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Dominación Hombres, Gays

Aventuras y Calenturas de Niños Traviesos. Capítulo 1.

Un chalán de un taller ansía meter su verga en el huequito del hijo del patrón, sin saber que el nene no es ajeno a eso..
¡Advertencia!

El siguiente relato es una obra de ficción. Cualquier parecido con hechos y/o personas reales es mera coincidencia.

El hijo del patrón.

Tenía ya dos meses trabajando en aquel taller y desde el primer día quedé encantado por lo hermoso que era el pequeño Matías de 9 años, hijo del patrón. Cada vez que lo veía entrar me quedaba idiotizado y mi verga comenzaba a erguirse. Él era un niño morenito de cabellos lacios, cuerpo un poquito llenito y con un culazo de campeonato, además de que tenía una carita hermosa, gracias a los rasgos de su mamá.

A leguas se le notaba que era afeminado, cosa que le molestaba a mi patrón porque decía que tenía que ser machito y no un suavecito. El niño ni se inmutaba, el seguía con su vida sin importarle los reproches de su viejo.

Un día, el patrón tenía que ir a que le rectificaran una cabeza que habíamos desmontado entre él, Gustavo (el otro chalán) y yo, pero para su mala suerte el niño se encontraba en el taller, pues la mamá se había ido a hacer mandados.

– ¿Papi, puedo ir? – preguntó Matías.

– No, solo me estorbarías. – le contestó.

– Por favor, quiero ir.

– Dije que no y te callas. – dijo ya en tono amargo. – Francisco (ese soy yo), Gustavo y yo iremos. Recoge todo y cuando vuelva ya cerramos el taller.

– Sí, patrón. Lo que usted diga.

– Ah, y cuida al mocoso. Que no ande de tentón.

Menos de dos minutos después se habían subido a la camioneta y partieron, dejándome solo con mi hermoso. Fui rápido al portón del taller y cerré. Luego volví con él.

– Mati, ayúdame a levantar para que sea más rápido y juguemos a algo mientras tu papá regresa. – dije.

– ¡Sale! Te ayudo. – contestó efusivamente.

Y así nos pusimos manos a la obra. Mientras recogíamos todo, me relamía los labios y comencé a idear un plan para disfrutar del chiquillo, sin importarme ya que mi verga se había parado, cosa que no pasó desapercibida para Matías.

Habiendo levantado, iba a proponer mi juego, pero el chiquillo se me adelantó.

– Oye, yo quiero elegir el juego. – dijo.

– Está bien. ¿Qué quieres jugar? – dije con un poco de resignación.

Sin contestarme, se abalanzó sobre mi verga, la liberó de su prisión bajándome los pantalones y sin dudarlo se la metió a su boca, acción que me dejó en shock. Me estaba dando una mamada de campeonato, mejor de lo que ninguna de las novias que he tenido.

Comencé a dejarme llevar por las sensaciones que sentía gracias a la experticia del chiquillo. Mi verga se ponía cada vez más dura y caliente, sentía que iba a explotar en cualquier momento, pero antes de que eso pasara el chiquillo se desprendió y me dijo.

– Te espero en la oficina de papá. – dijo y se fue corriendo.

Tenía los pantalones abajo y mi respiración era sumamente agitada. No daba cabida a lo que estaba ocurriendo en ese momento, pero me estaba encantando. Así que, en cuanto salí de mi trance erótico me subí los pantalones sin abrocharlos y fui a donde se encontraba aquel cabroncito.

Al pasar el umbral de entrada de aquella oficina, aquel diablillo ya se encontraba de la misma forma en que llegó a este mundo, sin una sola preda sobre el sofá y en pompa separando sus nalguitas y mostrando su delicioso anito.

– Quiero tu verga aquí adentro. – dijo el pequeño, haciendo que mi tolete se pusiera aún más duro.

Me quité desnudé rápidamente y me acerqué hipnotizado por la delicia que mis ojos veían, quería meter hasta el fondo mi barra de carne y culear al chiquillo hasta depositar toda la leche que pudiera en su cuevita. Mientras caminaba me iba jalando el ganso, pues estaba muy excitado.

– ¡Espera! – gritó el diablillo cuando mi verga se encontraba a pocos centímetros de su agujerito. – Primero mama mi culito y deja mucha saliva.

