Capítulo I: Hermanos en cuarentena.
Una pandemia nos condenó al confinamiento pero puedo divertirme con mi hermano..
Desde inicios del año 2020 el mundo debió someterse a un pandemia de emergencia a causa de contagios rápidos de un virus, llamado COVID-19. Durante ese año todo se paralizó y las personas debían permanecer en contingencia, el toque de queda cada dia hacia insoportable el encierro.
Mi Nombre es Isaías, un graduado de bachillerato que se quedó sin ceremonia conmemoración a causa de todo el encierro por el esparcimiento del virus en la cuidad. Estaba feliz por terminar el bachillerato y salir de esa preparatoria de mierda, lo que no esperaba era la cuestión de la pandemia y todas las cosas que debía vivir al estar encerrado. Actualmente, vivo con mis padres y mi hermano mayor en un departamento no muy grande en el centro de la ciudad.
Días antes del llamado de emergencia mi madre y mi padre fueron a visitar a mis abuelos paternos que presentaron un resfriado un poco fuerte y necesitaban ayuda de un doctor, mi padre es un médico graduado y con mucha experiencia fue a atenderlos en compañía de mi madre. Mi hermano, Enrique es un recién graduado de Técnico superior y recién egresado no había podido conseguir un empleo a su nivel, por lo que se quedaba en casa la mayor parte del tiempo. La pandemia fue inmediata y obligaron a la sociedad a resguardarse en sus hogares para evitar posibles contagios, los hospitales estaban aglomerados de infectados y todos allá afuera parecían estar locos, lo mejor era quedarse dentro de casa.
Las semanas pasaron. Gracias a los ahorros de nuestros padres pudimos abastecer las reservas de comidas por unos meses, mis padres lograron comunicarse con Enrique e informaron que al parecer nuestros abuelos estaban infectados por el virus y que ellos al estar en contacto fueron llevados a contingencia para exámenes especiales, la noticia era preocupante pero nuestro padre aseguró que era por descarte porque ellos estaban sanos y no presentaban sintomas.
Soy un chico de 17 años decepcionado de la vida en estás condiciones, no pude tener una fiesta de graduación como las demas personas, siendo un adolescente es difícil calmar los impulsos hormonales y habia esperado la fiesta de graduación para cogerme a mi linda compañera Irene, desde hace meses estuve cortejandola para que me dejara probar su vagina rosada pero todo se echó a perder a causa de ese estúpido virus. Normalmente soy un chico un poco alto, no muy atlético pero esbelto, mi piel bronceada y brazos fuertes eran mis características favoritas. En plena pubertad estaba con las hormonas a mil en todo momento, podía decir que me masturbaba 4 veces al día y ya hasta no hacía efecto, con casi 18 años seguía siendo virgen (a excepción de que si me lo han chupado) tenía meses con ganas de cogerme a alguien y ese alguien era mi compañera Irene, ella tenia reputación de ser bien entrona y casi todos los hombres en el salón tenían una experiencia con ella, todos menos yo.
Irene tenía hermosas piernas blancas y nalgas abultadas, era hermosa pero se hacía la difícil al comienzo, entre los chicos se rondaba una foto de su vagina que le había enviado a uno de ellos y era hermosa. Blanquita y rosadita, sus pelos eran negros y se veía jugosa, yo había fantaseado semanas con meterle mi verga en su coñito apretado hasta que aceptó hacerlo conmigo después de la fiesta de graduación pero no pudimos hacer nada desde que fuimos graduados hace casi un mes y nos enviaron a todos a nuestras casas.
Día y noches pasaban y siempre andaba con el pito parado por la casa, masturbarme ya casi no me causaba nada, quería meterlo y estaba como las olas de verano. El día estaba lleno de aburrimiento cada vez que las horas pasaban y me deprimía estar todo ese tiempo encerrado, comía y me acostaba a usar mi teléfono, me iba al baño a masturbarme y me bañaba luego a acostarme nuevamente, la rutina me estaba matando.
Mi hermano mayor Enrique la mayor parte del tiempo pasaba su día en su habitación y a veces lo veía cuando almorzábamos, supongo que también sentía como el encierro lo estaba matando poco a poco. Puedo decir que mi hermano es muy agradable a veces, y es bien parecido. Él es blanco y un poco rellenito, solo unos centímetros más alto que yo a pesar de que es 3 años mayor que yo, sé que pronto lo superare de estatura.
— Isa, ¿sabes que ha pasado con el Wifi? Desde hace unos minutos no tengo señal— me preguntó entrando en mi cuarto.
