Al principio yo no quería pero cuando comenzaron a penetrarme, lo disfruté al máximo.
Un grupo de estudiantes hacen un reto que consistía en que el que tuviera la verga más pequeña debería dejarse dar por el culo y ponerse a mamar vergas, el perdedor se negó al principio, pero luego le encantó. .
Al principio yo no quería pero cuando comenzaron a penetrarme, lo disfruté al máximo.
Yo estaba tan, y tan feliz de haber sido aceptado, en la fraternidad que en ocasiones pensaba que no había en el mundo nada que me hiciera cambiar de opinión.
Claro que a medida que comencé a participar de varias de sus actividades, más me gustaba la Fraternidad.
Es cierto que la gran mayoría de dichas actividades, se reducían a beber, y fiestear.
Estando en una de esas actividades, nos preparábamos para una gran fiesta en nuestra casa, cuando no sé qué fue lo que pasó exactamente, pero la fiesta se canceló a último momento, las chicas a las que habíamos invitado no iban a venir.
Lo que fue algo sumamente frustrante, para la mayoría de nosotros, ya que en ocasiones las grandes borracheras que agarraban nuestra invitada nos permitían a todos los fraternos, disfrutar de más de una de ellas.
Por lo que comenzamos a beber, y a contar la de ocasiones que nos habíamos acostado con alguna de las invitadas completamente borrachas, de cómo le dábamos por el culo, o la poníamos a mamar nuestras vergas.
Fue cuando el presidente de la fraternidad, por aquello de distraernos, y pasar el rato, se le ocurrió que nos pusiéramos a realizar pequeñas competencias entre nosotros.
Cosa que los restantes chicos, y yo estuvimos de acuerdo. Así que una de las primeras competencias era ver quien se tomaba su trago más rápido, el perdedor, debía recoger la basura, y sacarla de la casa, pero en interiores.
Y así estuvimos haciendo pequeñas, y tontas competencias, que fueron subiendo de color a medida que seguíamos bebe que bebe.
Hasta que nuevamente al presidente de la fraternidad se le ocurrió decir. “El que tenga el pito, más pequeño, va a dejar que el resto de nosotros, le comamos el culo.”
Casi de inmediato, dos de los chicos, se retiraron, diciendo que no estaban de acuerdo, con la penitencia.
Pero los que nos quedamos, o por lo menos a mí en ese instante, me pareció sumamente gracioso, pensando que era un vacilón, lo de que le íbamos a comer el culo al que lo tuviera más pequeño.
Así que después de que aquellos dos se retiraron, los seis que nos quedamos, aparte de seguir bebiendo, a otro de mis compañeros se le ocurrió proponer que además de dejarse dar por el culo, el que lo tenga más pequeño, también se la debía mamar al resto.
Casi de inmediato, por la insistencia del presidente de la fraternidad, nos bajamos los pantalones para mostrar nuestras vergas.
La sorpresa me la llevé yo, al darme cuenta de que, en comparación con las vergas del resto de los chicos presentes, la mía era la más pequeña de todas.
Casi de inmediato mi intención fue, la de salir corriendo, pero varios de mis compañeros de fraternidad me cerraron el paso, fue cuando el presidente de la fraternidad acercándoseme a mí, y dirigiéndose al resto de los chicos nos dijo. “Si no estaban de acuerdo con el resultado del juego, no debieron participar, pero al quedarse y jugar, nuestro deber era cumplir con lo que se había acordado. De lo contrario, a ninguno lo obligamos a que cumpla usando la fuerza bruta, simplemente en ese mismo momento quedaba expulsado de la Fraternidad, por no cumplir con su palabra. Lo que significaba prácticamente quedar expulsado de todas las actividades en las que participe en la universidad, ya que la mayoría de los profesores, y administradores habían pertenecido a la Fraternidad.”
Después de decir eso, el presidente de la fraternidad continuó diciendo. “Además, acuérdense de lo que suceda se queda entre nosotros, así que aquel que se atreva a mencionar lo sucedido, también puede quedar de inmediato expulsado de la Fraternidad.
Esas últimas palabras del presidente de la fraternidad en parte me tranquilizaron un poco, ya que pensé, bueno por lo menos nadie se va a enterar de lo que pasé.
Aunque aún tenía unas ganas muy grandes de salir corriendo, porque no quería que me pusieran a mamar, y mucho menos que todos ellos me fueran a dar por el culo.
El presidente de la fraternidad se me acercó, y agarrándome por la cara me preguntó. “¿Qué piensas hacer, te marchas de la Fraternidad, o vas a cumplir con el compromiso? Acuérdate que nuestra fraternidad, se apoya en nuestra palabra”
No me quedó más remedio que, aunque no quería que me fueran a dar por el culo, y que me pusieran a mamar sus vergas, aceptar.
