Capitulo II: un padre y su hijo solos en el mundo.
Después de que los militares secuestraron a todas las personas, solo quedaron un padre y su hijo adolescente con ganas de coger..
La cena fue un banquete lleno de proteínas, lo que provocó los ojos de Abraham brillaran al ver el gran trozo de carne para cenar, sonrió y yo sonreí al verlo, no me molestó complacerlo y hasta sentí satisfacción ver a ese chico feliz por ser obedecido. Después de cenar dejo su plato a un lado mientras colocaba una película, yo limpié todo para no pudrirnos en la suciedad y me senté a su lado.
Colocó caricaturas y sonreía entretenido mirando las boberías de los dibujos animados, yo en cambio lo observaba y lo mucho que había crecido, por primera vez noté el bulto entre sus piernas y aun en estado normal se veía pronunciado, era algo que no había notado antes y me enorgullecía tener un hijo como Abraham tan fuerte.
Él ya no era el niño que crié durante muchos años, era tiempo de aceptarlo y no me molestaba tratarlo como adulto. Durante las próximas semanas paso mucho más tiempo en casa dándome órdenes de las cosas que quería, ya no había vuelta atrás y nuestra relación se deformó hasta crear una jerarquía, él se consideraba el alfa y yo lo que seguía, no me molestaba porque cada uno cumplía sus roles y había equilibrio entre nosotros.
— Deja el jardín y ven a ver la película — su voz era gruesa y dominante, dejé las cosas y fui directo al sillón para ver la película a su lado.— ayer encontré una caja de CDs en la casa del viejo Ronald, tenía mucho porno. — sus dientes brillaron mientras sonreía por sus palabras.
— ¿Porno? Ese hombre tendría ¿Cuánto? ¿80 años?— comenté para reír junto con él.
— ¿Cómo se siente follar?— si pregunta me saco de mi risa, era muy raro que preguntara eso pero recordé todo lo sucedido y que de cierta forma Abraham seguía siendo virgen.
— Bueno… Es casi como más turbarse, pero de otra forma… — me miró fijamente esperando más detalles. — es como si algo caliente envolviera tus partes, no sé… ¿Por qué preguntas eso?
— Nunca lo he hecho y quiero follar, lástima que no hay chicas por miles de kilómetros. — volteó la mirada y siguió viendo la peli que había puesto.
— Si, lastima… Solo estoy yo— ni siquiera sé porque dije esoolo salió de mi boca, él sonrió sin mirarme y seguimos viendo la película.
Después de cenar miramos otra película para pasar el rato, la noche ya había caído mientras las pelis pasaban y pasaban, gracias a todo el montón de gasolina en el pueblo hemos podido mantener la electricidad en la casa cada noche y era lo mejor para pasar el aburrimiento. Esa noche noté como mi hijo se tensaba y casualmente se Rozaba el bulto que a penas se formaba en sus pantalones.
— ¿Papá?¿Estás durmiendo?— su voz en susurros sonaba suave y dulce.
— No, hijo. ¿Qué pasa?— soné comprensivo y me preocupe por su mirada que casi era suplicante.
— Papá, ya no me sirve masturbarme… Quiero coger, necesito coger— sus palabras me dejaron en blanco, no supe reaccionar a sus palabras, siempre había sido brusco al hablar conmigo y ahora era delicado.— ¿Cómo hago?
Si pregunta me hizo volar la cabeza, no sé qué esperaba pero quería ayudarlo, sentía que debía complacer sus peticiones.
—¿Quieres cogerme?— ni siquiera supe porque salieron esas palabras de mi boca, sus grandes ojos se conectaron con los mío y un poco dudoso apenas pudo inclinar la cabeza, con los nervios a mil me quité la camiseta quedando con el torso descubierto y él me imitó.
Su cuerpo era delgado y blanco, tenía músculos y se veía muy bien gracias a su «entrenamiento», yo por otro lado estaba un poco rellenito y con algo de bellos en el pecho, podría decir que tenía un poco de tetas pero sin exagerar mucho, mi hijo me miraba fijamente estudiando mis movimientos, pude notar como bajaba sus pantalones dejando a la vista un enorme bulto en sus boxers, yo tenía miedo de bajarme los míos pero aún así lo hice.
Nos miramos fijamente, y sentí como si respiración llamaba a la mia y me acerqué hasta conectar mis labios con los suyos y de un momento a otro tenía mis piernas abiertas con él en el medio, su deseo era notorio y tocó todo mi cuerpo, su piel era caliente en contraste con la mía que estaba fría, su lengua toda inexperta buscaba la mia y sus roces eran deliciosos, después de tanto tiempo deseaba eso tanto como él, el calor y los toques eran embriagantes. Bajo mi mano hasta su bulto y tocó la dureza húmeda que estaba apretando la tela, no cabía en el boxer que a penas lo aprisionaba.