Esas palabras fueron como un poema para mí, haciendo que me recorriera un escalofrío por mi cuerpo y se me pusiera la piel de gallina. Así que sin dudar ni un segundo más, me arrodillé y comencé a chupar con pasión aquella infantil grutita. Mi lengua se metía lo más profundo que podía llegar. Ese saborcito del culito de Matías era sublime, algo que nunca había probado y a lo que ahora me había vuelto adicto.

– Mmm. Chupas rico. Aah. – gemía quedito el diablillo.

Yo me daba gusto devorando la rajita del nene. Debía aprovechar lo más que podía, pues no sabía si se repetiría la oportunidad.

SURP, SURP, SURP… mamaba y mamaba sin dar tregua durante largos minutos.

– ¡Aaaahh! ¡Ya! ¡Métemela ya! – gimió la putita de Matías.

Una vez más, sus palabras fueron un aliciente para mi ser, obedeciendo eso último que me pedía. Me incorporé, escupí en mi mano y embarré mi verga con saliva, la alineé con la rajita del chiquillo y comencé a puntear sin perder el tiempo. Estaba tanteando ese manjarcito con mi herramienta, pero no por mucho, pues al igual que el chiquillo yo también quería tener mi verga dentro de él. Empujé con más fuerza para lograr mi cometido, encontrando poca resistencia y así sin más, se la dejé ir hasta el fondo.

– ¡Aaaaahh! – el chillido que dio fue hermoso.

– ¡Uuufff! – bufé. – Ahora sí putillo, te voy a coger con ganas.

Y así comencé con el mete y saca. Primero lento y conforme avanzaban los minutos el movimiento de mis caderas se volvió más intenso, golpeando las nalgas de Matías.

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! Se escuchaba en aquella oficina.

– ¡Aaaah, aaaah, aaaah! – el putito gemía mientras disfrutaba sentir mi verga recorrer sus intestinos. – ¡Más duro! ¡Aaaah, aaaah, aaaah!

– ¡Toma, putito! ¿Querías verga? ¡Pues toma! – la lujuria se apoderó de mi ser.

– ¡AAY! ¡Dolió! ¡Aaaah, aaaah, aaaah!

– ¡Uuuuff! ¡Pues eso… uuuff… te mereces… uuuff!

– ¡Aaaah, aaaah, aaaah! ¡Despacio! ¡Aaayy!

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! No le hice caso y en vez de disminuir la velocidad, la aumenté.

Sentía los ardientes pliegues del chiquillo cada vez que mi verga entraba y salía a gran velocidad sin detenerse.

– ¡Uuff, uuff, uuff! No sé… uuff… quién te haya cogido… uuff… por primera vez… uuff… pero le doy las graciaaaas… ¡Oooh! – y lo dije en serio.

De no ser por aquel cabrón que estrenó a ese putito, probablemente no me lo habría cogido, pues no hubiera sabido como convencerlo y lo más probable es que me hubiera metido en graves problemas.

– ¡Aaaah, aaaah, aaaah, aaaah! – de pronto el chiquillo comenzó a disfrutar nuevamente.

– ¡Uuff! Eso perrita. ¡Disfruta la verga de tu macho! ¡Oohh, oohh!

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF!

En eso, me harté de la misma posición y sin más le saqué la riata y lo volteé, tomé sus piernas y se las levanté haciendo las chocar con su pecho y así, en lo que yo llamó patitas al hombro, se la dejé ir nuevamente y lo taladré salvajemente otra vez.

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF!

– ¡Aaaaahh, aaaaahh, aaaaahh, aaaaahh!

– ¡Uuuff! ¿Quién es tu macho? ¿Eeh? ¿Quién es tu macho?

– ¡Aaaaahh, aaaaahh, aaaaahh, aaaaahh!

– ¡Dime, puta! ¿Quién es tu macho? ¿Quién es?

– ¡Aaaah, aaaah! ¡T-tú! ¡Aaaaaaah!

– ¡Di “Francisco es mi macho”! ¡Dilo!

– ¡Aaaah, aaaah! ¡Francisco… aaah… es mi… aaaah… m-mi… macho!

– ¡Uuuff! ¡Eres una buena perra! ¡Uuuff!

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF!