Por lo que apenas el presidente de la fraternidad me soltó la cara, hizo que yo me arrodillase, casi de inmediato el resto de los chicos me fue rodeando, y uno a uno, entre trago, y trago, le fui mamando sus vergas, pero sin llegar hacer que se vinieran, porque como bien dijo otro de mis compañeros, eso era para pasar toda la noche…
Apenas terminé de estar mamando aquellas cinco vergas, me sentía sumamente mal, no por lo mucho que había bebido, sino por lo pendejo que fui al quedarme a jugar eso.
Sin pensar que a mí me podía tocar el perder, después de que, por un buen rato, de mala gana, estuve chupándole, y lamiendo sus vergas, fue cuando al parecer que había terminado de mamárselas a todos, cuando me dijo uno de mis compañeros de la fraternidad. “Te toca quitarte los pantalones, y ofrecernos tus nalgas, para que nosotros te clavemos nuestras vergas.
Apenas me quité los pantalones, al principio entre todos me acariciaron, y agarraron mis nalgas, mientras me decían lo mucho que yo iba a gozar, al tener cinco vergas para mí solo, claro que eso a mí, en esos momentos, no me producía ninguna gracia.
Luego uno de ellos, no sé quién específicamente, tras ordenarme que me lavase el culo con agua, y mucho jabón, aun con mi culo algo enjabonado, comenzó a enterrarme varios de sus dedos entre mis nalgas, al principio fue solo uno, luego introdujo dos, y así sucesivamente, hasta que prácticamente en cierto momento, ya tenía prácticamente sus cinco dedos, y gran parte de su mano dentro de mi culo.
A medida que me fue introduciendo sus dedos, yo seguía sintiéndome aparte de avergonzado, me encontraba muy molesto conmigo mismo. Por lo que ya les he dicho.
Pero a medida que esos dedos comenzaron a traspasar mi apretado esfínter, algo dentro de mí como que hizo clip.
Aunque yo procuraba no demostrar lo que estaba sintiendo, y como eso me estaba afectando.
Al grado que, en par de ocasiones, sin que ninguno me dijera nada, casi de manera involuntaria yo comencé a mover mis caderas, como buscando sentir, más y más dentro de mí, esos dedos.
Al poco rato me tocó, acostarme boca arriba, sobre el viejo, y raído sofá, de manera que mis nalgas quedaban a la completa disposición, de mis compañeros de Fraternidad.
El primero en penetrarme por el culo lo fue el presidente de la fraternidad, quizás por lo mucho que yo había bebido, o por lo dilatado que aquellos dedos, habían dejado mi esfínter, cuando ellos comenzaron a penetrarme, yo sencillamente lo disfruté.
Y así uno a uno, de mis compañeros, me fue enterrando sus vergas, al tiempo que alguno otro de esos cinco compañeros, me volvía a poner a mamar su verga.
Yo a pesar de lo mucho que trataba de controlarme, y no manifestarles, cuanto me estaba gustando que me hicieran eso.
Después de un buen rato, como que dejó de importarme lo que fueran a pensar, o decir de mí. Y en ocasiones gemía de placer, a medida que fui sintiendo, como algunas de esas cinco paradas vergas, me penetraban una y otra vez.
A medida que la noche fue pasando, mis compañeros de Fraternidad, cuando no me tenían acostado sobre el sofá, clavándome salvajemente.
Me ordenaban que me pusiera en cuatro patas, o que me apoyase contra alguno de los muebles, para luego que separase las piernas, ellos sin pérdida de tiempo me continuasen penetrando por mi culo, o mi boca.
Así pasé toda la noche, y gran parte de la madruga. Hasta que seguramente por lo mucho que había bebido, perdí el sentido.
Cuando me desperté con un tremendo dolor de cabeza, nada más me bastó tocar mis nalgas, toda llenas de leche, para recordar todo lo que mis compañeros de fraternidad habían hecho conmigo.
Es más, todo mi cuerpo olía a sudor, semen, y saliva, por lo que dando tumbos me dirigí al baño con la idea de darme una ducha, diciéndome a mí mismo, que me había portado peor que una puta.
Tras la ducha apenas entré en mi cuarto, me encontré a mi compañero de habitación, uno de los tantos que la noche anterior se había cansado de comerme el culo, y ponerme a mamar su verga.
Apenas me vio que entré mojado envuelto en mi toalla, de manera descarda, se agarró su verga por encima de la tela del pantalón, diciéndome al mismo tiempo. “Sabes, lo de anoche, fue estupendo, me gustó tanto el darte por el culo, que nada más de pensarlo se me ha prado la verga. Me harías el favor de darme una buena mamada, y dejar que yo te vuelva a dar por ese sabroso culito, tuyo.”
La verdad es que no se en que estaba pensando, yo, pero apenas terminé de escucharlo, dejé caer mi toalla, y tras cerrar la puerta de nuestra habitación, me agaché hasta que mi boca quedó sobre su parada verga, la que me puse a mamar por un rato, hasta que él me dijo que me apoyase contra la pared, casi de inmediato volví a sentir su verga atravesando divinamente mi esfínter.
Ya se pueden imaginar, a quien acuden mis hermanos de la fraternidad, cuando se quedan con las ganas de acostarse con sus novias….
Así si vale la pena ir a la universidad