CALIENTE ESCLAVO DE MI CALIENTE PRIMA.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando en un trágico accidente de aviación mis padres fallecen dejándome en la vida huérfano y solo, a mi ricachona tía, la madre de mi prima la María, que conocía muy bien mis características de calenturiento incorregible, al punto vió una manera de solucionar de un solo tiro varios problemas que estaban planteados con los casos de su hija y el mío, decidiendo para ello adoptarme y llevarme hacia su inmensa y alejada finca, para juntarnos a la María y a mí, como se juntan a dos animales en candente celo para así solucionar en familia, digamos, aquel problema que canas verdes le estaba a ella trayendo aquélla la avasallante calentura de la María que se decía, hasta con los caballos solía desesperadamente aparearse en su febril calentura insaciable, al allí en esa finca carente de varones humanos recluída tenerla.
En su avioneta particular recuerdo que me llevaba para hacer de mi destino el macho de su hija, diciéndomelo, recuerdo, con una explicitud tan cincera como directa, argumentando con la solidéz de las ideas que las personas muy adineradas tienen, la conveniencia de así juntarnos para solucionar aquéllo que tanto en mí como en la María, complementábanse como como se complementan, por ejemplo, un motor y el combustible que se necesita para que éste funcione.
La María, mi prima, era una muchacha que a mi modo de ver, era hermosísima. No para el gusto estético establecido que exige femeninas figuras anoréxicas, sino, para mí.
La María, era una chica despampanantemente culona, con unas piernazas inmensas y gordas, unas caderas desparramadas, y una cinturita bien finita, y unas tetas enormes…no sé si se dan cuenta más o menos; pero no era, como lo habrán ya advertido, el tipo de femenina figura que los figurines de belleza actuales estiman como ideal según ellos.
Olvidaba decir nuestras edades: 17 años, los dos.
-"Ya sabés…-decía la tía mientras me lo iba repitiendo en la avioneta que ella misma conducía-: allá, en la finca, vos y tu prima vivirán sin ninguna privación, pero vos serás el esclavo de ella, pues ella me dijo que te quería para tenerte como ya te imaginarás que quiere tenerte, y si sos inteligente y se entienden, vas a ser muy felíz teniendo una chica que te exprima esos jugos de macho caliente que vos vivís exprimiéndotelos solito." Así, decíame la tía, allá a miles de metros de altura mientras la avioneta volaba mostrándonos la inmensidad del paisaje.
Ellas, eran dos mujeres que vivían solas desde que mi tía había ultimado a tiros a su marido años atrás, sin consecuencias penales ninguna obviamente, dado la inmensa influencia de su poder basado en su enorme fortuna .
Mi tía era una mujer de esas como casi no existen, y que ni las novelas saben pintarlas de tan directa y positiva que en su accionar instintivamente es.
Sentadito yo a su lado y siempre escuchándola y sin tener permiso para dirigirle opinión alguna, debía sólo escucharla, y asentir cuanto me dijese, con movimientos de cabeza o algún que otro "sí" o alguna que otra frase que sólo conllevase un asentimiento absoluto a lo que había ella dicho.
Cuando por fin la avioneta aterrizó en la pista de la finca, sentí como que para mí, una nueva historia comenzaba…
-"Te llevaré donde está tu prima."- me dijo tía, y allá salimos hacia la mansión entrando hasta allá bien adentro, hasta un dormitorio en el cual, tendida y completamente desnuda y boca abajo sobre su cama, la María dormía -o mejor dicho se hacía la dormida-,mostrando al aire aquél su despampanante culazo que con sus nalgas desparramadas, casi abarcaban el ancho completo de la cama de una plaza, teniendo una de sus piernas con un pié hacia arriba, exhibiendo una estampa que al yo verla, quedé boquiabierto y con mi bulto genital abultado en ostentosa empaladura bestial. Tía…sonreía!
-"María..! aquí te lo traje!!!" -Exclamó tía mientras la María giraba sonriendo, pero sonriendo con una sonrisa en una cara por demás lujuriosa y hasta morbosa de tan maliciosa que se veía. Cerrando la puerta con nosotros dos dentro, antes del portazo, tía exclamó:
-"¡Cojan, y cojan…como gusten y hasta hartarse!!!"
De un salto la María se incorporó viniendo hasta mí con sus brazos en alto y desnuda, y los dos nos fundimos en un abrazo y besos de apasionada lujuria cayendo en aquella cama mientras la María me desnudaba con una velocidad sorprendente que quedé completamente desnudo en menos de tres segundos, soltando la María un grito de exclamación por demás placentera al ver aquél mi chorizo de casi medio metro y un grosor mas grueso que el de los caballos, mientras a las carcajadas y ya encima mío, comenzaba a mamarme desaforadamente y yo tenía ya en mi cara, su culo donde metía mi lengua como un loco.
La María daba gritos de alocada alegría manoseando mi chorizo por completo y zampándole bezasos haciéndome dar corcovos en la cama con ella encima mío, y las carcajadas de tía se hacían oír desde afuera oyendo lo que entre nosotros pasando estaba.
