Cita a ciegas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Pimpollomaduro.
Cita a ciegas
Soltero de 46 años desea relaciones sexuales sin compromiso con mujeres maduras.
Total discreción: No pago ni cobro.
Contactar por whatsapp o e-mail.
Cansado de las relaciones de pareja habituales, en la que todo se convierte en un contrato mercantil, decidí mandar todo a tomar por el culo.
Publiqué en webs de contactos sexuales anuncios en los que me ofrecía sexualmente a mujeres mayores que yo, preferentemente casadas, divorciadas o viudas con los hijos creciditos, con una buena posición económica y que no tuviesen inquietudes de matrimonio.
Esas mujeres maduras que aún tienen muchas ganas de marcha y saben agradecer la compañía de un hombre de media edad educado y bien conservado.
Anexioné fotos de mi culo perfectamente esculpido por años de intenso entrenamiento deportivo.
Para mi sorpresa, empezaron a enviarme whatsapp relativamente temprano.
Algunos eran de chavales que quería tomarme el pelo, otros de mujeres que no entendía el juego que les proponía pero llegó uno que me convenció.
Julia, casada, con hijos fuera de casa y asqueada del marido que solo aguantaba por vinculación económica.
No me envió un whatsapp sino que me llamó directamente.
· Hola, eres Pimpollo.
Te llamaba por el anuncio que publicaste en la web de encuentros sexuales sin compromiso.
Bien, tenía claro que podía esperar de mi.
Tardé en reaccionar, no todos los días me llama una mujer desconocida atraída por mi culo, esto unido a una pésima comunicación telefónica provocó que la derivase al chateo en el whatsapp.
Chateo:
· Hola, me llamo Julia, he visto tu anuncio.
· Hola Julia, encantada de conocerte.
· Supongo que para tener sexo contigo tendré que pagar ¿verdad?
¡Joder, era la primera vez en mi vida que una mujer me ofrecía dinero por acostarme con ella! ¡ Que subidón! Reflexioné y me di cuenta que en el anuncio ponía “no pago ni cobro” Si ahora le decía que sí, adiós polvito soñado.
· No, pero me gustaría congeniar contigo antes de tener relaciones.
· Mmmm , me gusta mucho lo que acabas de decir, porque a palo seco es muy complicado.
· ¿Quieres que te mande alguna fotografía? Así podrás decidir, basándote en más información, si te interesa seguir adelante
· Sííí, por favor.
· ¿Qué tipo de fotografía quieres?
· Por ahora de cuerpo y cara, después ya veremos.
· ¿Quieres que te mande una en la que estoy en bañado?
· Sííííííí.
Le envío foto de cachitas en bañador.
· ¡Que cuerpazo!
· Me alegro que te guste, díme ¿qué esperas de mí?
· Satisfacción sexual.
Veis, lo que yo pensaba, las mujeres maduras no se andan por las ramas.
No hay que llevarlas a cenar, ni tomarte diez cervezas, de las cuales ocho ya no te apetecen, ni bailar esa puñetera música de salsa que tanto le gusta a las tías, ni, bueno, ¡que os voy a contar que no sepáis.
· ¿Qué te gustaría?
· Pues lo que quiere toda mujer, ¡que me traten bien! No quiero sexo anal ni soy masoquista.
· No te preocupes, los límites los establecemos los dos, es una relación sincera de mutuo acuerdo.
· Pues es una pena pero mirándolo así, vale.
· ¿Dónde querrías quedar?
· En un hotel que conozco.
· Muy bien, ¿quieres saber algo más de mi?
· Sí, quiero que me envíes una foto de tu pene.
Joder, que cachondo me puso esto.
Me gusta exponerme ante una mujer madura que valora mi físico.
· Te envío una foto de mi desnudo frontal en la que no sale mi cara, es arriesgado enviar fotos de desnudo integral.
¿Te vale?
· Pues claro que si.
Mándamela ya, estoy deseándolo.
Le envié una foto de mi estupendo desnudo frontal con una nota a pié de foto que decía: ¡Todo para ti!
· ¡Estupendo guapiiiiiisimo! ¿Podrías desplazarte a otra ciudad? Por supuesto, yo me encargaría de todos los gastos.
¿Mola o no mola? ¡Tíos, tenéis que probarlo!
· Sí, pero tendrías que irme a buscar a la estación de trenes.
· Con muuuucho gusto.
