Capítulo III: Un padre y sus dos hijos adolescentes.
Los deseos de un padre para sus hijos..
Después de que se fuera, me quedé un rato y bajé mi mano a mi adolorido culo recién desvirgado y sentí las gotas del semen de mi hijo, mi hijo mayor me había preñado y se sintió súper delicioso. Acomodé la cama y me fui a lavar al baño, después de ducharme y lavarme muy bien el culo salí con una toalla en la cintura, estaba extasiado por las miles de sensaciones que mi propio hijo me provocó.
Caminé a la cocina y él estaba tomando un poco de agua, me miró y sonrió, ninguno dijo nada pero después de unos minutos pasó por mi lado y me encestó una nalgado sobre la toalla y se alejo diciéndome: » Hasta mañana», sonreí y me encanté de mi hijo mayor que se mantenía siempre muy sexi, y ahora que conocía su trozo podia divertirme un poco mas con él.
Escucho que se mueve la cerradura de la puerta principal y supe que el fugitivo volvía a su hogar, tendría que castigarlo porque se estaba saliendo de control y no iba a esperar que sea muy tarde.
—¿Cris? Sabes que no podrás escapar del castigo está vez— lo miré mientras él me miró devuelta con la cabeza baja, asintió y camino hasta quedar frente a mi.
— Lo sé — fue lo único que dijo, no pude gritarle al ver cómo traía sus ojos un poco llorosos. Dejé que se fuera a su cuarto y le informé que su castigo sería asignado mañana temprano.
Después de la follada que me dio mi hijo anoche dormí con el culo un poco hinchado pero se sentía de maravilla, me tomé unos medicamentos y fácilmente volví a estar como nuevo.
En un nuevo día desperté y me sentía genuinamente de buen humor, recordaba el tamaño y color de la verga de Lucas y disfrutaba en mi imaginación.
— Papá, tengo que ir muy temprano hoy, me compraré en desayuno antes del entrenamiento — Me informó Lucas antes de salir por la puerta, se veía reluciente y de muy buen humor.
Después de un rato de revisar unas cosas recordé a mi hijo menor y su cara deprimida de ayer, mi trabajo como padre debía impulsarme a asegurarme del bienestar de mis hijos y su estaba pasando un mal momento tendría que ayudarlo.
Caminé hasta quedar frente a su cuarto y dude en tocar hasta que decidí hacerlo, después de unos minutos mi hijo menor abrió la puerta aún somnoliento. Lo miré, tenía el cabello despeinado y con solo un boxer negro ajustado. De inmediato sentí un corrientazo en mi cuerpo al ver su espléndido cuerpo de preadolescente bien marcado, bajé a ver si bulto y se veía muy tierno llenando muy bien el boxer con su verga flácida, se veía grande aun estando dormida y rápidamente pensé que también podría dejar que Cristofer me mostrara su dote para saber si era tan grande como si hermano.
— Cris, sabes que no me gusta que te andes escapando, esto no puede seguir— le dije entrando a su cuarto y el cerró la puerta mirándome desde la entrada.
— Si, papá. Lo sé — fue lo único que dijo mientras disimulaba un poco su bulto tratando de taparlo con su mano.
— Quiero que me digas que haces saliendo tan tarde— Me acerqué hasta quedar frente a él y me di cuenta que ya estaba un poco más alto que yo, su piel clara y ojos cansados le daban un aire muy hermoso.
Dudó por unos segundos, pero al final cedió— Pues… Salía a ver a alguien… Mi novia— un poco a penado me confesó lo que Lucas ya me había dicho desde hace tiempo.
— ¿No pueden verse en el día? — lo miré fijamente. Él se mantuvo firme e imponente tratando de imponer autoridad.
— Ella no le gusta que la vean conmigo, y solo me llama en las noches— se sintió un poco apenado y pude notar molestias en su cara.
— Hijo, tal vez no deberías buscar a una chica que no se enorgullece de estar con hombre tan guapo como tú, no vale la pena. — le confesé colocando mi mano en su hombro y él instintivamente me miró.
