Castigado por mi tía.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me encanta permanecer en casa de mi tía, pues nadie conoce nuestro secreto. Desde hace varias semanas, soy su servidor por así decirlo de alguna manera. Ella es buena y solo tiene intimidad conmigo. Es una mujer como de cuarenta y tantos, guapa, de larga y negra cabellera, blanca y nívea piel, ojos que rayan en el negro más profundo; pero lo más excitante en ella, es su mirada maliciosa, mezcla de lujuria y deseo. Por algún motivo, se decidió a vivir sus fantasías conmigo, una de las cuales relataré enseguida.
Después de invitar a unas amigas a comer un sábado por el mediodía, la cocina quedó hecha un asco. Había que lavar una enorme pila de trastos y vasos. Además, tenía que limpiar el baño y trapear los pisos. Debido a que yo estaba hospedada con ella, pues iba a la universidad, le ayudaba con el quehacer. Mi tía, que pensé estaba cansada, dijo que le hiciera el favor de limpiar, a lo cual, pronto dejé lo que estaba haciendo y me dirigí primero al baño.
Ella trabaja de enfermera en un hospital cercano, y siempre que limpiaba, me decía que había que desinfectar bien y usar la debida indumentaria. Para eso, ya había tenido varias sesiones con mi tía, pero creyendo que descansaba, solamente me puse un par de guantes de hule morados. Comencé a limpiar el baño, y mientras tallaba el lavabo, una voz tras de mí, con cierto tono dominante y lujurioso, me indicó que tallase con más fuerza. Miré atrás, y como sucedía en cada ocasión similar, tuve una rápida erección. Ahí estaba mi tía, pero ahora ataviada con un conjunto entero de látex. Usaba un body negro, y calzaba unas botas largas de charol resplandecientes. Su cuello se alzaba como una pieza perfecta de mármol, y su cabello negro estaba peinado en un rápido tocado. Usaba además, unos guantes rojos y largos que se ocultaba por dentro de las mangas de su body.
Pero lo que me atrajo a primera vista, era su dildo que bailoteaba bajo su vientre. Provisto de un arnés, el dildo color carne se me antojaba, pero decidí seguir las órdenes de mi tía, pues aquello resultaría muy agradable. Continué tallando el piso, mientras mi tía se tocaba el dildo, y lo frotaba con lujuria, se mordía los dedos enguantados, y me miraba con cierta malicia anhelante. Cerca de ella, miré como me ponía una bota sobre mi trasero, el cual comenzó a frotar con la misma. Sentí un deseo enorme de desvestirme, pero esperé a que ella me lo pidiese. Estando yo en cuatro patas, ella se colocó en cuclillas y con movimientos atrevidos, paseaba sus manos sobre mi trasero, sobándome por encima de mi pants. Sentía que iba a reventar. Con una voz dominante y atrevida, me dijo:
__ El piso debe quedar limpio, yo me encargaré de tu suciedad:
Tomó asiento sobre la taza, y una vez ahí me hizo una seña para que me acercara, y tomando mi cabeza con su mano derecha, acercó mi rostro al dildo, al cual le propine una soberana mamada, mientras ella gemía como si aquel fuese su propio falo. Abrí la cremallera de su body, y con mi mano derecha oculta por el guante, comencé a frotarle la vagina, a lo cual ella se estremecía muy ardorosa. Ella me levantó, y me besó con mucha vehemencia, y sentí su lengua toquetear la mía. Después de esto, me dijo que fuera a su cuarto y me vistiera con lo que yo deseara, pues ella me esperaría en la cocina. Mi tía tenía un fetichismo agudo por el látex y los guantes, por lo cual, me vestí con un vestido largo transparente, un par de guantes negros largos. Además, me puse una peluca de color negro azulado y me calcé unas sandalias transparentes de un tacón muy alto.
Me miré en el espejo de cuerpo entero, y nada más observar, sentí que explotaría; más me contuve. Me maquille rápidamente y pinté mis labios de color escarlata. Me dirigí a la cocina, y puesto que no era la primera vez que me vestía así, no tardé en avanzar. Observé a mi tía sentada en una silla, cruzada de piernas, mientras con un enorme e interno deseo de que me hiciera suyo, me dirigí al fregadero. Sobre los guantes negros, me coloque unos guantes rosas dispuestos para tal labor, y me puse a lavar los trastos sucios. Escuché entonces, como mi tía se frotaba su dildo, y su voz atrevida y maliciosa, me ponía cada vez más ardiente.