¿Podrías venir mañana por la tarde? Tengo muchas ganas de empezar.
· Ok, mañana a las 18:00 horas.
Llevaré un gorro de lana azul para que me identifiques.
· Ok, nos vemos en la estación, hasta mañana guapo.
Joder, que nervioso me puse, pero pensé: Bueno, tranquilízate tío, no vas a cobrar por el servicio, o sea que, si la cagas, no pasa nada.
¡A disfrutar!.
Hoy nada de pajas para tener el depósito lleno, mañana una buena duchita, ropa desenfadada y un perfume discreto.
Ahora a dormir que mañana tengo que adorar a mi madurita.
En el tren, al día siguiente, iba nervioso.
Estaba emocionado y asustado a la vez.
Por fin llegué a la estación.
Me puse el gorro y salí casi el último para no mezclarme con el gentío.
La vi y ella a mi.
Me sonrió y movió una mano para saludarme.
¡Que mujer más elegante! Tenía unos 55 años, medía aproximadamente 1,75 cm de complexión fuerte, pelo y ojos castaños y una estupenda delantera.
No era lo que se podía llamar un bellezón pero tenía “mucho pero que mucho morbo”.
Me cogió por los brazos con firmeza y sin mediar palabra me arreó un besazo en toda boca.
· Hola guapo, me alegro mucho de conocerte.
Vámonos al hotel a conocernos mejor, ja, ja, ja, .
· Hola, yo también.
· Eres más flaco de lo que pareces en las fotos.
· ¿Te he decepcionado?
· No, todo lo contrario.
Así eres más fácil de manejar, ja, ja, ja, .
Llegamos a un hotel de auténtico lujo y cuando entramos solos en el ascensor, al cerrarse la puerta, me tocó el culo para inspeccionarlo.
Restregó su mano un buen rato por encima de los pantalones.
Al abrirse la puerta, me dio un buen cachete en el culo y me dijo:
· Vamos semental, ya verás que bien nos lo pasamos.
Ja, ja,ja, .
Joder, me acojoné un poco.
No estaba acostumbrado a que una mujer desconocida me magrease con tanto descaro.
Nos dirigimos a la única puerta que había en ese piso.
Entramos en una especie de hall, de lo que parecía una suite.
Desde allí se podía oír música clásica y risas de mujeres.
Julia se acerca a mi y con una expresión dura en su cara me dice:
· Pimpollo, te he traído a una fiesta muy especial.
Aquí están algunas de las mujeres mas influyentes del país.
Ni a mi, ni a ellas les interesan los machitos rancios de puro y coñac.
Queremos hombres como tú, dispuestos a ofrecer su culo en internet para satisfacer los deseos de las mujeres con experiencia.
Si nos sirves bien, serás recompensado como nunca nadie lo ha hecho.
¿Has entendido todo lo que te he dicho?
· Eeeeeh, bueeeeeno, quizaaaaas, no sé si debería .
Interrumpiéndome bruscamente me dice:
· ¿No me digas que ahora te vas a echar atrás?.
Hacemos una cosa, te presento a mis amigas, te tomas una copas con ellas y, si no te gusta, te puedes ir cuando quieras.
Te pagaré 200 euros solo por eso.
¿vale?
200 euros por tomarme unas copas con las mujeres más poderosas del país, ¿por qué no?
· Perdona por haber dudado, pero no estoy acostumbrado a semejante lujo y estoy un poco fuera de lugar.
· Ja, ja, ja, .
que encanto.
Vamos, pasa, no te preocupes, estaré pendiente de ti.
Entré en la suite, ¡Dios, que ostentación de recursos! Había mesas enormes con los mejores manjares regados con los mejores vinos.
Al fondo, vi un corro de mujeres sentadas en unos sofás que reían y emitían gemidos.
Todas miraban hacia el centro del corro pero desde ahí no podía divisar lo que era.
· Mira, ahí está nuestra anfitriona.
Hola Sheila.
Era una mujer impecablemente bien vestida y asombrosamente bien conservada.
Se movía y hablaba con elegancia y seguridad.
Tenía una mirada penetrante y seductora.
Bajo su elegante vestido de noche plateado se marcaba una figura imponente.
Vamos, una madura que llama la atención en cualquier parte.
· Hola Julia, ¿quién es este mozalbete?
· Te presento a Pimpollo, es nuestro nuevo servidor.
