Al ver, lo asustado que él estaba me aproveché de la situación.
El jefe de un taller se aprovecha de un joven he inexperto empleado, al que un supervisor le dijo que lo habían despedido, va donde el jefe del taller y este lo cita en su casa, donde aprovechándose del joven lo convierte en su mariquita. .
Cuando el nuevo empleado preguntó la razón, su supervisor, le dijo. “A, no eso no es problema mío, si quieres ve y habla con el jefe”.
De inmediato, aunque bastante nervioso, el nuevo empleado se dirigió a mi oficina.
Apenas tocó la puerta, le ordené que entrase, y de inmediato, comenzó a decirme, lo mucho que él trabajaba en el taller, y lo importante que era para él, su trabajo, que dependía de lo que ganaba, para pagar su coche, la renta de su casa, y que además estaba por casarse.
Lo vi de pies a cabeza, y tan solo le pregunté. ¿Sabes dónde vivo? Algo confundido me respondió que sí, de inmediato, le dije. “Te espero en mi casa, esta noche a las ocho, ya que ahora no tengo tiempo de atenderte. Pero por los momentos, dile a tu supervisor, que suba, para hablar con él”.
El chico hizo, lo que le dije, y apenas salió del taller, se fue a su casa, llamó a su novia, y le explicó todo, luego, se dio un buen baño, pensando que, si le daba tiempo, después de hablar conmigo, pasaría por casa de su novia.
Ya era un cuarto para las ocho de la noche, cuando llegó a mi casa, estaba parado frente a mi puerta, esperando que fueran las ocho, para tocar la puerta, cuando llegué en mi coche, al verlo le sonreí, y de inmediato tras abrir la puerta de su casa, lo hice pasar.
Él ya iba a comenzar a repetirme lo que me había dicho en la oficina, cuando simplemente lo mandé a callar, para luego decirle. “Ahórrate el discurso, y escúchame atentamente. Si no estás de acuerdo con lo que te voy a decir, simplemente te marchas, y pasas a buscar el pago de tu liquidación mañana, pero en la tarde. Ahora si estás de acuerdo, con lo que te voy a decir, no pasa nada, tú sigues trabajando, y cobrando ese salario, que tanta falta te hace”.
Al escucharme, no supo ni que decir, hasta que, acercándome a él, le dije. “Quiero comerte el culo, y que mames mi verga.” él se quedó pasmado, hasta que una de mis manos, se deslizó desde su espalda hasta sus nalgas, diciéndole. “Tú decides”.
De inmediato comenzó a decirme que él no era maricón, pero de inmediato le respondí. “Ese no es mi problema, yo lo que quiero es comerte el culo, tú dirás.”
De seguro el chico, tenía ganas de darme un buen golpe, lo que evitó que lo hiciera, es que soy casi el doble de su tamaño, por lo que, casi llorando, pero de rabia e impotencia, me dijo. “Como quiera”.
Lo tomé suavemente por el brazo, y lo conduje a la habitación en la que hay solamente una cama, y apenas entramos, le dije. “Vete quitando toda la ropa, luego vas al baño, te das una buena ducha, y te lavas muy bien entre las nalgas, que de lo demás me ocupo yo.”
Sumisamente hizo todo lo que le dije, y al regresar al cuarto, ya estaba yo completamente desnudo esperándolo recostado sobre la cama, acariciando mi verga.
De nada más verme, se asustó, pienso que, en esos momentos, hasta ganas de salir corriendo, le volvieron a dar seguramente.
Pero no lo hizo, así que, resignado a su suerte, me preguntó qué quería yo, que él hiciera, me quedé viendo mi verga, y sonriendo le dije. “Para comenzar quiero que te pongas a mamar como un cabrito. Pero con cuidado, no me vayas a morder.”
De seguro por su cabeza comenzaron a pasar, un sin número de ideas de como matarme, pero eran tan solo eso, ideas, así que mientras me puse de píe sobre la cama, temerosamente se me fue acercando.
