A mí me gusta que me den por el culo, pero si a otros les gusta vestirse de mujer, eso no es lo mío.
A un tipo le gusta que le den por el culo, pero no se viste de mujer..
A mí me gusta que me den por el culo, pero si a otros les gusta vestirse de mujer, eso no es lo mío.
A mis treinta y tantos años, me di cuenta de que había pasado por la vida sin pena ni gloria, pero una solitaria noche terminé por darme cuenta de lo que realmente me gustaba.
También me había casado en par de ocasione, y en igual número de ocasiones también me había divorciado.
Lo peor de todo era, que no echaba de menos a ninguna de mis dos exesposas, y por lo visto ellas tampoco se acordaban de mí.
Quizás porque en ambos matrimonios no llegamos a tener hijos, sino de seguro me estuvieran persiguiendo por aumentar la pensión alimenticia.
Como en muchas ocasiones, me encontraba solo triste y porque no decirlo bastante acongojado a consecuencia de mi soledad.
Así que busqué el mejor remedio que conocía para eso, irme a tomar unas cuantas cervezas, pero en lugar de hacerlo en el bar que acostumbro.
Salí a caminar mejor dicho a manejar sin rumbo fijo, parándome de vez en cuando en uno que otro bar a la orilla de la vieja carretera.
Me tomaba una cerveza y continuaba manejando, pero en el último quizás por la hora, en lugar de tomar una sola y arrancar, tomé asiento en la barra, y me dediqué a beber para ahogar mis penas.
No pasaron ni diez minutos cuando ese pequeño tugurio se comenzó a llenar de gente, la mayoría de ellos hombres mucho más jóvenes que yo.
A mi lado tomó asiento un tipo como de veintiocho años, de buen ver, buen conversador, agradable, y si hasta bastante simpático.
Charlamos abiertamente de un sinfín de temas, política, religión, y desde luego que, de mujeres, y cuando nos venimos a dar cuenta llegó la hora de cerrar el bar.
Yo realmente me había tomado muchas más cervezas que las que acostumbro, por lo que, mi reciente amistad, viendo el estado en que yo me encontraba, me ofreció que pasara el resto de la noche en su casa.
Realmente no me encontraba en condiciones de poner a manejar de regreso, así que acepté su amable ofrecimiento.
Al llegar a su casa, lo primero que hizo fue ofrecerme otra cerveza, me dijo que vivía solo, que si yo lo deseaba me podía quitar la ropa para acostarme, en el sofá de la sala, y se retiró a su habitación.
Yo realmente mientras me tomaba la cerveza, me fui quitando todo hasta quedarme únicamente en interiores.
Pero no había hecho nada más que acostarme cuando me dieron ganas de orinar, y me dirigí a lo que supuse era el baño.
Pero que resultó ser su habitación, al abrir la puerta me lo encontré a él completamente desnudo, al lado de su cama, pero lo que realmente me llamó la atención fue su miembro.
No era nada del otro mundo, quizás más o menos de las mismas dimensiones que el mío, pero no se me llamó la atención el vérselo.
Pero a pesar de mi estado de ebriedad, procuré disimular y tartamudeando le pregunté por el baño.
Sin inmutarse, después de pedirle disculpas le dije que deseaba ir al baño, y él prácticamente me condujo, llevándome de la mano, sin vestirse y sin vergüenza alguna.
Al entrar de inmediato se puso a orinar, y yo de las ganas que tenía de orinar, ni tan siquiera esperé que él terminase y también me puse a orinar, y al verlo que él se lavaba su verga en el lavamanos, lo imité.
Tal y como se encontraba me acompaño a la sala y nuevamente me ofreció otra cerveza, la que yo sin perder ocasión de inmediato me la llevé a la boca, mientras que tanto él como yo nos sentábamos en el sofá y seguimos conversando.
Fue cuando me comentó, que se había dado cuenta de la manera en que yo lo miraba, y sin esperar mi respuesta me preguntó que, si me fijaba más en sus nalgas, o en su verga.
Yo como acto reflejo respondí de inmediato, que, en su verga, aunque al terminar de decir eso me sentí una vergüenza enorme.
En mi vida me había fijado en otro hombre, él como que se dio cuenta de lo avergonzado que yo me sentía, y me dijo. “No te cortes por eso es algo natural, de seguro lo que hacías era compararla mentalmente con la tuya.”