· Hola, buuuueno, servidor, eeeehhh, no sé.
· Ja, ja,ja, .
que gracioso.
Toma una copa de este manjar, veras que bien te sienta.
· Bébetelo todo, yo voy a hablar con tu Ama, Julia.
¿Ama? No entiendo nada de lo que está pasando.
Se cogieron del brazo y se alejaron para hablar.
Al no tener otra cosa que hacer, bebí y bebí de ese brebaje que desconocía pero que era sabrosísimo.
Al poco rato, noté unos fuertes calores en el cuerpo y pude ver en un espejo cercano que tenía coloretes en la cara.
Si motivo aparente me estaba poniendo cachondísimo.
Notaba mis huevos hinchados de leche y mi polla empezó a tomar vida propia.
El empalme era tan contundente que me dolía la polla metida dentro de los pantalones.
Comencé a meter la mano en los bolsillos para acomodar mi polla empalmada pero sin éxito.
Tuve que buscar un asiento para inclinarme hacia delante.
Miré de refilón a Julia y a Sheila y vi que se estaban muriendo de la risa y, a mi pesar, creo que yo era la causa.
Desde mi nueva posición pude ver lo que había en el centro del corro de mujeres, ¡ostias, no puede ser!.
Vi a dos hombres desnudos, a cuatro patas y con los culos pegados por un consolador articulado.
Había seis mujeres que tiraban unos dados al suelo, en función de lo que salía, los hombres se movían varias posiciones a los pies de ellas.
En el movimiento hacia la nueva posición asignada, el consolador se deslizaba dentro de sus culos, provocando grandes gemidos y hilarantes carcajadas en las mujeres.
Chupaban los pies, el coño o el culo de la mujer premiada hasta que una de las dos se corría.
El hombre que no conseguía dicho objetivo, era castigado con unos buenos azotes en el culo y bofetadas en la cara impartidos por la mujer insatisfecha.
Me fijé que los hombres, a pesar de semejante humillación, estaban empalmados como yo lo estaba en todo momento mientras observaba semejante espectáculo.
Julia y Sheila se sentaron una en cada lado ofreciéndome una cálida sonrisa y una intrigante mirada felina.
Poniéndome la mano sobre el abultado paquete me dicen:
· Por lo que podemos notar, te está gustando la fiesta, ¿verdad?
· Bueno, eeeeehh, sí, perooo.
· Ja ,ja, ja, que gracioso es, aún no lo he oído articular palabra, ja,ja,ja, .
¡que bien vas a encajar aquí!
· Muy bien , Pimpollo, no me estas fallando, te estás portando muy bien.
Venga, guapo, levántate y enséñanos tu polla y ese estupendo culo que publicaste en internet.
Quiero comprobar que no me has estafado, ja , ja, ja, .
Estaba tan caliente que no tenía capacidad para negarme y, sin mediar palabra, me saqué los pantalones y los bóxer como si estuviese hipnotizado.
Cuando mi polla salió disparada hacia arriba note un gran alivio.
Sin ninguna duda estaba más cómodo en pelotas.
Julia y Sheila me cogieron la polla y los huevos, los examinaron como un médico que inspecciona a su paciente y me dieron la vuelta para manosearme el culo.
· Agáchate y abre las piernas.
Sheila abrió mis nalgas y Julia me inspeccionó el ano con cuidado.
Untó sobre él, una crema viscosa y empezó a penetrarme con su dedo.
Ahí estaba yo, con el culo en pompa, siendo sodomizado y subyugado por dos mujeres inteligentes, a las que no ofrecí ninguna resistencia.
Estaba en un estado de euforia sexual controlada, ¡joder, que sensación!
· Mmmmm, lo sabía, con este si que vamos a conseguirlo, ¡ya veras Sheila!
· Espero querida, recuerda que el último que trajiste no aguantó ni el tercer asalto, ja ,ja, ja, .
· Sí, ja ,ja ,ja, .
Sheila me cogió por la barbilla, me levantó y me dijo:
· Creo que ya es la hora del caramelito, ¿verdad Julia?
Se metió la mano debajo de las faldas a la vez que abría las piernas y, lanzando un dulce gemido, saca unas bolas chinas de entre sus piernas.
No pude ver si procedían de su coño o de su culo.
· Abre la boca .
– me indica Julia.
Es el momento para que Sheila y tú os vayáis conociendo mejor, ja ja, ja, .
