
se despide.
Y el vehículo.
se aleja.
Yo, ahí en ese lugar, quedo sola, y a una distancia bastante alejada, del festivo lugar.
En un sector, dominado por las penumbras, y una vegetación abundante.
-"Así era como quería atraparte, putita!!!" lo veo saltar sobre mí, apareciendo como un demonio, saltando desde unos matorrales.
¡él!
Cae sobre mí pesadamente comenzando con avasallante grosería a arrancarme las ropas, desnudándose también él, con velocidad asombrosa.
Entonces.
sucede aquéllo:
-"Cerdo!!!" Estalla aquella femenina voz y enseguida otra, repitiendo la misma palabra al tiempo que, cayendo sobre él y con brabura de fieras, comienzan a neutralizarlo dominándolo con asombosa rapidéz, demostrando una presteza poco común en mujeres que una acostumbradamente conoce.
eran, dos inmensas mujeres jóvenes, sí, pero dueñas de una exuberancia y un poder de acción, no común en el ordinario vivir.
-"Supimos desde que te vimos salir tras la niña, que tus sucias intenciones eran precisamente éstas, cerdo inmundo!!!" -le decían, mientras ya amarraban en sus muñecas aquellas medias que una se había quitado con velocidad de luz, y también los pies, se los iban amarrando con aquella remera que él mismo se había quitado al desnudarse, haciéndola una de ellas trizas antes de amarrarlo, amarrándole ahora, los pies por los tobillos.
-"Norka, urgente ve y trae el automóvil!!!" -Exclama una, y la otra sale presta, a cumplir tal misión.
-"Tranquila, niña, tranquila, que aquí nosotras.
y tú también, claro que sí, pondremos a este maldito en su correcto lugar!!!" Exclamó la que ahí sobre el muchacho ahora estaba sentada, apresándole las bolas con una mano.
Los gritos que aquel muchacho largó, fueron inmediatamente silenciados ante la potente amenaza de la mujer que le gritó que callaba ya, o sus huevos eran destruídos de inmediato, por aquellas manos que decididas estaban a ello, y
mudo.
mudo, él de inmediato quedó.
-¡Sabemos ya quién sos, cerdo maldito, y andá sabiendo desde ya, que en este momento, empieza el fin de tu cochina historia!!!" La mujer le dijo.
Las luces del auto que velozmente se acercaba, mnostraba a la otra mujer, que de inmediato, ahí junto a nosotros, frenó.
Rápidamente descendió dirigiéndose hasta la puerta del baúl trasera para levantarla abriéndola, y entre las dos y con rapida eficacia asombrosa, lo introducen adentro, habiéndolo levantado una de ellas -vale decirlo-, atrapado de las bolas así llevándolo colgado por el aire, ese corto tramo que los separaba de donde lo tenía capturado, y el vehículo esperando.
El grito de dolor se ahogó, cuando el portazo del baúl se cerró dejándolo adentro atrapado.
-"¡Vamos!!! Y vamos también tú con nosotras, querida niña, que tú serás parte importantísima en la lección total a esta escoria!!!" Exclamaron las mujeres, y ya, al vehículo entramos.
Como una saeta.
partimos de allí.
Mientras marchábamos, contándoles iba yo, mi historia y la de aquel tipejo.
En ellas, dibujábase el más hirviente odio hacia él, y en sus ojos parecían refulgir chispas sinó llamas que candentemente salían.
Sus dientes apretados y las palabras más duras, brotaban anunciando las cosas que aquel maldito, iría a vivir.
en lo que de vida le quedaba.
Eran aquellas mujeres, DOS EXPERTAS DOMINATRICES.
Dos inmensas y también hermosas mujerzonas, sedientas de dominación a un macho alfa.
de torturarlo y vejarlo, de someterlo y avasallarlo.
Aquel flamante y estupendo alta gama, volaba ahora por una ruta rumbo a un sitio vaya a saberse dónde.
Llegamos.
Y llegamos, a una apartada finca rodeada de bosques y soledad absoluta.
Una inmensa mansión, que no era sinó un verdadero antro de la femenina dominación extrema, por doquier sobresaturado de los más abundantes implementos de la tortura y el avasallamiento de machos.
Aquel descenso, aquella inmensa arrogancia al abrir ellas aquella puerta donde venía él atrapado, era un poema sinceramente, ver.
lo bajaron prácticamente a golpes, y era él, un desesperado cúmulo de rabia e impotencia donde su llanto, ahora mostraba su verdadera cobardía veráz.
Le gritaban ellas su destino ahí iniciante, y él aullaba no queriendo aceptar tal cosa.
Yo, ahí dejándome por él ver tal cual así ellas me lo habían indicado, sonreía mirándolo, y en mi sonrisa, dibujaba aquella sorna que también, mis nuevas amigas habían sabido indicarme mostrarle.
Fue llevado hasta cierto aparato de gruesas maderas y hierros dode completamente desnudo fue él amarrado, y allí.
comezó la tortura!!!
Introdujeron por el agujero de su verga cierto fino y largo estilete niquelado con la punta prolijamente redondeada y bruñida, y conectado el otro extremo a una mango del que salía un cable que estaba conectado a un aparato obviamente a electricidad, ahí.
comenzaron "la sesión".
