Baño turco
Ingresó, cerró al cortina, se sacó su taparrabo y exhibió una buena pija casi erecta que no tardó en estar en mi boca al sentarme al borde de la cama,.
Ni bien ingresé había un mostrador donde un joven esperaba a los clientes, como yo era nuevo y pregunté cómo funcionaba el sistema me guiaron por el lugar explicando la rutina para sacarle provecho, había tres salas de vapor una más intensa que la otra, una pileta de agua caliente con hidromasaje y unos boxes donde los hombres descansan luego del recorrido o la sesión de masajes, el precio incluía todo, menos el bar y al masajista. Pagué el servicio, me dieron un toallón y un trapito para ponerme alrededor de la cintura y no andar desnudo (pero casi), me cambié en el vestuario y salí a recorrer las salas, la verdad que como no conocía nada, me dediqué a observar las actitudes de los hombres que había allí, serían unos 15 en total; en la primer sala de calor muy, muy suave había algunos sentados a la mesa jugando a las damas, seguí para la segunda sala donde ya el vapor se hacía notar, me gustó y me quedo varios minutos, luego pasé a la tercera donde el calor húmedo generaba cierto efecto de limpieza en la piel que la suavizaba notablemente, en esa estaba yo solo hasta que luego entró un hombre de unos 50 años.
-Hoy está fuerte esta sala, Dijo
– ¿Sí? No sé, es la primera vez que vengo
– Ahhh, mirá vos ¿Y es tu primer recorrido?
-Sí, recién empiezo
-No te pierdas la pileta, hoy está ideal.
-Gracias después iré
-Y después te vas a descansar a los privados que están muy limpios. Y luego de decirme eso, se fue. Yo no estuve mucho más, fui a una de las duchas y de ahí a la tan ansiada pileta en la que debía meterme desnudo, reconozco que me dio cierto pudor, pero lo hice sin pensar mucho, la sensación de sumergirme desnudo en el agua tibia fue excitante, me senté en uno de los hidromasajes, estaba solo, cada tanto pasaba alguno por el pasillo que guiaba hasta los boxes, pero ninguno se metía, yo quería ver un hombre desnudo, en un momento pasa uno que me da conversación y pregunta sobre cómo está el agua, charlamos un poco y enseguida veo que se dirige al perchero donde cuelga el tapa rabo floreando una cola interesante, entonces se da vuelta y lo veo desnudo, con un pene excitado pero no erecto y se sumerge en el agua caminando de frente hacia mí, obvio que lo miré todo el trayecto y notó eso:
-Tenías razón, hoy está excelente el agua. Dijo
-La verdad que es la primera vez que vengo, no lo conocía y me gusta
– ¿Entonces todavía no fuiste a los privados?
-No, pensaba cuando salía de acá ir a descansar un poco.
-Te van a gustar. Comentó y seguimos hablando muy en general de las salas y los hombres que asistían
No pasó mucho tiempo cuando decidí salir de la pileta, con un caminar lento y sensual, porque eso genera hacerlo con agua hasta la mitad de los glúteos, me dirigí hacia la escalera por donde subí también despacio pero ya con la intención de exhibirme, me sequé y al pasar por al lado de mi ocasional compañero de hidro, nos miramos directamente a los ojos e hicimos un gesto como de aprobación, en cuanto entré a la habitación donde se encontraban los privados noté un perfume especial, intenso y agradable, casi diría que excitante, prendían sahumerios que supongo serían afrodisíacos.
Los boxes consistían en una cama de una plaza, una frazadita y una almohada, la división entre ellos era tan solo un tabique y a la entrada una cortina de tela que se podía correr o no según el deseo de quien lo ocupaba, serían unos 7 u 8 lugares iguales, los recorrí y me encontré en algunos con hombres acostados boca arriba, fumando o no y acariciándose su miembro, un poco me asombró esto, pero era obvio que pasaría; la temperatura era agradable tanto como para estar desnudo allí, encontré uno frente a una ventana que tenía pintura azul sobre el vidrio para crear un lugar de semioscuridad y en ese me acomodé, acostado boca abajo y tan solo tapado con el trapito que nos daban esperé para ver que pasaba, noté un desfile de hombres que se detenían en la puerta de los boxes ocupados, entre ellos el mío, pero muchos seguían de largo, hasta que apareció mi ocasional compañero de hidro, él se quedó mirando, como esperando mi aprobación, algo que hice al ponerme de costado para quedar frente a él. Ingresó, cerró al cortina, se sacó su taparrabo y exhibió una buena pija casi erecta que no tardó en estar en mi boca al sentarme al borde de la cama, suave, muy limpia, con sabor a recién aseada saboreé cada centímetro de ese pene que endurecía entre mis labios, mi lengua se encargaba de acariciar el glande cada vez más rojo, mi partenaire se tomaba del palo de la cortina y gemía, yo lo recorría desde su huevos hasta tragar a fondo un miembro de buen tamaño y cada vez más duro.
Se agachó un poco y en voz baja me dijo: -Te quiero coger. No tardé mucho en ponerme en 4 sobre la cama y sentir como muy despacio la metía hasta tocar su pubis con mis nalgas, jugó un poco con su bombeo y la sacó, para volver a meterla, pero a medida que hizo esta práctica aumentó su ritmo, sentí como sus manos tomaban mis caderas que llevaba hacia él y empecé a moverme como una hembra, eso lo enloqueció y me clavaba sus dedos en mi piel hasta que lanzó un grito corto pero fuerte y se quedó quieto mientras yo sentía cada palpitación de su pija bombeando semen dentro mío. La sacó, se limpió con la toalla y me dijo:
-Sos muy bueno, espero verte pronto. Y se fue por donde vino sin decir más
Yo me recosté boca abajo en la cama y creo haberme dormido un poco; luego de un rato me levanté fui a las salas nuevamente, renové mi cuerpo un poco más y antes de irme me bañé, todo en aquél lugar era muy sexual y eso empecé a ver en cada visita que hacía, al principio eran un poco alejadas, pero luego eran casi semanalmente, tenía sexo siempre, si bien iba en busca de ser pasivo muchas veces terminé como activo. Conocí hombres a los que visité en su casa luego, ya que me pasaban la dirección y mi vida homosexual se puso muy activa al tiempo que el sexo con mi mujer se alejaba cada vez más, a pesar que la deseaba y la buscaba. Había empezado a comprarme ropa interior en una tienda gay y tenía una tanga de hilo dental que alguna vez usé en el baño turco para ir al solárium o tan solo para exponer mi cola en la cama y esperar a que la presa caiga. Y obvio que caía.
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