Sheila me introdujo sus bolas chinas una a una en mi boca a la vez que me decía.
· Saborea, hermoso, saborea.
¡De su culo, procedían de su culo!, sin duda.
Metía una bola en mi boca para que la chupase mientras la sacaba lentamente, después dos, tres y así sucesivamente.
Estaba saboreando el culo de la anfitriona con sumo placer mientras Julia seguía con sus labores de dilatación de mi ano.
Metía y sacaba el dedo pringado de crema.
Pronto introducía dos e incluso tres dedos de forma holgada.
Me mantuvieron así un cuarto de hora como mínimo, hasta que Julia le dice a Sheila:
· Creo que ya puedes ir llamando a la gente, este ya está listo.
Diles que en diez minutos empezamos.
· ¡Diez minutos! Estoy caliente.
· Tranquila, Pimpollo te dulcificará la espera.
· Muy bien, ahora vuelvo.
Se dirigió hacia el corro de mujeres para hablar con ellas.
Las mujeres aplaudieron entusiasmadas sus palabras, levantaron a sus hombres y los llevaron a una habitación.
Sheila volvió a nuestro lado.
· Ya estoy aquí, y ¿ahora qué?
· Sheila, siéntate en el sofá, vamos a comprobar si sabe manejar su lengua.
Julia se levantó la falda, se sacó las bragas y me puso su coño de labios carnosos a cinco centímetros de mi cara.
· ¡Pimpollo, ya es hora de empezar a comer!
Sheira repitiendo la operación de Julia dice:
· Eso, eso, a comer que estás muy flaco.
Empecé a chupar el coño de Julia mientras le metía un dedo al de Sheila.
Saboreé el sudor de su entrepierna, sus labios genitales y sus flujos vaginales al ritmo que iba introduciendo mi lengua en su húmedo coño.
Las penetraba al mismo ritmo con la lengua y el dedo.
Una vez que Julia estaba bien estimulada, cambié mi posición para animar a mayor ritmo a Sheila.
Mis huevos seguían hinchándose como melones.
Fue sensacional, me emborrache de lujuria femenina, acabándose el festín con sendas corridas de mis amas.
· Ooooohhhh, sííííííí, que bueno.
Buen comienzo Pimpollo.
· Aaaaaahhhhh, me gusta tu Pimpollito.
· Ahora vamos a la habitación, nos están esperando.
Julia me cogió por la polla y me llevó hacia la habitación, Sheila cogió el bote de crema viscosa y nos siguió.
Al entrar en la habitación vi algo que nunca hubiese esperado.
Estaban las seis mujeres del corro en grupos de dos, dos mujeres con cada hombre y las otras dos con cámaras de video.
Lo más impresionante es que los hombres estaban apoyados sobre una mesa, atados de piernas y brazos, con el culo en pompa.
En sus pollas tenían una especie de ordeñador de vacas más pequeño.
Julia y Sheila se pusieron un cinturón con consolador doble, se penetraron en el coño, lo amarraron a su cintura y meneaban el otro consolador entre gritos y risas.
Las chicas de las cámaras se dirigieron a mí con semblante amenazador, me cogieron de los brazos y me dirigieron a la mesa que estaba vacía.
Yo me resistí pero las dos mujeres me manejaron a su antojo.
· Estate quieto coño, ¿o es que quieres que te matemos a ostias?, ja ,ja, ja, .
· Pimpollo, relájate .
– Me dice Julia con cara seria.
-Tranquilo, estoy segura que todo va ir bien.
Te hemos preparado bien.
Yo no daba crédito a lo que me estaba pasando pero, con el calentón que tenía, deseaba participar en un juego sexual original.
Me ataron en la misma postura que los otros hombres y me introdujeron el ordeñador en la punta del capullo.
Las mujeres se pusieron una máscara del estilo veneciano pero a nosotros nos dejaron con la cara descubierta.
Prepararon sus cámaras y dijeron.
· Preparados, listos, yaaaaaaaaaaaa.
Al instante una de mis dos amas me cogió con firmeza las caderas, mientras que la otra me separaba las nalgas e introducía en mi ano el consolador.
Tantearon la entrada con gran maestría, esperaban que mi ano se fuera dilatando para penetrarme más y más.
De vez en cuando me untaban con la crema.
El sonido en la habitación era el propio de un campo deportivo.
