Carta a Alexander.
Hace unos meses me descubrieron. .
Hace poco fui descubierto.
Hola a todos. Anteriormente escribí unas anécdotas que eran propias. No daré pista alguna sobre qué anécdotas en específico pero sé que quién me descubrió está por aquí leyendo esto esperando leer esas depravaciones que a muchos de aquí les ha hecho sacar leche más de una ocasión.
Después de algunos meses de haber escrito una anécdota en la que oigo como un compañero del trabajo se coge a mi hijo de 6a en el baño mientras yo me masturbaba recibí un mensaje que me reclamaba por haber relatado una anécdota tan personal.
¿Qué hacías leyendo esto? Estos sitios no se encuentran por pura coincidencia. Tienes que ser un degenerado como yo para estar aquí buscando relatos de cómo hombres maduros se masturban con la boca o el ano de sus hijos pequeños. Porque somos pocos los que entienden ese placer y siendo sinceros, estoy orgulloso de que hayan leído esas anécdotas y se hayan jalado la verga imaginando lo delicioso que es albergar tu pene grueso en un culo tan tiernito.
Así que te daré el gusto contando cómo te obligué a inhalar popers, no con la intención de que tu ano se dilatara sino porque quedabas completamente a mi merced. Tu cuerpito de infante quedaba a mi disposición para hacer con él lo que quisiera. No solo meterte la verga, también te metía los dedos, la lengua, a veces objetos como dildos o un control remoto de la tv. Alguna ocasión incité a que un perro te penetrara exitosamente siendo tan pequeño, ¿Te acuerdas?
Todos los días era una faena sexual. Tu culito moreno claro debajo de esa trusita blanca se mantuvo estrecho por unos meses para un día recibir mi verga hasta los huevos. Ya sabías lo rico que se sentía que te meara el ano porque hasta suplicabas que lo hiciera pero cuando al fin pudiste dilatar un poco más, aproveché la ocasión para invitar a otros enfermos a compartir ese culito que engendré y llenarlo de leche y meo.
El tamaño pequeño de tu cintura era perfecto para jalarte con fuerza hacia mi pelvis recibiendo mi verga hasta lo más profundo de tus entrañas. Cuando me ganaba el morbo de nuevo inhalabas esas porquerías voluntariamente para quedar en un trance perfecto y ahí aprovechaba para ponerte en piernas de otro cabrón con buena verga. Ver cómo chocaban su cuerpo contra el tuyo con una diferencia de tamaño descomunal. Sus escrotos adultos llenos de lefa chocaban contra tu perineo infantil mientras gemías como putita con la mirada perdida hasta que tu ano no retenía más y comenzaba a escurrir el semen que otros cuatro te habían dado ya. En ese momento yo regresaba a protagonizar tu anito, el anito de mi propio hijo con mi verga hasta que ya no pudiera más, ¿te acuerdas?
¿Quieres que cuente qué más te hice?
Sí
Cuentanos mas
Suena muy interesante tus historias