Un botón en el mango de aquella cosa, hacía conectar el pasaje eléctrico hacia el metal que estaba ahora, metidito adentro de su verga.
-"Niña.
comienza a jugar!" Me dijeron, alcanzándome aquel aparato.
Riéndome, lo miraba a la cara, mientras mi dedo.
acariciaba aquel botón del mango, sin todavía pulsarlo.
-"No debes pulsarlo más de tres segundos, recuerda.
con intérvalos no menores a los diez", -me indicaban-.
Cada pulsación, arrancaban de él verdaderos alaridos mientras su cuerpo todo parecía enloquecer vibrando en retorsimientos inútiles ahí fuertemente amarado con grilletes metálicos y tirantes todas sus partes, estirado en el cepo aquél.
Simultáneamente su cuerpo era recorrido por cosquilleantes dedos que las dos mujeres sabían recorrer, provocándole desesperos y súplicas que llevaban a una locura inenarrable.
El dolor y el placer, combinados en sabia mezcla, en una caravana de haceres, que eran recién el comienzo, para un destino que a él, le había llegado.
Aquellas mujeres tenían para él ya decidido todo un plan para volverlo loco, y el plan, estaba ya rodando.
Y yo.
era parte más que fundamental, en tal cosa.
Confieso mi inmenso goce, placer y algarabía loca, al ser parte de aquéllo.
Doctora una y psicóloga la otra, conformaban una verdadera dupla profesionalmente perfecta, para llevar adelante aquella cosa que adelante marchaba.
lo torturábamos con los dictámenes que sabiamente ellas elaboraban, y los días comenzaron a transcurrir, mientras yo iba y venía por ellas llevada y traída para participar en aquella cosa.
lo hacíamos eyacular haciéndole saltar verdaderos ríos de leche luego de sesiones en las que yo especialmente lo ultrajaba a mares, y aquel muchacho era sólo verme aparecer cuando venía, y todo su ser enloquecía gritando y chillando como un verdadero loco que ya, comenzaba a ser crecientemente.
Lo sacábamos hasta el parque de aquella finca, y allí lo montábamos desnudo y maniatado, debiéndonos llevar sobre sus hombros hasta agotarse rendido de cansancio atróz, para marchar otra vez a los cepos cualquiera, donde recomenzábamos aquellas sesiones de torturas atroces.
mientras, allá en la ciudad, una verdadera ambientación como de guerra, habíase generado por la desaparición de tan distinguido señorito, y todo parecía como si la policía los medios, culpasen a cada persona y quisieran hacerla responsables, de la suerte de aquel imbécil.
Nunca, pero les juro que nunca, habíamos así visto, tanta desesperación por aquél energúmeno.
Risas nos daba, cuando en medio de tantas investigaciones, revisaciones y mil cosas, al ir nosotras en el coche hacia la finca, la policía nos saludaba con atentas maneras y cortesías.
El loco iba transformándose progresivamente en una especie de monstruo virilmente sexual, y todo su ser era el centro de los "trabajos" que inteligentemente aquellas talentosísimas mujeres habían sabido hacia él trabajar planificando su castigo, hasta que por fin.
su cuerpo no pudo ya soportar más, y colapsando luego de una sesión donde pudimos ver cómo le sucedían encadenados orgasmos que lo llevaron finalmente a unestado de parálisis total aunque consciente y pudiendo todo ver y entender aunque en demencia ya tomada, así, en ese estado, fue conducido hasta una máquina donde un gran embudo estaba sobre una especie de gran recipiente vítreo tal cual una gigantesca licuadora -que éso en realidad aquéllo era-, y allí se lo colocó pudiendo él ver cómo su desnudo cuerpo quedaba entre aquellas inmensas cuchillas, y así, yo, saludándolo y tirándole besos y haciéndole morisquetas.
accioné la botonera que hacía funcionar aquellas filosas y enormes piezas tal cual los cerdos son hecos pasta en los establecimientos de chacinados, pudiendo ver y oír cómo el inicial crujir de huesos iba transformándose en sonido cada vez más uniforme, al licuarse el cuerpo que fue transformándose en una licuada mezcla roja que fuimos alivianando echándole baldes de mierda con agua, para, una vez ya finalizada la cosa.
oprimir aquel otro botón que hacía escapar aquella mezcla, que se iba rápidamente por un caño, hacia las cloacas.
Echando mucha agua limpia enseguida, todo.
quedó impecablemente pulcro.
Mientras volvíamos las tres cantando felices hacia nuestros hogares, por la radio del auto escuchábamos las foribundas notas de los informativos comentando las infructuosas búsqudas de aquel predilecto jóven de la sociedad local.
Entrevistas y comentarios digitadamente parcializadas hacia las mejores maneras de hablar de él, lo mostraban como un " estupendo ejemplar humano, agraciadamente establecido en lo más alto de la local sociedad".
De pronto, una exponente de lo más rancio de la aristocracia autóctona, comentó enternecidamente emocionada:
"-Y un chico taaaannnn, taaaannnn, pero taaaaannnnhermooooosooooo!!!"
Y las tres, mirándonos y con la más perversa de las risas, exclamamos mientras volvíamos felices:
-"A LA MIERDA HERMOSO!!!"
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