Capítulo IV: Hermanos en Cuarentena.
La pandemia nos condenó al confinamiento pero puedo divertirme con mi hermano..
Ese día en la cena todo estuvo normal, a veces Enrique hacia comentarios sobre el dolor que sentía al sentarse pero ambos lo tomamos en forma de juego. Ahora estaba claro del placer del buen culo de mi hermano mayor y lo rico que sentía meter todo mi rifle en su culo apretado, comía mi pasta mientras pensaba todas esas cosas sin darme cuenta de que había estado divagando.
— ¿Oye? Te pregunté si guardaba el arroz para mañana o preferías comerlo ahora— me hablaba mi hermano pero no podía prestarle la atención necesaria a sus palabras.
— Para mañana estaría bien — él se levantó y solo pude ver cómo sus nalgas se movían de un lado a otro. — ahorita me apetece otra cosa— le dije al oído mientras lo abrazaba por la espalda, rápidamente tuve una erección que apreté contra sus nalgas perfectas.
— De verdad que no te calmas— me dijo un poco molesto pero lo abrace hasta que se suavizó mientras sentía mi verga frotándose en su culo.
Fue un momento divertido que solo duró unos minutos porque el muy amargado se retiro a su cuarto y yo tuve que irme al mío, él no lo sabe pero tenía una obsesión con cogerlo, solo podía desearlo y las sensaciones que tenía con él, el sexo era todo lo que quería. Me sentía como todo un macho y necesitaba más.
En mi cuarto estuve unos minutos mirando el techo, a veces miraba el teléfono y maldecía a la empresa que nos suministraba el wifi, también entraba en cuenta que estamos en plena pandemia y aunque pensé que era lo peor del mundo he llegado a la conclusión de que es de lo mejor en este momento, los dos encerrados follando en todo momento sin interrupciones, era perfecto.
Después de media hora me cambié la ropa, me coloqué un boxer negro un poco ajustado y una franelilla blanca un tanto holgada pero no mucho, salí de mi cuarto descalzo y llegué rápido al cuarto de mi hermano, toue y me dejo pasar.
Entre y ahí estaba él en su cama mirando algo en su laptop, yo me acerqué y me recosté a su lado. Pude notar que tenía unos shorts de pijama y una camisa holgada que tapaba su torso por completo, él me miró y yo sonreí.
— ¿Me dirás que haces aquí?— me preguntó mientras yo me colocaba un poco más alto que él.
— ¿No puedo visitar a mi hermano mayor?— Dije fingiendo demencia.
— Solo cuando quieres cogerme— sonrió y yo fingí dolencia.
— Pues, ahora sabes ye yo soy tu macho.— dije tratando de someterlo.
— No me parece, yo soy mayor que tú.— dijo desafiandome.
— Veremos quién gana una vez más — me subí sobre él y colocó la laptop a un lado para evitar accidentes.
Tomé con fuerza sus manos y él no se resistió mucho, yo tenía mucha fuerza a pesar de ser solo un chico menor, el trató de derribarme con sus piernas pero no lo logró, solo me dio la ventaja y los cambié de posición dejándolo boca abajo y yo sobre él. Sus nalgas eran malvaviscos bajo la tela de ese short, tenía sus manos inmovilizadas y dejó de forcejear para darme el completo control, sabía que lo disfrutaba tanto como yo.
Con mi mano derecha bajé un poco su short dejando al aire sus nalgas blancas cons vellos delgados muy delicados, parecían un manjar apetecible por los mismos dioses y que yo podía probar a gusto, mi verga está como piedra haciendo bulto en mis boxer que estaban a explotar, no aguanté y me la saqué para colocarla entre sus nalgas y así simular un perro caliente, con sus nalgas como panes y mi salchicha al medio, era erótica toda esa situación.
Estaba botando líquido preseminal como loco, estaban claros mis deseos de follarlo lo más rápido posible, él se quedó en silencio mientras sentía mi verga entre sus nalgas y supe que disfrutaba el tacto entee nosotros, mi mano acariciaba su espalds mientras hacia movimientos de embestida sin neter mi pene aún.
— Isaías, cógeme. Hazlo ya, cógeme duro— me prendió a mil esas súplicas, y no tenía botón de apagado, mi llama estaba al tope y lo único que ueria era cogermelo en su cama y hacerlo gemir mi nombre.
Eche saliva por todo mi palo y lo direccioné la entrada de su culo que estaba ya cerrado, me quedé quieto apuntándolo y lo abracé, mi verga entró como si el culo de mi hermano fuera su estuche a la medida, entró hasta la mitad y fue de un empujón que logre meter todo en su ano, sentia su calor acarociando cada centímetro de mi verga y era lo máximo, podia sengir sus paredes abriendose y rosando la cabecita de mi pene, era indescriptible pero sentia sus entrañas suaves al toque de mi verga dura como piedra, hasta adebtro de él era muy delicado. Me quedé un rato en esa posición, él acostado boca abajo y yo acostado sobre él con mi pelvis llena de pelos como alambres apretando sus nalgas suaves, estaba en el cielo.
Mi hermano Enrique fue él que hizo el primer movimiento y empujó hacia atrás para terminar de sentir los pocos centímetros que faltaban por entrar, y los pelos recortados de mi pelvis rascaron sus nalgas hasta que empecé con mi vaivén y sus gemidos se hicieron presentes, yo mordía y gruñía en su oído para demostrarle el poder que tenía sobre él en ese momento, yo era la bestia que lo follaba duro y el solo gimió con cada estocada que le daba.
En esa posición podía llegar al fondo de su culo, cada centímetro de mi verga entraba con facilidad en él, podía decir que su culo ya estaba entrenado al grosor de mi animal, a ese punto solo nos quedaba disfrutar del buen sexo que estábamos teniendo, el gemía al sentir mis casi 20 cm y yo gruñía al sentir como me apretaba con sus paredes calientes provocándome un éxtasis inimaginable que hacía que mi mente volará y me poseyera un animal follador, solo metía y sacaba con fuerza mi pene de su culo, mi verga estaba completamente dura como piedra y taladraba ese ano al punto de dejarlo casi al rojo vivo.
Esa noche follamos como animales y su culo estaba tan abierto que se adapto muy bien a mí grosor, mi verga abrió su ano y lo llene de leche hasta que no podía contener todo mi semen adentro de él, le eché 4 chorros muy adentro de él y la excitación nos derribó a ambos, esa boche dormimos juntos y preñé a mi hermano una vez más dejándole el culo lleno de leche, mi leche.
Me encanta este tipo de relatos sigue así,espero con ansias la otra parte