Yo como un tonto le respondí que sí, casi de inmediato se levantó y me dijo quítate el interior, y salgamos de dudas, que yo también me preguntaba lo mismo al verte la tuya mientras orinabas.
Se pueden imaginar lo que sucedió, me puse de pie me quité el interior, y parado frente a él, agarré mi verga de la misma manera en que él agarraba la suya, las dos estaban semi erectas, y realmente eran de dimensiones similares.
Lo que en cierta manera me hizo sentir mejor, digo de haber tenido él un fenómeno de circo entre sus piernas, de seguro me hubiera terminado de sentir acomplejado.
Lo cierto es que me puse nervioso, pero casi de inmediato me agarró mi verga, y a medida que su miembro me lo restregaba suavemente contra mis nalgas, su mano me fue masturbando suavemente.
Los dedos de su otra mano acariciaban mi culo, exploraron mi esfínter, sin que yo me opusiera, sus labios y lengua jugaban con mis orejas, y nuca.
Cuando comencé a sentir esa cosa dura y caliente lentamente penetrándome, sé que bien pude detenerlo en esos instantes, pero el calor de su cuerpo sobre el mío, la manera en que me acariciaba, y hasta la forma en que me lamía mi nuca, y mordisqueaba mis orejas, me impidió que lo que lo detuviera.
Yo no podía creerlo, me estaba dejando dar por el culo, y sin oponer la menor resistencia, es más a pesar del dolor, lo estaba disfrutando intensamente, no solo el hecho de que me penetrase, sino también el que me besara, y mordisquease la nuca, el que sus brazos me apretasen contra su caliente cuerpo, en fin, de todo.
Mi anfitrión, comenzó a decirme lo bien que yo me movía, lo sabroso que tenía mi culo, y un sinfín de cosas más, que lejos de hacerme sentir avergonzado, me excitaron muchísimo más.
La manera en que su pedazo de carne entraba y salía de entre mis nalgas, me enloqueció, al punto que comencé a moverme como si en ello me fuera la vida, lo restregaba una y otra vez contra su cuerpo, a medida que él continuaba metiendo y sacando su verga de mis entrañas.
Era algo que jamás pensé me llegase a suceder a mí, nunca en mi vida hasta esos momentos había ni tan siquiera pensado en compartir con otro hombre igual a mí, pero ahí estaba yo, completamente desnudo, dejándolo que disfrutase de mi cuerpo como yo disfrutaba el del suyo.
Hasta que de momento extrajo todo su miembro de entre mis nalgas, dejando dentro de mí una especie de vacío, diciéndome que me sentase en el sofá.
Él me entregó otra botella de cerveza, la cual me apuré a beber, aunque yo estaba algo confundido simplemente le obedecí.
Luego me tomó por los tobillos, separó, y levantando mis piernas, dirigió nuevamente su erecto miembro al centro de mis nalgas.
En ese instante pude ver con claridad, como mi esfínter se iba tragando completamente todo su miembro.
Yo mismo no podía creer que eso me sucediera a mí, pero lo estaba disfrutando al máximo, y para el colmo de mi felicidad, mi amante continuó masturbarme suavemente, haciendo que el placer de ser penetrado fuera muchísimo mayor.
En mi cabeza tenía un sinfín de pensamientos, me decía a mí mismo ahora resulta que soy maricón, pero al mismo tiempo eso como que en realidad no me importaba en lo más mínimo, lo que deseaba intensamente era seguir disfrutando de tan divina experiencia.
También pensé que todo se debía a las muchas cervezas que había bebido, por lo que también me decía a mí mismo, que al día siguiente no recordaría nada de lo sucedido, y que de acordarme de algo ya tenía la excusa de que me encontraba borracho.
Mientras que esa tormenta de ideas se fue disipando en mi mente, al tiempo que más disfrutaba de la verga de él, él con mayor fuerza y ahínco me continuaba dando por el culo, hasta que después de un largo rato se vino dentro de mi cuerpo.
Cosa que no se la razón en sí, pero disfrute enormemente al mismo instante en que yo a mi vez también me venía entre sus dedos.
Yo quedé completamente exhausto, tanto que al poco rato sin mucho esfuerzo me quedé dormido en el mismo sofá.