Sentía que mi verga llegaba más y más profundo. La cara del chiquillo estaba roja de tanto placer que sentía. Nunca imaginé que un nene pudiera disfrutar una cogida así, pero ahora que lo había descubierto, quería repetirlo una y otra y otra vez.

– ¡Aaaah, aaaah, aaaah! ¡Francisco! ¡Aaaah, aaaah, aaaah! ¡Soy tu puta! ¡Aaaaah, aaaaah!

– ¡Uuufff! ¡Así es! ¡Aagh! ¡Eres mi puta! ¡Ooh, ooh, ooh!

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF!

Llegó el punto en el que mis huevos se comenzaron a inflamar. En la punta de mi verga sentía una energía eléctrica que indicaba que mi verga estaba a punto de escupir mi leche de macho en lo más profundo de Matías.

– ¡Uuufff! Ya voy a venirme, putita.

– ¡Sí! ¡Llena mi culito con tu leche! ¡Aaaah, aaaah, aaaah!

– ¡UUUFFF! ¡GOOAAAGH! – en ese momento sentí cómo de mi verga salían disparados varios chorros de mi leche de macho, inundando los intestinos de Matías.

– ¡AAAAH, AAAAH, AAAAH! – el niño se vino en seco al sentir mis mecos calientes en su interior.

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! Seguí bombeando hasta que sentí que ya me había deslechado por completo, o al menos por el momento.

Matías mantuvo los ojos cerrados y se escuchaba su respiración muy agitada debido a la intensidad de su orgasmo. Me salí del culito en cuanto sentí que se me puso flácido y me senté en el sofá. Vi la hora en el reloj de pared de la oficina y pude notar que habían pasado 45 minutos desde que el patrón se fue a la rectificación. Calculé y todavía tenía unas dos horas más para divertirme con aquel diablillo.

– Aah, aah, aah, aah. Coges rico. – dijo el niño con voz quedita.

– Y tú aguantas una verga. Eres una zorrita. ¿Quién te estrenó? – pregunté.

– ¿Para qué quieres saber? Eso no se cuenta. – contestó un poco molesto

– Ja, ja, ja. No te enojes, Mati. Es para felicitar al afortunado, ya que gracias a él eres toda una zorrita. – le dije con entusiasmo para ver si decía el nombre.

– Mmm, es que no te puedo decir.

– Anda, bebé. Quiero saber para darle las gracias y regalarle un obsequio. – le dije poniéndome sobre él. Tenía mucha curiosidad por saber quién fue el afortunado.

– Mmm, está bien. Fue mi tío Augusto. – dijo.

– ¿Augusto? ¿El hermano del patrón? – pregunté sorprendido. – ¿Cuándo te desvirgó?

– ¿Me qué?

– Te reventó el culito, vaya.

– Aaaa. El año pasado, después de que cumplí ocho años.

– Oooo, ya veo. Entonces tendré que felicitarlo.

En eso junté mis labios con sus labios y comencé a comérmelo a besos, cosa que él respondió muy bien. Sabía besar el putito. Esto ocasionó que mi verga se parara una vez más, cosa que sintió Mati.

– Ya se te paró otra vez.

– Pues tendrás que hacer tu trabajo perrita. – dije cargándolo y poniéndolo sobre mí al sentarme en el sofá.

– ¡Ups! – exclamó al sentir que mis mecos se salían de su culito, algo que también sentí.

– Bueno, ya estás lubricado. Je, je.

– Ji, ji. Ok. Ahí voy. – dijo mientras tomaba mi verga y la alineaba con su colita.

Cuando la cabeza de mi verga se anidó nuevamente en la entrada, el chiquillo se dejó caer.

– ¡AAAH! – gimió con fuerza.

– Round dos, putita.

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF!

– ¡Aah, aah, aah, aaah! ¡No pareeeees!

– ¡UUUFFF! ¡Eres una puta sabrosa!

– ¡Aaah, aaah, aaah! Y tú… ¡un macho fuerteee! ¡Aaahh!

– ¡Ooh, ooh,ooh! ¡Toma putito! ¡Toooomaaaa!

– ¡Aaay! ¡Dueeeeleee! ¡Aaah, aaah, aaah, aaah!

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF!

– ¡Uuf! Desde que te vi sabía que eras una zorrita. ¡Ooh, ooh!

