Amada y extenuada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Este lunes tuve una cita con mi amante habitual.
Es un hombre vigoroso, enérgico, pero respetuoso conmigo.
Además está loco por mi cuerpo.
Estuvimos en una casa de campo que tengo en las afueras de la ciudad, es un lugar idílico, rodeados de árboles y vegetación.
Además tenía la coartada perfecta y el sitio nos garantizaba una total discreción.
A la hora convenida llegó mi hombre y entramos en la casa, donde hacía un frio tremendo ya que está deshabitada en estas fechas.
Yo fuí al baño a cambiarme, me puse unos leggings negros de cuero y una blusa de seda azul, anudada en la parte inferior.
Iba descalza, como siempre, ya que me gusta exhibir siempre mis femeninos pies.
Fuí al salón, donde me esperaba mi hombre, contoneando las caderas y siendo lo más sexy, posible y le dije: "Aquí está tu mariquita, cariño", él se lanzó sobre mí tremendamente excitado, me llevó a la habitación, se sentó sobre la cama y me tumbó sobre sus piernas y con su mano derecha comenzó a darme azotes en el culín que cada vez eran más fuertes.
Mis grititos de dolor le estimulaban a seguir castigándome.
Luego me tumbó boca arriba en la cama y empezó a sobarme las tetillas y a morderme los pezones.
Me hacía mucho daño, pero yo aguanté por lo mucho que él disfrutaba.
Luego se sentó sobre la cama y yo me postré de rodillas ante él y comencé a hacerle una mamada.
Él me agarró del pelo y marcó el ritmo de la mamada.
Luego, tremendamente excitados los dos, me desnudé y me puse unas medias de nylon.
Él me lubricó el culín y me penetró con dulzura, mientras su tremenda polla entraba dentro de mí con rotundidad, me acariciaba mi pequeño penecito.
Luego le masturbé con mi mano, mientras nos besábamos apasionadamente.
Han pasado cuatro días del encuentro y aún me duelen las tetillas y el culín.
Pero me encanta sentir este dolor, porque me recuerda la causa que lo provocó.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!