— No sé, de hecho también estaba tratando de conectarme y no pude— agradecí que no pude conectarme al Wifi o sino me hubiese encontrado con los pantalones abajo.
Enrique salió de mi cuarto con la intención de llamar al servicio de suministros de wifi, fue suerte que me tapé lo suficiente antes de que mi hermano entrara al cuarto y no notase que tenía el rifle a mil por la paja que me iba a hacer en ese momento. Puedo decir que estoy dotado, mi miembro es largo y grueso, de color tostado y venoso, tengo 19,8 cm de longitud y 4,9 cm de grosor desde la punta rosada hasta el tronco lleno de pelos, es toda una bestia indomable e insaciable.
Esa tarde me hice la paja sin ver porno, solo usando la imaginación. Fue horrible, ya que cada vez no sentía tanto placer como debería y deseaba más meter mi gran verga en una vagina rosadita, mis pensamientos estaban al aire y me encontraba divagando en mi rutina diaria interminable.
En la noche mi hermano mayor me informó que la compañía estaba presentando problemas con la función de las conexiones y que harían un reembolso a los usuarios por la cuota de este mes ya que seguramente no tendríamos internet durante las próximas semanas, la pandemia estaba acabando con todo y con todos.
Me quería morir, el internet era la única cosa que podía evitar que me suicidara del aburrimiento en este departamento sofocante, era lo único que faltaba para que empezara a entrar en la locura. Bueno, al menos teníamos agua, comida y electricidad, lo esencial para vivir.
Día a día pasaban y todo parecía ir horrible, la rutina era cada vez peor que antes sin internet. Estaba cada vez más deseoso de sexo y no podía distraer mi mente, las pajas ya no me causaban tantas sensaciones y mis eyaculaciones solo eran gotas sin sentido en el inodoro, estaba perdiendo el placer, necesitaba coger duro y ya.
Mi hermano Enriquez salía de su cuarto cada vez más seguido, supongo que también estaba pasando el aburrimiento de todo esto y solo nos quedaba ver la televisión en la sala del departamento, los programas mayormente eran de noticias y a decir verdad agarre miedo a todo eso del virus por lo peligroso que se veía en las personas infectadas, iban más de 2.134 personas fallecidas en los últimos meses a causa de esa infección, estaba todo paniqueado por esa pandemia.
— Es una tontería, estoy muriéndome aquí por el encierro— Miraba a mi hermano mientras daba su opinión al televisor— Es horrible, todo es a causa de las personas que no respetaron la pandemia, nos estamos muriendo acá y ellos salieron a propagar el virus.— Enriquez tenía buenas piernas que eran pálidas y lampiñas, a diferencia de mi él se ve más delicado, yo parezco un poco tosco y rústico como todo estereotipo de «macho», yo hasta parezco ser el hijo mayor y él el manor.
— Quizás solo están buscando formas de matarnos más rápido— mi comentario era solo parte de mi divagación pero a él pareció causarle gracia y los dos reimos un rato.
Cenamos juntos y nos pusimos a ver un programa infantil en la sala, ya no sabía si era de día o la noche, aún así no había diferencia en absoluto.
No dejaba de detallar las facciones de mi hermano y compararla con las mías, mis manos son más grandes que las suyas y tengo más músculos que él, él sin duda era considerado guapo y yo solo tenía una belleza promedio, reía dentro de mi al pensar en mi hermano como un débil y delicado por fuera, pero en actitud era un hombre masculino.
No dejaba de pensar en la vagina rosadita de Irene y las erecciones muchas veces eran involuntarias, estaba mal y mis hormonas me calentaban más de lo normal en esta pandemia, aueria meterlo y meterlo todo hasta llegar al fondo y quedarme adentro un gran rato.
Pude disimular mi erección y me quedé mirando el programa junto a mi hermano, se hizo tarde y Enrique se fue a su cuarto a dormir, yo después de unos minutos decidí irme a mi cuarto, cuando iba caminando puse escuchar unos gruñidos y gemidos del cuarto de mi hermano, la puerta estaba cerrada y supe que se estaba masturbando, reí al escuchar leves sonidos. Si imaginaba que él se masturbaba como todo hombre pero nunca me percaté de verdad cuando lo hacía, me excito un poco la situación y se me paró en ese momento, me fui al mi cuarto e imaginé el coño de Irene y como le metía mi gran verga hasta desaparecerlo dentro de ella, esa vez disfruté la eyaculación y dormí plácidamente pero sabía que cuando por fin me la cogiera el placer sería mucho más delicioso.
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