Presa en una euforia alocadamente felíz la María manoseaba como loca de arriba a abajo la longitud inmensa de mi verga así insólita en su tamaño como bestial, y gritaba y reía y le seguía zampando besos y trataba de metérsela en la boca y pugnaba por poder hacerla entrar. Yo…brincaba y gritabacorcobeando de cosquillas y placer demencial.
Mi primer orgasmo con la María sucedió allí mismo haciéndome ella eso, y una descarga como animal de un semen por demás abundante y denso, regó su cara y sus tetas y dirigiendo como una manguera mi verga la María reía a carcajadas regando mi leche por donde ella quería.
Lo que comenzó con la María, fue un despampanante amor loco así ilimitado y donde yo, me entregué por completo a ella diciéndole además que por favor me hiciese lo que ella quisiese hacerme, que sería yo para siempre su esclavo y que quería serlo por siempre si ella así lo deseaba.
La María, mirándome a las risas escuchándome éso decirle, me abrazó y comenzó a besarme y reírse como loca, y los dos saltábamos abrazados y calientes sellando aquel loco amor donde yo pasaba a ser el caliente esclavo de ella.
Allí mismo fue que me informó de su infertilidad para procrear y que jamás iría a quedar embarazada, lo que le daba a nuestros lujuriosos actos esa ilimitada luz vede para poder hacer de nuestra vida sexual una ilimitada joda donde jamás el embarazo pondría límites a nuestros desenfrenos.
Cojer y cojer comenzó a ser entre nosotros hecho contínuo, y en un desenfreno donde la desvergüenza era hábito rutinario, la María me vivía capturando con mi total complacencia y deleite haciendo de mi cuerpo su continuo juguete con el cual se divertía haciéndome estallar en orgasmos que me hacían gritar de placer mientras tía, siendo presencial testigo muchas veces de las cosas que la María me hacía asu más completo antojo por cualquier parte, solía largarse las carcajadas divirtiéndose ella también, con aquél el hacer y hacer de su hija sobre aquél su esclavo…que era yo.
Solos los tres en aquella hermosa mansión allá perdida en los confines de paisajes de bosques y serranías, era yo el objeto sexual de una hermosa piernuda, culona y tetona, que poseída por una lujuriosidad insaciable de sexo y locura, tenía para sí a otro loco también insaciable y lujurioso, que felíz de así haber bajo sus pies caído, disfrutaba de aquella morbosa relación en la cual era su esclavo, aunque ello no me incomodara.
Actos prolongados de humillaciones que me imponía,eran por nosotros mutuamente disfrutados en una manera gozosa de disfrutar aquello donde solía a veces ella azotarme, montarme desnudo y cabalgar sobre mis hombros haciéndome llevarla kilómetros a veces, o tener byo que lamerle los pies o lo que ella me ordenase lamerle, todas esas cosas y más, obviamente, configuraban aquella relación en la cual con la María, habíamos los dos encontrádonos para beneficio mutuo.
Mi insaciable lujuriosidad me hacía desearla encima mío haciéndome siempre las cosas que me vivía ella haciendo, y su insaciable lujuriosidad y deseos dominantes parecían como moldes para mi forma, y allí iba yo a parar casi de continuo siempre.
Sólo respetaba la María mi vida y mi integridad que no sufriese daños, pero fuera de éso…¡todo valía!
Recuerdo cierta vez que descubrimos una droga que se les suministra a los machos sementales equinos y porcinos para optimizar sus estados de excitación cuando se los junta para el apareo sexual con las hembras , y viendo aquéllo, recuerdo cómo la mirada de la María se clavó en mi mirada y una procáz morisqueta detenida y burlona, comenzó a dirigirme ya insinuándome…con aquéllo a mí inyectarme..! Sentí, lo recuerdo, cierto frío correr por mis vértebras…pero como tampoco quería yo contradecir sus intenciones, juntando valor comencé a sonreírle cómplice, expresando con ello mi aprobación a lo que decidiese ella al respecto.
La María, usando su dedo índice así rígido y recto cual si fuese una aguja inyectable, hizo un ademán imitando una inyección apuntada directamente a mis huevos, sin abandonar de su rostro aquella morisqueta burlona y procáz.
Los dos…reíamos!
Juntando todo mi valor, le dije que sí me inyectase éso. Ella, duvitativa y sin abandonar aquella mueca, me contemplaba y no quería todavía decidirse. Sonreía con la mueca burlona en su expresión, y miraba aquel envase con el producto, y volvía a mirarme. Yo…le insistía en que sí lo hiciera…ME lo hiciera! Ella, nada decía…lo volvía a mirar, a leer, y volvía a mirarme y reír.
-"Sí, María…sí por favor!!! ¡inyectame éso y que sea lo que sea..!"-le imploraba yo, aunque el temor me carcomía.
La María, que me conocía más que bien, me miraba…soltando ahora las risas. Mirándome y riéndose de continuo, me dijo:
-"Nunca imaginé que serías de mí, taaaan, pero taaaaan regalado y alcahuete..!"
-"Por favor, María…inyectame éso..!" -le repetí. La María, me miraba riéndose. (Continuará)
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