A los 13 años me destrozaron el culo
Ese día me paré temprano, me bañé lo mejor que pude, me arreglé muy bien, me salí de mi casa como si fuera a la secundaria; pero en realidad me iba a ir de pinta para coger con un señor. Llegué y vi que se acercaba un hombre alto, panzón, como de 50 años. .
Hola me llamo Alejandra, tengo 18 años, soy de los Altos de Jalisco, de tez blanca, con pelo castaño claro largo, mido 1.64, cuerpo atlético, pechos grandes, buen culo, piernas firmes, abdomen plano, debido a que voy mucho al gimnasio, con cara bonita y con unos hermosos ojos tapatíos, vivo en la CDMX desde los 6 años. No tengo papá, por esa razón mi mamá tiene que trabajar todo el día y muchas veces no está en casa.
Recuerdo que en la secundaria, era una de las más bonitas, a veces nos dejaban ir sin uniforme y aprovechaba para vestirme de una forma provocativa, mis amigas me decían que aparentaba más edad y que se me veía un culote. Tenía ganas de comprarme más ropa para mostrar mis atributos, pero no tenía dinero, así que pensé en cómo conseguirlo.
Ese día llegué a casa, busqué en internet, encontré varias páginas que mostraban chicas y señores que deseaban conocerse, me tomé unas fotos en ropa interior donde se vía mi hermoso cuerpo, las subí a la página, le puse que me llamaba Ale, que tenía 18, pero la verdad tenía 13, y que buscaba ayuda económica, empecé a recibir mensajes, pero el que me llamó la atención decía:
-Te conviene salir conmigo pues tengo una rica verga de 26 cm.
-Yo dije: queeeee ¿es verdad?
Empezamos hablar, me preguntó qué si era virgen a lo que le contesté que no; pero que mi culito estaba intacto que nadie me había cogido por ahí, me citó un jueves a las 8 am en una plaza comercial. Dijo que tenía una fantasía sexual, cogerse a una colegiala, por eso tenía que conseguir un uniforme con una falda cortita y con una tanguita, sin short, así me vestía para ir a la escuela, bien putita.
Ese día me paré temprano, me bañé lo mejor que pude, me arreglé muy bien, me salí de mi casa como si fuera a la secundaria; pero en realidad me iba a ir de pinta para coger con un señor. Llegué y vi que se acercaba un hombre alto, panzón, como de 50, bien vestido, se veía que tenía dinero. Noté como me comió con la mirada, de arriba abajo, con mucho morbo apretándose su verga con su mano.
-Dije, hola soy Ale.
-Hola soy el señor Arturo, gracias por venir, ya vámonos ahí está mi carro.
Nos subimos, mi falda cortita dejaba ver mis hermosas piernas, rumbo al motel me metió mano por todo mi cuerpo, agarraba mis piernas, pechos, nalgas y mi panochita como un desesperado, a orillo el carro y dijo:
-Ya no aguanto más, estás buenísima.
Me beso, su lengua se unía con la mía de una forma ardiente, hizo a un lado mi tanguita, metió sus dedos, yo me empecé a mover, no podía creerlo, estaba con un señor desconocido haciendo todo eso y me gustaba, luego desabrochó su pantalón, sacó su inmensa verga, era larga, gruesa, jugosa y venosa, me acerqué a mamársela, en verdad tenía que abrir grande la boca para poder chupársela, me movía de arriba abajo lo mejor que podía, como una auténtica perrita en celo, masajeaba esa enorme verga con mi mano, con mi boca, con mi lengua, con todo lo que podía, mientras tanto él metía sus dedos por mi panochita que estaba toda mojada, caliente, palpitando, mis jugos vaginales chorrearon en el asiento, después de un tiempo gritó:
-Oooooh mi amor que rico mamas mi verga, ya no aguanto, ya no aguanto, aaaaaaaaaaah.
Sentí como mi boca se llenaba de un líquido caliente, espeso, era bastante. Se vino en mi boca, pensé, qué hago, como pude me los comí, me gusto su sabor un poco amargo, pero rico. Me separé para que siguiera manejando, llegamos al motel y subimos a la habitación.
Se acercó, me empezó a besar, me desnudó, lo primero que salió volando fue mi tanguita, mi hermosa panochita quedó al descubierto, toda rasuradita. Me quitó mi sostén, vio mis enormes pechos con mis pezones rosaditos, los cuales empezó a agarrar, besar y chupar como un auténtico lunático, se daba tiempo para meter su mano por mi panocha y nalgas, era un verdadero pulpo, sus manos, dedos, boca y legua estaban por todo mi cuerpo, se veía que tenía mucha experiencia, pues yo me retorcía de placer.
También se desnudó, ahí fue cuando le vi su enorme verga en todo su esplendor, luego me recostó en la cama y se colocó para hacer la posición del 69, su verga quedó en mi cara y empecé a mamársela, él hizo lo mismo con mi panochita, después beso, chupo y mamó mi culo, mientras metía sus dedos por mi puchita, me mojé toda y me chorreaba en su cara, de tanto placer se me escapó un grito:
-aaaaaahh dios que ricoooooooo.
Me dejo mi panochita bien lubricada, me giró para que yo quedara arriba de él, mi puchita estaba muy cerca de su pitote y me dijo:
-Agarra mi verga y métetela en tu panochita.
– ¿No vas a usar condón? Le pregunté, sorprendida.
-No mi amor, es que así se siente más rico, me dijo.
