Carmelo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Odinatzat.
Estaba cursando el segundo año de secundaria y para ese entonces tenía 15 años, todo transcurrió normal las primeras semanas, hasta que un día un compañero de clase "Carmelo" comenzó con sus fallidos intentos por fastidiarme, la verdad nunca supe porque, puesto que yo no le había hecho nunca nada, pero creo que los buscapleitos sólo molestan por molestar sin siquiera fijarse a quien, en fin como sus primeros intentos no tuvieron resultado comenzó a molestar en cualquier ocasión y, con algunos de sus amigos incluso comenzó a burlarse, para este punto ya estaba harto, nunca fui de los que se van a acusar con los maestros, pero tampoco de los que se dejaban, así que un día a la salida estaba ahí parado y me vio con la mirada de es hora de molestar, dejé que se me acercara y antes de que le diera tiempo lo agarré de la camisa y lo acerqué a mí -Sabes, comienzas a ser de verdad molesto, hay que arreglarlo de una vez por todas ¿no crees?-, -¡Ja!, ya estás, hoy a las 7 en el terreno baldío que está por el "crucero" (nombre de un lugar a las afueras de la ciudad)-,-De acuerdo-, fue lo último que dije y lo solté, entonces me fui a casa.
Yo legué puntual al lugar y pocos minutos después vi como llegaba Carmelo solo, lo cuál me alivió un poco ya que si hubiesen ido todos sus amigos abría terminado con la golpiza de mi vida, entonces me paré para comenzar la pelea pero Carmelo pero lo único que hacía era gritar burlas y estupideces, hasta que grito "¡Maldito maricón!", esa palabra siempre me ha molestado, fue entonces cuando corrí hacia él, lo tomé por el brazo y con todas mis fuerzas lo tiré al suelo boca abajo mientras el decía ya cálmate yo dije -haber quién es el maricón aquí pendejo-, el no paraba de forcejear, pero yo tenía más fuerza que él, bajé su pantalón a lo que él sabía lo que vendría después lo que lo hizo suplicar a mi solo me causó más morbo escucharlo suplicar por la virginidad de su culo, le eche saliva y, aunque estaba muy molesto traté de que fuera la suficiente como para no provocarle tanto dolor, me bajé el cierre de mi pantalón sacando mi verga que ya estaba más que lista y se la mentí de uno solo empujón
El grito demasiado fuerte y yo le grité a él -¡cállate maricón!-, pues sabía que no había quien pudiera escuchar en ese lugar donde estábamos, él, ahora suplicaba más fuerte que parara y eso no hacía más que excitarme más y estuve penetrándolo así por al menos treinta minutos hasta que me vine…
Entonces se la saqué y oí un gritito, subí mi cierre, -Ahora si quedo todo "arreglado", ¿Verdad maricón?, más te vale que no abras la boca.-, me fui sin no antes mirarlo por última vez, estaba tirado en el suelo y llorando, yo no sentí remordimiento ni nada y me fui a casa para darme un baño y ver que hacía después.
A la mañana siguiente Carmelo me miraba con miedo y yo con morbo…
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