— Lo sé, solo quería follarmela antes de enviarla al diablo— colocó su mano tapando su boca por las palabras que salieron en contra de su voluntad.— Digo, no… Es que me dan muchas ganas y no lo controlo— supe aue mi hijo necesitaba más ayuda de la que creía, lógicamente a esa edad sus hormonas están explotando.
Lo abracé y él correspondió, repentinamente sus manos bajaron un poco rosando mis nalgas levemente sobre el short que tenía. Dudé por segundos, pero decidí abrazarlo fuerte y sentí el calor de su cuerpo desnudo en mi piel, el contacto era muy placentero.
— ¿Qué es eso de que solo quieres follartela?— le pregunté separándome un poco de él, me miró nervioso y no emitió ninguna palabra.
Mi hijo menor era muy atractivo y bastante varonil, era tan alto como yo (quizás más), su piel es clara y tienes mis ojos, aunque tiene un estilo mucho más juvenil e inocente sé que a si edad es una maquina de hormonas. Está buscando donde meter el pito y tengo que cuidarlo para que no lo meta en cualquier lado, mi bebé necesita controlar esas ganas de sexo.
—Hijo, sabes que yo no te juzgaré y entiendo lo que sientes a esa edad, solo piensas que cogerte a alguien y está bien pero debe ser seguro y cuidadoso— Me miró fijamente. Yo me senté en su cama y me relajé un poco.
Mi hijo Cristofer no dejaba de tocarse el bulto en el boxer y disimulaba cada vez que lo veía, pude notar que se veía grande para ser de un niño de a penas 15 años.
—Acércate — Le indiqué un espacio a mi lado y se sentó sin reprochar. Lo miré y estaba serio, supongo que no esperaba nada de esto, pero es que yo tampoco pero me entusiasmaba conocer las vergas de mis hijos y lo grandes que son.
— Papá, esto es raro— me confesó. Tapando su bulto con su mano.
— ¿Qué es raro?— le pregunté mirándolo fijamente.
— Es que estaba por vestirme cuando entraste, ¿podemos hablar más tarde?— me dijo, yo pensé en salir y darle su espacio pero sinceramente ya estaba un poco caliente y necesitaba leche de mi bebé.
— Bebé, no tienes que sentir vergüenza conmigo, soy tu papá — le sonreí y él me imitó un poco más calmado.
Me levanté para salir y darle un poco de espacio para que se vistiera, pero noté que se quedó embobado mirando mis nalgas y me entró más curiosidad.
— ¿Qué? ¿Te gustan las nalgas?— le pregunté en un tono burlón y él desvío la mirada.
Me acerqué y lo miré, él levantó la cara con una mirada sería.
— Tienes mas nalgas que mi novia— Me reí a carcajadas y el sonrió por su comentario, me gustó saber que a mi hijo menor le gustaban mis nalgas, y eso me abrió más la mente.
Decidí quedarme más tiempo en su cuarto, me senté y le di la espalda para que me hiciera un masaje. Sus manos eran firmes y tenía fuerza en cada movimiento, sus brazos eran más grandes que los míos y más trabajados, seguro.
Sin querer roso el bulto en su boxer y noto que se paraliza un poco, lo mira jugando.
— El bichito del bebé está grande— me volteo y lo miro apenado, inmediatamente trato de ocultar su boxer con sus manos.
— Cristofer, no seas tan penoso— pongo mi mano en su pecho descubierto.
Él se mantuvo serio pero no se resistió, bajé mi mano por si torso lampiño y su pecho duro, mi mano acariciaba su cuerpo hasta sus cuadritos y su pancita son pelos. Mi hijito aún no terminaba de desarrollarse y mantenía su cuerpo infantil de jovencito prematuro, era sexi lo inocente que era a veces.
Acaricio sus brazos con mis manos y logro que se relaje un poco hasta que destapa su entrepierna, yo bajo más mi mano hasta tocar su bulto sobre la tela; se sentir a tan suave y caliente tocar su virilidad de adolescente, él no hacía ruido pero yo apretaba el grosor flácido de su pipi, tenía un buen grosor y hasta diría que tanto como su hermano.
