Aventuras en el Bus
Es increible lo que se puede vivir dentro de un bus lleno de gente.
El Bus
A mi desde chico me han gustado los hombres, especialmente los mayores. Me gustan las vergas grandes, gruesas y duras de los maduros, pero nunca me imaginé que ahora, ya de grande, tengo 65, yo pudiera atraer a jovencitos, como me paso a mí.
Esa tarde, iba en el autobús, era hora pico e iba totalmente lleno, cuando empecé a sentir como un chico se me repegaba por detrás.
Al principio no le di importancia, ya que había demasiada gente y es normal que unos apachurren a otros. Pero al poco, si note que era insistente y se me repegaba ya descaradamente.
En una de esas, el camión dio un tumbo y yo separe las piernas para no caer y me agarre a dos manos en el respaldo del asiento frente a mí. El chico aprovecho y me tomo de la cintura y me empezó a frotar su pene entre las nalgas.
Ya no había forma de que fuera una equivocación o algún mal entendido, definitivamente me estaba frotando la verga. Yo estaba un poco sorprendido de que la persona que me hacía eso fuera un chico de apenas unos 18 o algo así. No podía yo saber si le gustaban los mayores o solo quería darse algo de satisfacción.
Yo me empecé a excitar y empecé a parar las nalgas y a moverme cachondamente para sentirlo mejor. El chico se dio cuenta de que yo estaba complaciente y me apretaba más y más contra él y me frotaba la verga de tal manera que yo sentía su pene delicioso entre mis nalgas. Se le notaba ya de lo más duro y parado, yo no me pude contener más y pasé una mano hacia atrás y se la empecé a acariciar, era realmente grande.
En una parada del autobús, se bajaron algunas personas y rápidamente nos fuimos a sentar a la parte de atrás. El chico se sacó la verga y yo se la empecé a acariciar así, toda desnuda.
Algunas personas de pie que estaban cerca se amontonaban para poder mirar lo mejor posible, eso a mí no me importaba, nunca me ha preocupado que me vean. Al contrario, volteaba a ver a las personas a los ojos en lo que se la manoseaba y los miraba como retadoramente, como diciendo, quien más va a querer, o algo así.
Yo estaba del lado del pasillo y algunos me repegaban la verga en el brazo y se frotaban. Para entonces yo ya estaba bien caliente, así que, sin más, valiéndome madre, me agaché y se la empecé a chupar al chico.
Note como se moría de la vergüenza de que nos estuvieran viendo, pero se lo hacía tan rico que se dejaba hacer. No tardo en venirse tremendo dentro de mi boca, me imagino que de los nervios para que ya nos dejaran de ver.
Se levantó y se fue a toda prisa. Yo me quedé sentado mirando a los demás, uno se animó y se sentó a mi lado, así que sin más se la empecé a acariciar. Lo curioso es que también era un chico muy joven y también muy vergon.
A otro jovencito que me la repegaba en el brazo, también se la empecé a acariciar y note como enseguida se le paraba y se le ponía dura, así que acelere mis caricias para intentar darle placer.
Al poco, el chico a mi lado ya no se pudo aguantar y se la saco para que se la chupara. Enseguida me puse de rodillas sobre el asiento y me incliné a chupársela parando las nalgas y ofreciéndolas a quien las quisiera.
Un chico se animó y me metió mano dentro del pantalón y me empezó a dedear muy pero muy rico. Al poco el chico se vino dentro de mi boca y el otro chico también me hizo venirme de la tremenda dedeada que me estaba dando.
Me senté en mi lugar y se la empecé a chupar hasta hacerlo venir también. Ya llegando a mi parada, me levante, y sonriéndoles a todos a modo de despedida me baje del bus.
Algo parecido se empezó a repetir de vez en vez, cuando alguno de los pasajeros me reconocía de aquella vez y me frotaba la verga entre las nalgas. Y así se repetía la historia.
En otra ocasión les contare de mis aventuras con jovencitos, claro está que esas fueron menos que mis aventuras con mayores.
Si gustan, me pueden escribir a mi correo [email protected].
Saludos.
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