– ¡Aaah, aaah! ¡Me encanta tu veeergaaa! ¡DAME MÁS DURO!

– ¿Más duro? Pues tú lo pediste.

En ese momento me levanté y le di vuelta, dejándolo en cuatro como la perra que es, sobre el sofá y sin sacar mi verga.

– Ahora verás puta. Prepárate para la cogida de tu vida.

Y así sin más, sujeté al nene de sus caderitas y comencé a embestirlo brutalmente y sin consideración, haciéndolo chillar y gemir como la puta en celo que es.

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! ¡ZAS, ZAS, ZAS! Lo nalgueaba al mismo tiempo que lo cogía.

– ¡AAAAY! ¡Lastimas!

– ¡Cállate, zorra! ¡Aguanta a tu macho!

¡PLAF, PLAF PLAF, PLAF, PLAF! ¡ZAS, ZAS!

– ¡AAYY! ¡Aaah, aaah, aaah! ¡AAAYY!

– ¡¿Te gusta?! Así querías ¿no? ¡Esto te mereces! ¡Así se trata a una perra!

– ¡Aaayy! ¡Aaah, aaah, aaah! ¡Sí, así! ¡Dame duro! ¡Aaaah, aaaah, aaaah!

– ¡UUFF! ¡Toma, toma, toma!

– ¡Aaayy! ¡Aaaahh!

El sonido de la carne chocando, los gemidos del nene y los míos, el sudor corriendo por los cuerpos de ambos, el olor a sexo que llenaba la oficina de aquel taller, todo eso hacía de aquel momento uno memorable, uno que jamás en mi vida olvidaré, uno en el que desearía hubiera quedado atrapado por la eternidad.

Mi verga se sentía tremendamente bien. Estaba recibiendo el premio que se merecía, aquel que había deseado desde el primer momento en el que vi al chiquillo.

Nuevamente una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, desde mi cabeza, a mis pies y hasta llegar a la punta de mi barra de carne. Sentí que mis huevos se inflamaron, como si fueran a explotar, indicando que mi venida era inminente.

– ¡UUOOOGGHH! – bufé como una bestia hambrienta y deseosa de nene.

– ¡AAAAHH, AAAAHH, AAAAHH, AAAAHH! – el chiquillo explotó en excitación también, al sentir mi leche llenar nuevamente sus entrañas.

¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! Di las últimas embestidas, quedando totalmente exhausto y quieto por unos momentos, luego de los cuales retiré mi verga del anito del niño escuchando un ¡PLOP!

Me moví hacia atrás y observé como mi leche de macho brotaba del hoyito del chiquillo por si sola, pero luego con peditos que el nene comenzó a echarse para sacarla toda.

– Mati, tu culito es el mejor que me he cogido. No miento.

El niño no contesto debido al cansancio que sentía, pero me regaló una tierna sonrisa, la cual me indicó la satisfacción que tenía al que hermoso chiquillo.

Después de esa segunda cogida lo dejé descansar y levanté la ropa que había dejado tirada desde que comenzamos con la faena. Me vestí y tomé unas toallitas húmedas que siempre hay en uno de los cajones del patrón para poder limpiar a su retoño.

Luego de limpiarlo bien, incluyendo su huequito, acomodé el desastre que hicimos en el sofá y perfumé el lugar con aromatizante. Luego nos fuimos a sentar a una de las bancas del taller y esperamos al jefe mientras platicábamos.

– Gracias por cogerme, Francisco. – me expresó con gratitud.

– Gracias a ti, bebé, por darme la oportunidad.

– Quiero repetirlo pronto. – me dijo con una sonrisa pícara en su rostro.

– Pues cuando quieras, hermoso, cuando quieras.

Y así continuamos a la espera del patrón.

——————————————————————————————————————

Hola a todos. Estuve desaparecido un tiempo. Aquí les traigo el primer capítulo de esta nueva saga. También trabajaré nuevamente en las sagas que no he terminado, esperando publicar nuevos capítulos muy pronto.

Espero estén bien y les deseo lo mejor. Si quieren compartir experiencias o compartir ideas para futuros relatos les dejo mi correo electrónico: [email protected]

24 Lecturas/27 agosto, 2025/0 Comentarios/por rxxa53
Etiquetas: culito, hermano, hijo, mama, mamada, orgasmo, puta, sexo
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