En mis pensamientos solo quería tenerlo adentro, pero me dispuse a disfrutarlo, Cristofer estaba poniéndose caliente y lo noté al sentir como crecía cada vez más su bulto que llenaba el boxer creando una carpa.
— Es que estás tocando mucho, se levantó. Jaja — me miró nervioso pero colocó si mano sobre la mía sin mirarme.
Era mi momento, bajé la tela ajustada del boxer y su verga salió rebotando de su encierro, ya estaba babosa del liquido que le salía y su color era un tanto oscuro, el grosor era igual que la de su hermano y casi llegaba al mismo largo, mi hijo menor podía tener el pene un poco mas grande que su hermano en unos años, ue bendecido fui con estos hijos.
Lo miré a los ojos y sin desviar la mirada bajé mi boca y lamí la punta haciendo ue se estremeciera al sentir mi lengua, su verga era tan juvenil que me sabía dulce y fresca, er deliciosa.
Rápidamente la metí hasta la mitad en mi boca y chupe con mucho gusto su cabecita rosada de bebé, después de un rato degustando su verga lo tenía gimiendo y disfrutando.
— ¿Me voy?— Me detuve y lo miré a los ojos mientras tenía su verga en mi mano, estaba extasiado.
— Nooo… Dejame follarte, por favor, papá — Sonreí y el también, me levanté y fui a la pared cerca a la puerta. El confundido se levantó, porque pensó que me iba.
Me recosté de la pared y me quité el short, con mis manos le mostré las nalgas afeitadas y mi ano rosado jugoso esperando por su pene, me sonrió y se acercó con la verga apuntando al techo. Me agarró de la cintura y apuntó a mi ano, yo había dejado su pene lubricado, lo que facilitó que entrara sin lastimarme mucho, pero es que mi hijo menor fue muy brusco y de un empujón metió todo su pene hasta pegarse completamente a mi, podía sentir sus bolas pegadas a las mias y la dureza con la que me abrió de golpe.
Mi hijo me embistió abriéndome el culo de un solo golpe, su cuerpo se pegó al mío y pude resistir el dolor que me provocó al penetrarme tan duro, mi culo lo volvió loco porque rápidamente empezó a gemir y gruñir. Sin esperar mi respuesta empezó a sacar y meter su verga de mi culito rápidamente, yo gemía por lo rico que se sentía la verga virgen de mi hijo menor.
Su pene entraba y salía dejándome las entrañas lisas, Cristofer era más joven y más caliente que su hermano lo que le daba tanta energía para follar rápido y fuerte, me penetraba tan duro y profundo que no se percataba de mis quejidos.
— Hijo, para… — traté de detenerlo, pero no me hizo caso y siguió rompiéndome el culo, se sentía rico pero también sentía dolor.
Después de un rato decidí aguantarlo, y su verga salía dura de mi culo y luego entraba hasta las bolas que chocaban con las mías, mi culo estaba hinchado pero no tardo mucho, gimió antes de llenarme el culo de leche, mi hijito era todo un macho preñador y me dejo el culo llena des u semen cremoso.
Tendré que enseñarle a follar mejor, después de todo me tiene para practicar.
gran relato como sigue
Como sigue?
Excelente relato… Como sigue?
Uuufff…. Que delicia de relato… Necesito mas 🔥😋
Como sigue??
Ufff… Que rico relato, me fascina como escribes.
Deliciosa serie de relatos, bien resuelto el contexto inicial (la pérdida de la madre y el porqué el papá ha criado solo a los hijos), solo un pero… Lo resolviste demasiado rápido y eso le quita morbo, de entrada hubieras jugado más tiempo con la inocencia del hijo mayor. No es creíble que siendo tan inocente le haya propuesto al señor una penetración, tuvo que haber pasado más tiempo. En cuanto al hijo mejor lo resolviste muy rico porque se supone que el muchacho está más maleado. Incluso, a pesar de su edad, encuentro más creíble su actitud. Mil gracias por escribir sobre este tema tan candente.