Carnaval
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Roberenmadrid.
Mi primera vez fue una noche de carnaval. Los chicos teníamos que ir vestidos de prostituta y las mujeres de hombre. Mi novia y una amiga me ayudaron a vestirme: una falda muy corta, un tanga y por arriba un sujetador negro. Ellas me vistieron y maquillaron. La situación fue muy morbosa, yo con un tanga minúsculo entre ellas dos. Creo que yo estaba muy guapa y sexy y la situación excitante contribuyó a lo que pasaría después.
Desde ese momento mi pene iba a estar erecto hasta el final de la noche. Me puse un abrigo largo y salimos para la fiesta. Cuando llegué, no todos los hombres se habían vestido de mujeres, especialmente los más jóvenes. Supongo que por vergüenza. Me resultaba muy excitante saber que en cuanto me movía, la falda casi permitía verlo todo. También mi excitación.
Entre copas y bailes con las chicas disfrazadas la noche transcurrió como se había previsto. Me besó mi novia y también me beso mi amiga, sin que a mi novia, otros días muy celosa, le importara. A las chicas les excita mucho vernos vestidos de putas.
De repente, uno de los chicos que no se había disfrazado quiso bailar conmigo. Yo medio jugando acepté. Era un chico muy joven de unos 19 años, más alto que yo y bien formado. Me miraba con una caliente mirada de deseo como yo no había visto nunca. Parecía en celo.
En ese momento sonó una melodía romántica y lo aprovecho para apretarme contra él. Así apretados, sentí su polla muy dura y grande que chocaba con la mía también muy dura. Nos miramos a los ojos y me besó, ante la mirada sorprendida de mi novia. Yo me dejaba hacer.
Alguien había apagado casi todas las luces y bailando me fue arrastrando hasta otra habitación Mi novia, al fondo se había quedado paralizada. Me metió en la habitación y cerró la puerta.
Nada más, cerrarla, se desabrochó el pantalón y sacó una enorme y preciosa polla dura. Me agarró del pelo y me agachó para que se la chupara. No hubiera hecho falta, porque yo estaba deseando metermela entera en la boca y lamerla. Le bajé del todo los pantalones para poder chuparle sus huevos. Mmmm… qué ricos estaban. Si los hubierais probado conmigo…
Luego le di la vuelta para contemplar su culo, bien duro y apetecible. Empecé a besarlo. Estuve así varios minutos, mientras él se tocaba y se quitaba toda la ropa, mostrando un cuerpo atlético. Le separé las nalgas para lamer su ano. Trataba de meterle hasta el fondo la lengua. Quería penetrarlo. Como no lo conseguía con la lengua, le metí un dedo. Pero esto, no pareció gustarle… Se retiró enfadado, pero más excitado que nunca y dijo: "No me hagas eso. Aquí la puta eres tú" y empezó a abofetearme la cara, una vez, dos, tres… yo le pedía perdón, aunque me excitaba que me pegara.
De repente me levantó (yo seguía de rodillas en el suelo) y me echó de espaldas en un pequeño sofá. Me levantó la falda y me bajó el tanga y comenzó a azotarme el culo gritando: puta, zorra…
Cuando me obligó a ponerme a cuatro patas, con el culo en pompa y bien abierto, se abrió la puerta. Allí estaba mi novia, que había oído los gritos. Creía que se iba a enfadar, pero dijo: "por favor, hacedlo más bajo". El chico le dijo: "voy a romperle el culo a esta puta" y me golpeó con el puño en la cara. Ella le contestó: "sí, hazlo, se lo merece" y se acercó y me sujetó por el cuello con la mano izquierda, mientras se metía la mano derecha por debajo del pantalón y la braga para masturbarse.
El chico apoyó la punta de su enorme polla en mi culo. Yo temía el dolor que me iba a provocar porque no me había lubricado con nada. Y él empujó fuertemente, pero no lograba penetrarme. Mi novia le pidió que esperara y se agachó detras mío para lamer mi ano para lubricarlo y meterme uno, dos, tres dedos. Y le dijo: "Inténtalo ahora".
Al segundo intento lo consiguió, me penetró sin compasión, mientras mi novia me sujetaba y se masturbaba. El dolor me hizo llorar. Afortunadamente no tuve que aguantar muchas embestidas porque se corrió a la primera. Sentí dentro un mar de semen caliente. Mi novia masturbándos se corrió al tiempo lanzando gemidos enormes.
Cuando se repusieron, los dos se arreglaron y se marcharon, dejándome allí tumbado, semidesnudo, adormecido, dolorido (muy dolorido), abofeteado, pero aún muy excitado. Sólo deseaba que entrara cuelquiera y me lo volviera a hacer. Me daba igual quien fuera. Pero no pasó. Al final, me levante, me vestí torpemente y salí de la fiesta intentando que nadie me viera. Me sentía una verdadera puta. (Para Lynda.)
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!