__ ¡Anda muñequita de látex, lava bien los paltos que yo te premiaré!
Apenas y dijo esto, cuando sin contenerme más, comencé a jadear, y mis manos enguantadas se pasearon sobre mi pecho llenándolo de abundante espuma. Después, en su mismo viaje, se deslizaron a la espalda, mientras me auto toqueteaba el trasero. Giré mi cuerpo, y avancé a mi tía. Me incliné y mirándola con demasiada calentura, empecé a brindarle un sexo oral muy salvaje, lo cual ella disfrutó de loco modo, pues se estremecía y se apretaba sus pechos. Acto seguido, me dirigí nuevamente al fregadero, donde retomé mi labor, y ella, incorporándose de su sitio, se adelantó a mí, mientras simulaba masturbarse. Estaba a mis espaldas, de modo que poniéndose en cuclillas, comenzó a levantarme el vestido que me llegaba casi a los talones. Lo subió hasta la cintura, dejándome al descubierto mi trasero, el cual besaba tiernamente.
Luego paseaba su lengua por mis depiladas y blancas nalgas, hasta que sujetándome con sus rojas y enguantadas manos por mi cintura, su lengua se posó dura y taladrante sobre mi culo. Eso, me llevó a un paraíso mental, de manera que el pene lo sentía obstruido de tanto contenerle. Por varios minutos, su lengua me lamió el esfínter, el cual me había depilado anteriormente, y que mucho agradaba a mi tía. Se puso de pie, y colocándose a mi lado, me sujetó el pene, el cual comenzó a tratar salvajemente diciéndome que era un niño malo y sucio, que lo disfrutaba y que sería suyo. Yo jadeaba, gemía de un placentero y enorme gozo. Veía su guante frotarme el pene y sentir el otro penetrarme el culo con sus atrevidos dedos. Luego de varios momentos así, atrapó con sus rojas manos las rosas mías, y pegada a mi espalda, me restregaba el dildo mientras me mordisqueaba la oreja. Sentía su lengua una braza ardiente, y ella recibía el fuego de mi piel. Sumergimos nuestras enguantadas manos en el agua del fregadero, yo sin oponer resistencia, ella sujetando con fuerza, pues deseaba ya comenzar con su tarea lujuriosa de penetrarme. Me inclinó un tanto, de modo que mi culo estuviese a su disposición.
Con cuidado y atrevida lentitud, fue introduciendo su dildo en mí, mientras continuaba sujetándome con una fuerza extraña a la cual yo era sumiso total. Una vez dentro, aquel falo fue un sentir paradisiaco, y mi tía se revolvía sobre mi espalda con un ardor tal, que no podía contener sus gemidos. Yo por igual jadeaba, y preso de tanto deseo, movía adelante y atrás mi cintura. Ella me penetró por varios minutos, hasta que me hizo girar, y al tenerme de frente, me llevó a su boca, donde la besé con total anhelo. A la vez, sobaba sus blancos senos como igual hurgaba en su vagina. Entonces, con aquella fuerza que su lujuria le permitía tener, me subió una pierna al costado del fregadero, y de algún modo acomodó su dildo nuevamente sobre mi culo, el cual fue penetrado nuevamente. Esta vez, era más delicioso, pues la besaba,y ella me hacía suyo. Y por tercera ocasión me habría de introducir aquel miembro que le colgaba con atrevido vaivén de su cintura. Me subió a la mesa, y sosteniendo las coyunturas de mis piernas sobre las coyunturas de sus brazos, me penetró de frente.
Fue una sesión maravillosa, donde sus jadeos se alternaban con los míos, y esclavizado de tanto deseo y desmedida pasión, extrajo su miembro, y con locura sin igual, se llevó mi pene a su boca, al que después de una agradable mamada, le sacó todo su contenido recibiéndolo en su boca, inmediatamente me besó y compartió aquel líquido conmigo. Yo al no poder rápidamente tener otra erección, la penetré con un dildo que ella tenía a su lado predispuesto para eso. Pero al paso de veinte minutos, así ataviado como estaba, con la peluca, los guantes y las sandalias de tacón alto, la penetré por el culo hasta explotar de nuevo sobre su blanco trasero.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!