Capítulo II: Hermanos en Cuarentena.
Una pandemia nos condenó al confinamiento pero puedo divertirme con mi hermano..
Después de unos días la rutina seguía igual y las noticias nos volvían cada vez más paranoicos, Enrique y yo todas las tardes nos sentábamos a ver la tele juntos para pasar el tiempo. Desde hace días recordaba que mi hermano se masturbaba para apaciguar la falta de sexo como yo, creo que él ya a probado una vagina por lo que debe extrañar lo que se siente meterlo, yo por otra parte anhelaba meter mi pene para probar como se siente por primera vez.
Estuvimos sentados en el sillón con unos shorts puestos dejando nuestras piernas al aire y pude notar como sus piernas estaban anchas y pulcras, ese rasgo siempre me ha gustado porque mis piernas son delgadas y peludas, envidiaba un poco la pulcritud de mi hermano al no tener abundancia de pelos, en forma de juego a veces tocaba sus piernas y le reprochaba lo afortunado que era al ser lampiño, él solo sonreía y me ignoraba.
Veíamos una película de acción que era un poco interesante, ya nos habíamos acostumbrado a qué esa fuera nuestra rutina diaria, estaba cómodo en ese momento y no me di cuenta que en el short se me marcaba un poco la verga que no estaba parada pero aun asi era grande y hacia bulto, si había notado que mi hermano sonreía un poco pero no despegaba la mirada del televisor, me extraño que sonriera porque la película no era de comedia.
Después de un rato la película terminó y estuvimos un rato en el sillón sin hacer más nada que ver las noticias, yo me di cuenta que se me marcaba el bulto pero no hice nada, después de todo no era una erección. Yo notaba que Enrique disimulaba mirándome la entrepierna.
— Oye, si quieres ve al baño. Es incómodo que la tengas parada como si nada.— me extrañó aún más el comentario, pero solo me acomodé un poco y me quedé mirando la tele.
Pasaron horas y vimos otra película, él parecía estar cansado pero yo me calenté un poco al pensar involuntariamente en la vagina de Irene otra vez, pero no estaba erecto.
— ¡Qué aburrición!— dijo mi hermano mayor antes de atacarme y hacerme cosquillas, eso era algo que hacía cuando era más niño, de repente me atacaba para hacerme cosquillas porque en eso soy débil.
— YAAA…— odiaba eso porque soy muy cosquilludo y soy muy sensible en ese aspecto.
Él no paro y me sometió, tenía el control sobre mí y yo solo gritaba y reía por las cosquillas, en un momento toqué sin querer y él estaba un poco erecto, se aparato un poco pero siguió provocándome cosquillas para someterme más, odiaba lo débil que era cuando hacía eso.
— Vamos a jugar a verdad o reto para pasar el aburrimiento— me soltó y se sentó a mí lado mientras recobraba las fuerzas.
— Eso es de niños, pero para pasar el rato.— me emocioné un poco al jugar, así podría distraerme del aburrimiento.
Jugamos durante 20 minutos haciendo retos bobos como comer cosas asquerosas del refrigerador o preguntas bobas con respuestas evidentes, aunque el juego era un poco estúpido estaba funcionando para distraernos un poco. Nos reímos como nunca y pasamos un buen rato, lo estaba disfrutando a pesar de ser tan bobo.
— ¿Te has cogido a una chica? Sin mentir— supuse que era el momento para subir el nivel y conocer un poco de las cosas que no habla con nadie, quería que mi hermano mayor se sintiera cercano conmigo.
— Claro— él lo dijo con naturalidad y hasta casi me dio envidia, noté que estaba un poco erecto por el bulto en su short.
Seguimos jugando e hicimos unos retos tontos y reímos tanto que parecía que el tiempo pasaba rápido, terminamos el juego y nos quedamos sentados en el piso hablando sobre cualquier cosa.
—hagamos una apuesta— enrique parecía un poco confiado y hasta parecía que iba a ganar.
— ¿Sobre qué?— tenía curiosidad, ambos eramos muy competitivos y si debíamos pelear para ganar cualquiera mataría para llevarse la victoria.
— Veo que se te paró hace rato la verga, y yo también porque con el encierro no nos hemos echado a una chica desde hace tiempo. El que la tenga más grande tiene que hacer lo que el otro diga para el próximo mes, ya sea limpiar la casa o cocinar, tendría que seguir las ordenes. — lo dijo un poco nervioso pero algo en sus ojos parecía que iba a ganar, yo me sorprendi y me quedé en silencio, no esperaba eso pero supongo que ya se cansó de limpiar la casa y quiere un esclavo.
— Que raro eres, pero va.— supongo que creía que por ser el mayor podía ganar y puede ser que si, solo me quedó en correr el riesgo.
— Ya va, dejame pararlo un poco— empezó a sobarse sobre el short para tener una erección, se veía un buen bulto, yo por otro lado también hice lo mismo hasta tener el pene a tope.
Después de unos segundos ambos estábamos al palo y él tenía una carpa en sus pantalones, sonreía con una mirada ganadora mientras que yo me quedaba sereno con mi carpa entre las piernas. Al momento de la verdad ambos nos sacamos las vergas del pantalón, la suya era blanquita con venas azuladas y poco pelo pero aún así no alcanzaba para nada mi tamaño, él al ver mi verga se quedó con la mirada fría, vió que mi pedazo era mas grande que el suyo y se sorprendió por lo gruesa y los pelos en mi pelvis, mi cabeza rosada brillaba apuntándolo y sonreí por mi victoria de hombría.
— Era mentira, es solo un juego. — estaba nervioso, él creyó que mi pene era del tamaño que se me marcó en el short en la tarde pero no contaba con que soy team sangre y estoy verdaderamente dotado.