· Oooooohhhhh, aaaayyyy, aaayyyy, oooooohhhh
· Aaaaaaay, aaaaaayyyyy, aaaaahhhhh
· Uuuuuuuuuh, eeeehhhhhhhh, eeeeeeegggggg.
· Vamos, vamos, más, más, ya está, adelante.
· Ahora, ahora, vamos a por ellos.
· Ya está, ya está, ahora fuerte, dale, dale.
Las mujeres nos empezaron a embestir cada vez con más fuerza, podía observar la cara de lujuria de las mujeres contrincantes y la cara de dolor de sus hombres.
Cuanto más gritábamos, más se excitaban e incrementaban la dosis de dolor anal.
Al poco rato, dejé de sentir dolor para convertirse en un placer desconocido hasta ahora.
Notaba mi polla empalmada otra vez y dispuesta a correrse en mi ordeñador.
Al poco rato una chica que grababa dice:
· ¡Diez segundos y pajeo!.
AAAAAhora.
Noté como mis amas empezaban a sobarme los huevos y menearme la polla.
· Uuuuuuuffffff, está apuntito Sheila, venga que ya tenemos aquí la primera.
Oí sendas corridas de mis contrincantes pero yo no me hice esperar y me corrí abundantemente.
· Diiiiiiiiioooooooos, la ostia.
Uuuuuuuufffffff.
· Muy bien ^Pimpollo, demuestra tu veteranía.
Ahora solo se oían jadeos de recuperación pero pronto las mujeres que grababan dicen:
· Segundo round, aaaaahora.
Comenzaron nuevamente las embestidas pero ahora era otro consolador el que notaba en mi ano.
De la misma manera que al principio, comenzó despacio para incrementando el ritmo progresivamente.
Se volvió a repetir el ruido de gentío hasta que volvieron a gritar.
· ¡Diez segundos y pajeo! AAAAAAhora.
Nos tuvieron así justo una hora.
Consiguieron que me corriese cinco veces, aunque en la última dudo que hubiese salido algo de leche.
Me sacaron la polla del ordeñador agitándola para que no se perdiese ni una gota de leche.
Sacaron los botes en los que se había acumulado la leche, los colocaron en una pesa de precisión y apuntaron los resultados.
Mientras esperábamos el veredicto de las juezas, Sheila y Julia me mimaban el culo, los huevos y la polla con grata delicadeza.
Ya no estaba para más jueguecitos.
· Muy bien Pimpollo, has estado a la altura.
Por lo que he visto estoy segura que hemos conseguido clasificarnos para los nacionales.
Ves Sheila, te dije que este iba a estar a la altura.
· Sí, lo ha estado.
Me he corrido tres veces rompiéndole el culo a este cabrón.
No ha estado mal.
· Bueno chicas los resultados son: Grupo I: 33, grupo II: 35, grupo III: 35.
Se clasifican el grupo II y III.
En ese momento, Sheila pega un salto de alegría dando palmadas y grititos.
· Por fin, por fin, lo hemos conseguido Julia.
Nos vamos a los nacionales.
No tenía ni idea de lo que hablaban pero, sin duda, representaba mucho para ellas porque empezaron a besarme el culo como si fuese lo que más apreciaban en el mundo.
· Ahora lo que toca es que su culo se recupere para el día de las eliminatorias nacionales.
Sheila tienes que llamar al balneario para reservar una semana como mínimo.
Pimpollo va a necesitar todos los caprichos que podamos permitirnos.
· Por supuesto, déjalo de mi cuenta.
Nuestro semental estará listo ese día.
Me sacaron de la habitación mientras que el dúo de mujeres del grupo I azotaba sin piedad a su semental.
Pobre hombre, creo que ya no era consciente de lo que le hacían.
Sheila y Julia me llevaron a un cuarto de baño con una enorme bañera en el centro.
Se desnudaron y nos metimos dentro del baño de espuma.
Charlamos animosamente del balneario al que me iban a llevar y del dinero que había ganado por clasificarme a las nacionales.
Sin duda, mi vida había cambiado desde el momento que entré en esta suite.
Había pasado de ser el típico tío que sufría las relaciones de pareja a ser el juguetito sexual de las lujuriosas mujeres maduras.
¿Qué cuanto tiempo?, pues, muy fácil, ¡hasta que mi culo aguantase!, ja ja, ja, .
Fin.
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