—Duele…— su voz cansada era casi suplicante, como pude metí mi mano para sacar su pene y sentí el calor de su miembro palpitante, me asustó el tamaño pero sabía que podía sentirse mejor al complacer a mí hijo. Cuando lo saqué por completo respiró aliviado y sonrió mientras me besaba la cara.
— está grande…— lo miré y sonrió.
— poquito— me miró con picardía y me obligó a quitarme el boxer liberando mi pene que estaba como roca y a mil— el tuyo es más pequeño, pensé que serían iguales.— su comentario me molestó, pero sonrió al saber que tenía con que dominarme.
Su respiración era desesperada y su cuerpo estaba muy caliente, yo estaba nervioso y no podía pensar con claridad, sus manos eran rígidas y tibias, su cuerpo perfectamente posicionado entre mis piernas provocaba que inconscientemente las abriera aún más, hipnotizado siento como sus manos deslizan si boxer hasta deshacerse por completo de él, ambos estábamos desnudos, yo abajo y el arriba dominando la situación.
Mirándome bajo su cara hasta meter su lengua en mi boca mientras siento como sus brazos empujan mis piernas a mí pecho, con su aliento inundando mi cavidad bucal siendo sus intentos de meter su virgen verga entre mis nalgas, sus movimientos eran desesperados y torpes, su pene era largo y un poco grueso con muchas venas que lo hacía parecer un monstruo, a pesar de tu tez clara su pene era un poco oscuro con una cabecita casi morada y puntiaguda. En un intento brusco logró puntear con mi ano peludo casi entrando pero se salió al instante dejándome un dolor momentáneo.
— Tienes muchos pelos — comentó agarrándose los huevos que también estaban peludos.
— tú también lo tienes peludo, ¿No usas las cuchillas?— le dije en un tono juguetón.
—No me gustan mucho— seguía intentando meterlo sin éxito.
Lo miré y lo besé acostando lo sobre mi, luego lo separé un momento y tomé una buena cantidad de saliva en mi mano para embarrarlo por todo mi ano.
—hay que lubricar para que pueda entrar— le dije mientras jugaba con mi entrada.
Imitando mi movimiento se llevó una buena cantidad de saliva a su verga llenándola por completo, su cabecita virgen estaba brillando. Tomé mis piernas para levantar mi culo hasta que estuviera a la vista de mi hijo, él analizó mi ano y empezó a tocarlo con sus dedos rígidos, sin esperar mucho tiempo acercó su glande hasta colocarlo en la entrada y presionó con un poco de fuerza hasta que la vio desaparecer dentro de mi. A penas entró la puntaa y se detuvo, cerró los ojos y respiró hondo, como no teníamos condones lo dejé meterlo así para que disfrutará más. Yo sentí como la punta de su pene abrió mi entrada provocándome cierta incomodidad y dolor, no sé sentía tan bien como imaginaba pero tampoco se sentía mal, solo era raro.
Antes de que pudiera procesar todo lo que estaba pasando, sentí como poco a poco los centímetros de su pene entraban sin parar, podía sentir sus venas palpitando en mis entrañas y la dureza de su miembro imponiéndose a su paso, tenía más de la mitad adentro y dolía a más no poder, Abraham respiraba pesado y tenía la mirada perdida, no emitía más que bufidos sin parar de meterlo.
—Esta caliente— su voz sonaba extraña, era algo que no podía distinguir pero de cierta forma me excitó bastante.
Su respiración pronto chocó con la mía y su lengua buscó mi boca, cerré los ojos y sentí como su cuerpo envolvía el mio hasta contagiarme su sudor, en cuanto menos pensaba sentía los pelos largos de su pelvis chocando con mis nalgas en señal de que ya estaba todo adentro de mi, podía sentirlo en mi interior y me gustaba, era una mezcla de dolor placentero con algo que no descifraba.
Mi hijo tenía una mirada embobada que me resultaba bastante excitante, lo estaba disfrutando y mucho, sus manos tomaron mi cintura y poco a poco empezó a bombear, mi respiración se volvió agitada y los gemidos empezaron a salir inconscientemente creando unas melodías entre sus bufidos, Abraham estaba extasiado penetrándome, su pene entraban y salía con facilidad hasta que llegaba al fondo y me causaba arqueadas que aprendí a disfrutar.
No duró más de unos minutos y sin avisar sentí que se paralizó por unos segundos y empezó a dar más rápido, tiempo después sentí como botaba su líquido caliente dejándolo muy adentro de mi, quemaba en mis entrañas y con un gruñido fuerte se rumbo sobre mi pecho sin sacar su miembro de mi culo, estaba satisfecho. Mi culo ardía con su semen juvenil mientras se negaba a salirse de mi, lo que me causó un mayor placer.
Después de un rato, Abraham se levantó sacando su verga de mi culo y se colocó sus boxers mientras se sentaba a mi lado, yo por otro lado me quede en esa posición sintiendo solo su semen salía en chorros espesos de mi ano, sentía el culo hinchado y posiblemente algo lastimado, después de todo ambos dejamos de ser vírgenes en ese momento.
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