— No, no vengas tú, yo gané — empecé a moverme un poco el pene mostrando la punta, y él me miró con rabia. — Eres mi esclavo.
Indignado se subió los pantalones y se sentó en el sillón, parecía algo molesto y yo estaba triunfante.
— ¿Cómo es posible que lo tengas tan grande? Yo soy mayor— dijo mirándome hasta que sonrió.
Yo ya me lo iba a guardar adentro de los pantalones pero detuvo mi mano y me acerco unos pasos hasta quedar sentado a su lado, no sé atrevió a tocar mi verga pero parecía tener esas intención, yo estaba super caliente así que me levanté hasta que mi pene estuvo a centímetros de sus labios rosados. Ninguno dijo nada, pero los Dos estábamos calientes y sabíamos que el ambiente era nuestro.
Levantó la mirada y conectamos nuestros ojos, yo me sentía una bestia acorralando a la presa y él estaba tan indefenso al estar apuntado por un gran arma, nadie pensó lo que hacía, solo actuábamos por el impulso de las hormonas. Tomé mi verga desde la base y la apunté a su boca, él sin dejar de mirarme con un reflejo abrió un poco los labios, yo me sentía el macho alfa y disfrutaba cada segundo guiando la punta hasta tocar sus lindos labios, me detuve cuando mi pene tocó su lengua y senti como el calor de su boca abrazaba mi glande, se sentia como el cielo cuando lamia mi miembro.
Ambos estábamos jadeando y mi grueso pene estaba siendo chupado por la linda boca de mi hermano mayor, era delicado y cuidadoso cuando me lo estaba mamando, yo sentía lo caliente de su boca cada vez que trataba de meter más y más. Estaba disfrutando como nunca, sin duda me hacían mucha falta esas sensaciones y él lo hacía de maravilla, su mano quitó la mia de la base de mi miembro y empezó a masturbarme mientras metia cada vez más mi pene en su boca.
Yo lo miraba con detenimiento sin pensar en lo que realmente estaba pasando, sus ojos brillaban cada vez que me miraba y noté que sus movimientos eran torpes como si también fuera un novato en esto, me encantaron las sensaciones de esa boquita caliente y su saliva llenando mi palo hasta la mitad. Nuestras respiraciones se intensificaban y parecía que empezó a disfrutar tanto como yo su mamada.
Después de un rato siento que se viene la mejor eyaculación de mi vida pero no logro tenerla porque mi hermano estuvo el sexo oral y se levantó, insistió en que yo se lo mamara pero no es mi estilo, realmente no queria hacerlo. Estábamos deseosos de más y yo tenía la eyaculación cortada mientras tenía la verga babosa al aire, mi hermano se molestó un poco pero suavizó el gesto para indicarme que me recostara en el sillón.
Me recuesto en el sillón, y me di cuenta que por poco no alcanzo a acostarme por completo en ese sillón, rápidamente mi hermano se sube y continúa chupándome la verga, vuelve la sensación deliciosa en todo mi pene. Enríquez aumenta el movimiento y saca más su saliva mientras mete lo que puede en su boca, mi rifle es grande y solo logró meter un poco más de la mitad en su boca.
— Cogeme muestras estoy así de caliente, quiero saber qué se siente— mi hermano estaba como en trance y yo también lo estaba pero razone un momento, era mi oportunidad de coger y estaba un poco emocionado sin importar que fuera mi hermano mayor. — Dale cabron, es mi primera vez dejándome coger— su comentario me devolvió al momento, le iba a decir que también era mi primera vez pero me pareció vergonzoso y callé.
Me levanté y él se acostó en el sillón levantando las piernas después de quitarse por completo el short, la sala estaba iluminada y pude ver cómo abrió sus nalgas lampiñas y pálidas para dejar a la vista su hoyito pequeño y rosado mojadito por su saliva recién colocada, era un sueño y era hermoso. Era un hermoso coñito rosadito y mojado, me prendió y mi verga saltó de la emoción, me inclino colocándome entre sus piernas para poner mi pene baboso en su entrada.
Mi gran verga saltaba de la excitación y emoción, mi hermano me miraba a los ojos y puse sus piernas en mis hombros para levantar más su culito, cuando sentí la cabeza de mi pene pegando con el hoyito de su culo pude sentir como mi verga le daba un beso antes de entrar a su culo rosado. Ambos estábamos excitados y queríamos el calor del otro, mi hermano estaba sonrojado y jadeando de la calentura y solo imaginaba que era mi presa y yo el cazador, yo tenia el control.
Presioné un poco y no entró a la primera, después de todo mi verga era grande y su culito estaba muy cerrado, me indico que echara mas saliva y despues de dos empujones su culo le dio la bienvenida a mi verga, era inexplicable lo delicioso que se sintió en ese momento, el calor de su culo abrazando mi verga era la mejor sensación de mi vida. El aguantaba los gritos mientras yo estaba extasiado en ese momento y no paraba de meter cada centímetro de mi miembro adentro de él, soltó un grito seguido de muchos jadeos y salí de mi trance al sentir la suavidad de sus nalgas con mis pelos tan rígidos, estaba completamente adentro de él y se sentía como la gloria.
Bajé la mirada para ver ese espectáculo, su culo rosado estaba abierto y mi verga era la responsable, mi verga gruesa de color oscuro estaba clavada en su totalidad en esa entrada rosita y los vellos negros de mi pelvis desafiaban la belleza de sus nalgas creando el contraste perfecto de rudeza y delicadeza. Mi verga no dejaba de botar lubricante adentro del culo de mi hermano por lo calientemente rico que se sentía, sonreí al ver cómo mi hermano se tapaba la cara roja que tenía y se tapaba la boca para no soltar gemidos, estaba aguantandome muy bien, era un guerrero aguantando mi gran espada.
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