Castigo para niños malos III

Continuamos castigando a los niños malos.
Perspectiva de Alex:

Tras haber huido de aquel callejón, donde fuimos violados, corrimos con la suerte de toparnos con una patrulla. Del auto se bajó un policía con apariencia joven, de unos aproximados 27 años, 1,70de altura, pelo oscuro, cuerpo delgado con pequeños músculos y una mirada noble como si de un ángel se tratase.
Señale en dirección hacia el callejón entre gritos y lagrimas explicando lo que había pasado.
– AYUDA, AYUDA, AYUDENOS Alla en el callejón, unos señores nos golpearon y nos quitaron la ropa y nos lastimaron. Por favor hag…
No pude terminar la frase, cuando escuche un grito de Matías, dándome la vuelta observando al policía quien con una sonrisa en su rostro sostenía a mi amigo colgando en el aire, recibiendo un calzonchino mientras lo cargaba en dirección a su auto, consiguiente fue directo hacia mi, permanecí inmóvil, paralizado por el miedo, siendo golpeado y dejado medio inconsciente, consiguiente llevado también al auto.

En mis últimos minutos de conciencia pude observar desde la ventana de la patrulla, como «la persona quien creí que nos iba a ayudar» se acercaba al callejón, en donde estaban Martin, Juan y José, este ultimo le dio un fuerte apretón de manos y un abrazo, quedándome claro que estos eran conocidos. Los cuatros adultos tuvieron una charla por unos cinco minutos, en donde al terminar los tres adultos que nos violaron arrancaron el auto y se largaron, mientras veía ingresar al oficial listo para llevarnos, marco en el GPS una dirección.

Nos despertamos en una habitación enorme, una cama de parejas color rojo, las paredes de la habitación eran cristales donde se veía la naturaleza que nos rodeaba.
– ¿Dónde estamos, en el medio de un bosque? Pensé.
Cuando la puerta de la habitación se abrió, ingresando por ella varios hombres que nos cargaron.
– Es hora de tomarse un baño. Dijo uno de ellos.
En el baño, no recibimos únicamente eso, también nos hicieron una limpieza profunda en el trasero. Dejándonos el culo limpio y cansados. Tras eso fuimos llevados a la habitación donde pudimos descansar toda la tarde.

A la noche, recibimos en la habitación al mismo policía que nos trajo con una sonrisa en sus cara, sosteniendo dos refresco. Se acerco a nosotros ofreciéndonos el refresco, teníamos mucha sed, por lo que, no pudimos negarnos, bebiendo todo su contenido mientras el policía se marchaba de la habitación cerrando la puerta con llave. Tras finalizar de beber, mi pija se me paro, mi culo presentaba un extraño cosquilleo. Mati sintió lo mismo. ¿Qué nos había dado?
Queríamos tocarnos, no duro mucho cuando nos acostamos uno al lado del otro, tocándonos las pijas jugando con ella. Mientras me pajeaba, vi a Matias abriendo sus piernas, mojando su dedo Mayor introduciéndolo en su culo mientras se pajeaba.
– Quiero tocarme aca. agh ahh comento mati.
Yo hice lo mismo, puse un dedo, se sintió bien, puse otro se sintió mejor. Mientras mas dedos ponía mejor se sentía. Viendo como nos metíamos dedos entre los dos. Cuando empece a ver a mati, su culo pequeño quería ver como se sentía, me le acerque y le pregunte.
– ¿Mati, puedo poner mi pija en tu culo?
Lo mire dudoso, pero al final accedió. Abriendo sus piernas con sus manos, dejando su hoyo listo para ser penetrado. Coloque mi pija sobre su agujero, dejándolo pasar por el agujero mi mejor amigo. Metiendo y sacando encachándolo gemir «Aaagg Aggh».
Cuando cambiamos de lugar, ahora yo iba a recibir su pija, sintiendo bien que me de por mi culo. Sintiendo bien como metía y sacaba su pija, me imaginaba lo bien que se sentiría con una mas grande como la de un adulto. Cuando la puerta se abrió, entrando 6 policías completamente desnudos, rodeándonos la cama. Solo se me paro mas la pija, al ver sus enorme pija y deliciosas pijas, se sentirían muy bien en mi culo.
Mati no perdió tiempo, gateo hasta uno de ellos, para lamerle la pija, No quise quedarme atras asi que hice lo mismo.

Ya no éramos los mismo de antes, ahora únicamente una pija en mi culo. Estuvimos chupando un buen rato, atragantándonos las seis pijas, compartiéndolas, nos sentamos en sus pijas varias veces.
Saltando como niños felices. Ya llegando al limite, nos pusieron en la orilla de la cama en cuatro, uno al lado del otro. Nos iban a dar toda la leche, estábamos felices tantos que mati y yo nos dimos nuestro primer beso mientas nos daban por atrás, PLAS PLAF PLAf. AAAGHH aaghhj

Mientras recibíamos nuestra primer leche, ha seguido de la segunda y finalmente la ultima.
Quedamos completamente dormido, con los culos destrosados, se nos escapaba la leche. Desde ese dia. nos empezamos a portarnos bien, fuimos mas obedientes y nos quedamos a vivir en ese lugar con un polica en donde cada fin de semana traia a tods su amigos para que nos rompan los culos.

FIN,…