En la mañana al despertarme, me di cuenta de que estaba totalmente desnudo, me sentí raro, rápidamente me acorde de todo lo sucedido, de mi ano se había escurrido algo del semen que tenía dentro de mí, como para no dejar lugar a duda de lo que me había pasado durante la noche anterior.
En parte me sentí sumamente avergonzado, pero el recuerdo de lo mucho que disfruté, y de cómo me había sentido me confundió más todavía.
En ese instante apareció, tan desnudo como yo lo estaba, y con su verga bastante erecta, dirigiéndose a mí, al verlo por un instante pensé en pedirle explicación de lo sucedido.
Pero al detenerse frente a mí, simplemente agarre su verga entre mis dedos, y con la mayor naturalidad del mundo me la he llevado a la boca.
Al principio me limite a pasar mi lengua sobre su colorado glande, pero lentamente poco a poco me la fui introduciendo completamente dentro de mi boca.
Al punto que se la comencé a mamar totalmente, mientras que él colocando sus manos sobre mi cabeza, marcaba el paso de las profundas chupadas que le daba.
Hasta que casi ahogándome sentí como nuevamente eyaculaba, pero esta vez dentro de mi garganta.
Cuando terminamos, se me acercó me tomó entre sus brazos, y me plantó tremendo beso en mi boca, mientras que yo me entregaba prácticamente entre sus brazos.
Luego me condujo al baño, donde a solas expulse todo aquello que él me había dejado dentro de mí la noche anterior.
Posteriormente nos bañamos juntos, y poco a poco fuimos conversando de la rica experiencia por la que ambos habíamos pasado.
Yo le confesé que era mi primera vez y el a su vez me comento que en ocasiones anteriores había pasado por la experiencia de ser penetrado, pero hasta esa noche nunca se lo había metido a otro hombre.
Posteriormente después de vestirnos quedamos en vernos nuevamente, lo que en múltiples ocasiones hemos hecho.
En las cuales la mayoría de las veces he sido yo quien ha dejado que lo penetren.
Pero desde esa fecha ya no me he sentido solo, pero también desde esa fecha, como que me destape, no es que valla por la calle comportándome como una loquita sin freno, pero ahora rápidamente identifico aquellos hombres que gustan de tener una especial experiencia conmigo.
Al grado que, en un fin de semana, estando de parranda con unos amigos, terminamos en mi casa, donde sin pérdida de tiempo, terminé acostándome con dos de ellos al mismo tiempo, mientras que uno me daba sabrosamente por el culo al otro le mamaba completamente toda su verga.
Al terminar uno de ellos se avergonzó, diciéndome, que eso fue, cosas que pasan cuando uno bebe, y de inmediato se retiró a su casa.
Pero el otro fue muchísimo más sincero y me dijo que desde hacía tiempo deseaba darme una buena clavada.
Los dos entramos al baño y mientras él me enjabonaba la espalda, nuevamente me volvió a dar por el culo, mientras el agua caliente caía sobre nuestros cuerpos.
El placer que sentí fue algo único, sus brazos me apretaban una y otra vez contra su cuerpo, mientras que yo sin vergüenza alguna le pedía que me diera más duro.
Rápidamente se corrió entre mis amistades, el cambio que yo había dado, desde luego que hubo unos cuantos que hasta me retiraron la palabra, pero hubo unos que simplemente eso no les importaba, mientras que otros deseaban corroborar en persona si eso era cierto.
Por lo que me invitaban a beber pensando erróneamente que estando borracho era que yo dejaba que me dieran por el culo, como me comentó uno de mis amigos.
Al que saqué rápidamente de su error, diciéndole que sacase su verga del pantalón, y apenas la tuvo afuera le pedí permiso para agarrársela.
Aunque con algo de recelo me autorizó a que lo hiciera, cuando me agaché y comencé a mamar su verga, se convenció de que lo que yo le decía era totalmente cierto, que no me hacía falta emborracharme para disfrutar de una buena verga.
Entre mis amigos íntimos nunca falta, el que desea que me ponga prendas femeninas, pero yo no soy de esos, aunque si a otros les gusta vestirse de mujer, ese no es problema mío, pero el que quiera darme por el culo lo hará tal y como a mí me gusta.
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