A medida que me sodomizaron a la fuerza, comencé a sentir un gran placer.
Un joven internado en un centro juvenil, popr ser extremadamente aseado sus compañeros le dan una lección sodomizándolo y poniéndolo a mamar, a lo que él en principio se opuso a medida que lo fueron penetrando le fue gustando. .
A medida que me sodomizaron a la fuerza, comencé a sentir un gran placer.
Por razones que no vienen al caso, terminé internado en un centro juvenil, pero a diferencia del resto de mis compañeros, yo siempre he sido una persona sumamente limpia, pulcra, y aseada.
Motivo por lo cual a un grupo de ellos les molestaba tanto mi manera de ser y mi preocupación por la limpieza, que decidieron darme una lección.
Así que una vez que se realizó el recuento, y cerraron la puerta de nuestros respectivos dormitorios, de inmediato como era mi uso y costumbre, me fui a dar un baño.
Al salir también como de costumbre, me coloqué la toalla alrededor de mi cintura y me dirigía a mi litera para acostarme, cuando uno de los internos, que hacía las veces del jefe del dormitorio, me detuvo.
Varios de los otros cinco chicos, que compartían el dormitorio con nosotros, me agarraron por los brazos, evitando así que yo me pudiera mover, y de inmediato él comenzó a criticar mi manera de ser, de estar bañándome hasta dos o tres veces al día, de lo melindroso que era con la comida, y de que si había algo sucio me detenía a limpiarlo.
Al parecer todo eso hablaba muy bien de mí ante los administradores del centro, pero a la vez dejaba al resto de mis compañeros muy mal parados.
Por lo que decidieron darme una lección, entre todos, yo que nunca antes había estado envuelto en una pelea, ni idea tenía de lo que debía hacer.
Y mientras él continuaba regañándome, de momento me siguió diciendo. “Ahora te vamos a ensuciar hasta que nos cansemos, para que aprendas a como debes portarte aquí adentro, pendejo.”
Yo no dejaba de tratar de zafarme, al tiempo que les pedía casi llorando que no me fueran hacer daño.
Y debido a mis nulos intentos por zafarme, la tolla que cargaba puesta alrededor de mi cintura se deslizo al piso, quedando yo por completo desnudo frente a todos ellos.
Fue cuando viendo mi pequeño miembro, sin vergüenza alguna lo tomó entre sus manos y comenzó a burlarse de mí diciendo una y otra vez lo pequeño que era.
Y antes de que yo pudiera decir o hacer algo, comenzó a pasar su sucia y maloliente lengua por toda mi cara, cosa que de inmediato me repugnó.
Pero como aun yo permanecía sujeto por los demás chicos, realmente poco pude hacer para evitarlo, lo único que me quedó fue el mover mi cara tratando de evitar el contacto de su lengua, mientras que su saliva fue impregnando todo mi rostro.
De momento otros de los muchachos que me sujetaban, comenzaron también a pasar sus lenguas por mi desnudo pecho, y de igual forma o manera su saliva fue chorreando por todo mi cuerpo.
Hasta que uno de ellos, en lugar de pasar su lengua le dio por chuparme una de mis tetillas, justo en el mismo instante que yo con los ojos cerrados, trataba de evitar el contacto de la lengua de encargado con mi cara, y fue cuando nuestros labios se unieron.
Yo me sentí sumamente mal por ello, pero él pareció disfrutar con lo que estaba haciendo, y agarrándome por la quijada me obligó a mantener mi cara sin mover, permitiendo que su lengua se fuera introduciendo dentro de mi boca, para mi mayor malestar.
Cuando sacó su lengua de mi boca, se me quedó viendo, y tras ensalivarse la mano, agarró mi pene, y comenzó a masturbarme, en contra de mi voluntad.
Cosa que yo jamás había hecho por entender que eso era un acto sucio.
Aunque protesté él y otro de los chicos, se ensalivaron sus manos, y mientras uno me agarraba una de mis nalgas, el otro me agarraba la otra.