Tímidamente comenzó a pasar su lengua a lo largo de todo mi miembro, hasta que poco a poco comenzó por ir introduciendo mi colorado glande dentro de su boca, para de la misma forma comenzar a chupármelo, muy lentamente.
A medida que él seguía mama que mama, me fui acostando, al tiempo que comencé acariciar su cuerpo, ya que él, sin dejar de mamar mi miembro, yo continuaba acariciándole por todas partes.
Aunque me di cuenta de que se sentía incómodo, por otra parte, también mi di cuenta de que, al él sentir mis manos sobre su piel, hacía que se le enchinara toda su piel, a medida que él seguía mamando, yo lo fui agarrando, y acariciando sus nalgas, diciéndole. “Tienes un lindo culito, y desde que llegaste a trabajar al taller, había tenido ganas de comértelo.”
Mis palabras, lejos de incomodarlo, comenzaron hacer que se sintiera mejor, por lo que ya en cierto momento, a medida que seguía pegado a mi verga, chupa que chupa, comencé a pasar mis dedos, por entre sus nalgas, por lo que cada vez que sentía el roce de mis dedos, sobre el hueco de su culo, una especie de corriente eléctrica recorría todo su cuerpo.
Hasta que, en cierto momento, con mis dedos comencé a penetrarlo, fue cuando al poco rato, le indiqué que se recostase boca arriba, mientras que yo seguí acariciando sus paradas nalgas, y explorando su apretado culito con mis dedos.
Él no se había dado cuenta, pero a medida que yo exploraba todo su culo, en ningún momento soltó mi verga, la sentía palpitar en su mano, y en cierto momento, me dijo que deseaba que no demorase más, y le enterrase toda mi verga.
Fue en ese instante, que le pregunté si realmente ya estaba listo, por lo que, sin decir una sola palabra, mientras seguía mamando nuevamente mi verga, afirmando con su cabeza, me respondió que sí.
Ya se encontraba recostado de lado, cuando yo me recostó tras de él, y haciendo que separase sus piernas, comencé a penetrarlo, sintió mi colorado glande, que momentos antes había tenido dentro de su boca, como lo fui presionando contra el hueco de su culo.
Aunque al principio, se quejó de dolor, a los pocos momentos, ya lo tenía totalmente atravesado, cuando él sin que yo se lo pidiera, comenzó a mover sus nalgas, igual como las mueve la puta de mi ex mujer, cuando le doy por el culo a ella.
En ese momento, no podía creer que aquello que lo que le estaba haciendo, al chico le gustase tanto, y me hiciera sentir tanto placer, a medida que yo continuaba enterrando, y sacando toda mi verga de su apretado culo, él seguía moviendo sus caderas, buscando sentir más, y más adentro toda mi verga.
Él no paraba de gemir, y de pedirme que le diera más duro, por mi parte, lo apretaba con fuerza contra mi cuerpo, al tiempo que, con mi boca, le mordisqueaba la nuca, y sus orejas, él chillaba de placer, y seguía pidiéndome que le diera más verga, sin vergüenza alguna.
Al venirme dentro de su culo, lo apreté con mucha más fuerza, hasta que tanto él como yo nos quedamos quietos, al poco rato, extraje mi verga de entre sus nalgas, y les juro que eso sonó igual a cuando descorchan una botella de champan.
Me puse de pie, fui al baño, donde oriné, y al regresar a la cama, sin que yo le dijese nada, voluntariamente se dedicó a mamármela intensamente, hasta que hizo que me viniera dentro de su boca, y garganta.
Desde luego que sigue trabajando en el taller, ya que lo de que lo iba a despedir, fue una broma de su supervisor, pero yo al escuchar, lo asustado que él estaba de perder su trabajo, decidí aprovecharme de la situación, por los momentos, el chico no se va a casar, y por otra parte se mudó a mi casa.
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