Abusado por mi vecino y sus compañeros
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por alerelax.
Como contaba, a los 2 meses que empezó el año escolar tuve algo con mi compañero Pablo, estaba un día en su casa y como era viernes a veces me quedaba a dormir ya que al otro día su padre nos llevaba al club.
Esa noche Pablo estaba bastante inquieto, ya nos habíamos acostado todos, yo en el colchón que ponían cuando me quedaba.
Ese día el se acercó y me dijo que hacía un mes que "le saltaba" o sea que tenía orgasmos cuando se masturbaba.
Como se acordarán todos, las primeras veces solo sentimos la sensación en algunos casos y otros tienen sus primeros orgasmos con semen.
Yo le dije que todavía no me pasaba, me masturbaba pero no sentía eso que tanto venia escuchando.
Pablo me preguntó si queria ver como le salía, un poco con vergüenza le dije que si, así que empezó a masturbarse y enseguida se le puso dura, tenía una pija bastante gorda para lo que era la mía y me hipnotizaba verla, me gustaba verle la pija parada y en esa situación.
Luego de 10 minutos tuvo un orgasmo y un chorrito de semen que termino en su mano, sentí como la habitación se llenaba de un olor nuevo, raro, que no me disgustaba.
Desde ese día, cada vez que me quedaba a dormir Pablo se acercaba y me mostraba como se masturbaba y acababa, yo me moría de ganas de tocársela y pajearlo hasta que acabe, pero no me animaba a proponerlo.
Esos episodios me dejaban muy caliente y lleno de fantasías.
En esa época mis padres trabajaban los dos y muchas veces por la tarde la pasaba en lo de un vecino que tenía 2 años mas que yo, mirábamos televisión y a veces también estaban sus compañeros de segundo años de secundaria.
Un día le conté lo que hacía Pablo un poco por curiosidad para saber a que edad le había empezado a "saltar" a el.
Daniel, mi vecino, me dijo que mas o menos a mi edad o un poco antes, le conté que a mi amigo no le salía mucho, me dijo que era normal pero que a el ya le salia mucho y le saltaba como un metro, me reí pensando que era broma.
Me dijo que me mostraba para que vea, parecía que era el año que todos me querían mostrar como se pajeaban! Daniel se bajó los pantalones y ya la tenía bastante parada, se empezó a pajear y se le puso bien dura, tirando el cuerpo a la altura de la cintura hacia adelante me quedé mirándola toda.
su cabeza colorada, los huevos que parecían hinchados.
Le pregunté si siempre tenía los huevos así, me dijo que si y si los quería tocar para que vea lo duros que estaban.
Lo pensé muy poco en esa situación asi que se los toqué y verdaderamente parecían que estaban por explotar.
En ese momento paró de masturbarse y me animó a que yo se lo haga, me dijo que quedaba entre nosotros.
Colorado de vergüenza pero excitado lo empecé a pajear con la misma intensidad que el se lo hacía, vi como cerraba los ojos y disfrutaba y como sus huevos parecían subir e hincharse todavía mas, después de un rato me dijo que siga que estaba por acabar.
Lo masturbé a un buen ritmo, daba la sensación que la cabeza de su pija latía y de repente cinco chorros de semen salieron disparados a un metro o mas y otros 2 terminaron en mi mano, me la fui a lavar todavía sorprendido de lo que había visto.
El se lavo, limpió el piso y no hablamos del tema mas que un comentario de Daniel diciéndome:
-viste? -te dije que me saltaba un montón!
Ese día no me pude dormir, me imaginaba haciéndoselo de nuevo pero no sabia como llegar otra vez a esa situación sin pedírselo.
En los días que siguieron no tuve que pedirle nada, casi todas las tardes me proponía hacerle la paja, hasta 2 veces en la tarde y cada vez me animaba a hacerle otras cosas, pajearlo mientras le acariciaba los huevos, darle besos en la pija, languetearsela, hasta que me convenció de chupársela hasta acabarme en la boca ya que veía que accedía a todo lo que proponía, hacía cosas como apoyarmela en el culo vestido y mas adelante desnudos, sin penetrarme pero muy cerca de hacerlo.
había pasado mes y medio de estos encuentros diarios en los que yo accedía a todo lo que Daniel me quería hacer, pero aquel día se fue al otro extremo.
Como algunas tardes sus compañeros de colegio estaban, en esos días no hacíamos nada, pero ese día estaba todo muy raro, miradas, cosas que no parecían estar del todo como siempre.
Daniel me llamó, estaba en su habitación y me dijo que le había contado a sus compañeros lo que hacíamos, yo no sabía que hacer, se me partía la cara de vergüenza solo de pensar que tenia que salir de esa habitación.
Me siguió hablando, diciéndome que sus compañeros querían que se las chupe y los pajee, que si no lo hacía se lo contaban a mis compañeros.
yo estaba como en el aire, no sabía que hacer, Daniel tratando de convencerme y diciéndome que a mi me gustaba hacerlo, pero yo sentía que se había ido todo de las manos.
Llamó a sus cinco compañeros, se bajaron los pantalones y me obligó a tocársela a uno de ellos.
-pajealo-me dijo.
era la segunda pija que tocaba en mi vida, vi como de a poco se le paraba mientras los demás veian como masturbaba a su compañero que no tardó casi nada en acabar.
Después seguí con los otros, bajo las órdenes de Daniel, que me hacia chupárselas y tragarle el semen, pajearlos o dejarme que me la apoyen.
Ese dia me dijeron que si yo me dejaba hacer estas cosas no contaban nada, asi que una o dos veces en la semana se reunían y teníamos estos encuentros sexuales, un poco obligado y en el fondo disfrutando pero con la incertidumbre si alguien contaría algo de lo que hacíamos.
No pasó mucho tiempo de ese día que una tarde de las que estaba con Daniel solos, me penetró, y los días siguientes sus compañeros me penetraban por turno hasta dos veces en algunos casos acabándome adentro del culo, llenándomelo de leche.
De a poco lo disfrutaba cada vez mas y a veces con los seis, otras veces con menos pero siendo penetrado prácticamente de lunes a viernes, con el correr de los meses algunos se ponían de novios con chicas pero volvían o porque su chica era virgen y no quería o hacían algunas cosas y otras no, por ejemplo sexo oral o anal.
Ese fue el año que fui la putita de Daniel, mi vecino y de sus compañeros, por lo menos cumplieron su palabra y nunca lo contaron a otros y hasta que me mudé de ese barrio después de dos años, cuando pude me encontraba para disfrutar de esos encuentros.
De vez en cuando me cruzo con alguno de ellos, ya todos mayores, con familia y una mirada cómplice de un secreto que hasta hoy sigue erotizandome.
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