Yo me sentí completamente impotente, y me dio rabia el no poder evitar que continuasen haciéndome todas esas asquerosas cosas.
De momento que ya casi me estaba introduciendo uno de sus sucios dedos dentro de mi culo, se detuvo y volvió agarrar mi pene.
Que, para sorpresa mía, se había puesto duro como si fuera un palo de escoba.
De inmediato comenzó a decir. “Vean a él le gusta que le hagamos esto, miren como se ha excitado.” y sin soltar mi pene, volvió a agarrar una de mis nalgas.
Mientras que confundido en gran parte y medida por la reacción que había tenido mi cuerpo, no sabía ni que hacer.
De golpe entre todos, me obligaron a que me arrodillase, y al levantar la mirada me encontré con que el encargado del dormitorio se había bajado su interior, y su erecto pene apuntaba a mi boca.
Fue cuando lo escuché decirme. “O me lo mamas o te caemos a golpe entre todos.” Yo tímidamente separé mis labios, y aunque me repugnaba el olor a orines que expelía su miembro, resignadamente dejé que me lo fuera introduciendo dentro de mi boca.
Pero justo antes de él meter su miembro en mi boca, yo aun luchaba por zafarme, hasta que uno de los chicos me ha dado un certero golpe en la boca del estómago, haciendo que perdiera todo el control de mi cuerpo y quedando casi desmayado.
Casi de inmediato me tomó por la cara y obligándome a que volviera abrir la boca me ha empujado su hediondo miembro dentro.
Fue cuando a los pocos segundos de estar mamándoselo, uno de los chicos comentó, “Miren a este definitivamente le gusta esto, fíjense como se le ha vuelto a parar su verga.”
Así que aun en contra de mi voluntad, otro de los chicos continuó masturbándome, cuando sentí que otro de ellos separaba mis piernas, y con sus manos ensalivadas acariciaba el centro de mis nalgas.
Yo no podía hacer nada por evitar lo que me estaba haciendo, cuando otro de los chicos, comenzó sin consideración alguna a penetrarme por el culo.
El dolor fue tal que hasta lloré por eso, mis lagrimas corrían por toda mi cara, sin que ellos se apiadaran en lo más mínimo de mí.
Pero a medida que más duro me fueron dando por el culo, de manera casi inconsciente, yo más duro le mamaba su hedionda verga al hijo de la gran puta del encargado.
A medida que me siguieron sodomizando, yo comencé a sentir algo que jamás en mi vida había sentido, y fue un raro placer mezcla de dolor y satisfacción por lo que me estaban haciendo todos ellos.
Ya habían soltado mis brazos, y sin poder controlarme, continué mamando la verga de encargado hasta que, de momento, sentí que mi boca se llenaba de algo, líquido y caliente, de sabor indefinido.
No bien él retiró su verga de mi boca, casi de manera automática, continué moviendo mi culo, e introduje la verga de otro de los chicos dentro de mi boca.
Lo que segundos antes rechazaba y me causaba asco, sin que me obligasen voluntariamente yo me introducía en la boca, chupándola con fuerza.
Así que a medida que el que me daba por el culo sacó su verga y regó todo su semen por mis espaldas y nalgas, prácticamente invité a otro para que continuasen clavándome salvajemente.
Así que a medida que continué mamando, también fui dejando que me siguieran dando por el culo.
Era algo completamente nuevo para mí, el placer que ellos me daban era único, y el tener una verga ya fuera dentro de mi boca o de mi culo, se volvió en esos momentos en algo increíble.
Incluso cuando uno de los chicos, un negro al que gustosamente momentos antes le había comenzado a mamar su enorme verga, dijo que deseaba clavarme.
Yo sin reparo alguno lo acepté, y aunque el dolor que sentí al él meterme su enorme instrumento, el placer fue mucho mayor al ya tenerlo dentro de mí.
Bueno a partir de esa noche, mi culo y mi boca se convirtieron en los más visitados de toda la institución.
Pero poco a poco les fui convenciendo de que se bañasen y lavasen, por lo menos cada vez que deseaban tener algo conmigo…
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