Está bien, como pude agarré esa enorme verga y la coloqué en la entrada de mi panochita, cuando me di cuenta ya tenía su enorme cabeza adentro de mí, ahora sólo tenía que bajar para ver si me podía entrar toda, me dolía, pero al mismo tiempo era un placer indescriptible, nunca había estado con alguien que la tuviera tan grande, en realidad tenía poca experiencia, pues sólo había estado con mi abuelo.
Me empecé a mover de arriba abajo con los ojos cerrados para aguantar más el dolor, al mismo tiempo gemía de placer, él comenzó a moverse, a besar mis tetas, mi boca, mi lengua, agarró mis nalgas y me empezó ayudar para moverme más rápido, era riquísimo, después de un tiempo me dijo: vamos a cambiar.
Me puso en una esquina de la cama, abrió bien mis piernas y se colocó parado para meterme su verga, vi como esa enorme vergota desaparecía en mi panochita, me la comí toda, no lo podía creer, después de eso se empezó a mover rápido, mis enormes tetas se movían de un lado a otro al ritmo de sus metidas de verga, yo gritaba de placer, se empezó a mover más rápido y escuché su grito:
-Aaaaaaaaaaaaaaaaahh que rico, me vengooooo.
Sentí como dejaba mi panochita toda llena de su semen, se seguía moviendo y empecé a sentir mucho placer, que mi puchita se calentaba, palpitaba y al mismo tiempo me sentí muy mojada como si me orinara. No era él, era yo, qué estaba pasando, me estoy orinando, pensé, yo gemía de placer, después de un tiempo se separó y de mi panochita escurría su leche con mis jugos vaginales, sólo que ahora eran más.
– ¿Qué pasó? Le pregunté.
-Creo que te viniste, me dijo.
Que rico, que sensación tan fantástica, ahí fue cuando me di cuenta que me gustaba coger, después nos recostamos en la cama, nos abrazados, nos besamos, nos acariciamos y vimos una película porno, luego de un tiempo dijo:
-Ya estás lista, está vez te voy a coger por tu culote.
-Pero me va a doler, le dije.
-No te preocupes, tienes un culote, se ve que sí la aguantas, además te voy a poner lubricante, te voy a meter los dedos primero para que se te abra ese culote y luego te voy a meter toda mi vergota.
-No creo que me entré toda, pero bueno lo intentamos, le dije con una sonrisa.
Me colocó de perrito, me empezó a besar mi culito, me puso lubricante, luego empezó a meter sus dedos, primero uno, luego dos, después tres, me dolía, pero tenía que aguantarme, todos me decía que tenía un culote y ahora no me podía rajar tenía que aguantar todo lo que me hiciera por ahí, después acercó su gran verga y me la trató de meter, luego de varios intentos entró su cabeza y un poco más, por esa razón grité:
-Aaaaaaaaaaay, nooooooo, sácamela, sácamela, por favor sácamela.
Él me la sacó y yo me recosté en la cama para descansar y respirar un poco, me dijo:
-Ya te había entrado mi amor, ven si la aguantas.
Así que me volví a poner de perrito, colocó su enorme verga y la empezó a meter, sentí que me entró, volví a soltar un grito de dolor, esta vez acompañado por algunas lágrimas; pero ya sentía la mitad adentro, yo lloraba, respiraba más rápido y gemía de dolor acompañado de un placer que comenzaba a sentir. Su enorme verga se abrió paso por mi culote, sentía que me desmañaba, yo gritaba:
-Yaaaa, yaaa, por favor, yaaaa, me duele.
Pero él no se detenía, por el contrario, sentía que me la metía cada vez más adentro de mi culo, llegué a sentir que sus caderas chocaban con mis nalgas, no puede ser, pensé, ya tengo toda su verga adentro de mi culo, se comenzó a mover más rápido, al punto que se empezó a escuchar como si aplaudieran sus caderas con mis nalgas, cada vez más rápido:
-Esos son aplausos mi amor y me gustan mucho, me dijo.
-Yo sólo le decía: yaaaaa, yaaaa, por favor, yaaaaa me duele mucho.
-Espérame tantito ya voy acabar, me dijo.
Mis lágrimas ya habían mojado mis mejillas, pero no se detenía, por el contrario, incrementó los movimientos, cada vez más fuerte, me tenía bien ensartada, agarrándome de la cintura con sus dos manos y empujándome su verga hasta el fondo de mi culo, ya no aguantaba más, hasta que lo escuché gritar:
-aaaaaaaaaaaah, ya me vine en tu culote, que rico, estás buenísima.
-aaaaaaaaah, dios mío, por fin, que dolor tan grande, dije llorando.
Después de un tiempo se separó de mí, tenía todo mi culo lleno de su lechita caliente, yo giré para ver su verga, la cual tenía un poco de sangre.
– ¿Qué pasó? Le pregunté, asustada.
-Creo que te salió un poco de sangre de tu culote.
-Con razón me dolía tanto, le dije.
-Ahora sí que te destroce el culo mi amor, perdóname, me dijo.
-No te preocupes mi amor, era lo que quería, le dije con una sonrisa pícara.
Nos metimos a bañar, nos cambiamos, me acercó a mi casa, me dijo que comprara la pastilla del día siguiente y me dio una buena ayuda económica. Seguí viéndolo junto con sus amigos que eran 6, todos ellos cincuentones, panzones, pero con sus vergotas, luego les contaré lo que hemos hecho con sus ricas vergas adentro de mí, todas al mismo tiempo y de cómo perdí mi virginidad a los 12 años con mi propio abuelo. Gracias por leer, bye.



(5 votos)
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!