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Dominación Hombres, Heterosexual, Infidelidad

Clandestino

Historia creada con finura, elegancia y deseo, para una lectura en pareja donde la mujer domina todos los rincones.

Solo un mensaje bastó para que a los pocos minutos estés frente a mi puerta, al pie del cañón y con toda la excitación indómita que te causan mis órdenes caprichosas, entre la espada de la realidad y la pared de las fantasías. Solo un mensaje nos separó de la comodidad y nos llevó a las profundidades de aquel primer encuentro prohibido, y desde allí no pudimos parar.

Sin emitir palabra me besaste hasta con los ojos. Sin profanarme aún lograste, con tan solo activar tu energía sobre mi piel, humedecer mi mundo como hacía mucho ningún otro ser podía. Solo con silencios nos entendimos, nos olimos, nos deseamos, nos sentimos. Nos reconocimos desde siempre pero nunca acercado a explorar, hasta ese primer encuentro clandestino, dejando de lado todo lo conocido y aceptado. Nos entregamos, nos fundimos perdidos en la osadía de nuestros sentidos sórdidos, mudos, ciegos, lúgubres inmersos en el abismo del placer.

Tiemblas mi amor, no hubo tiempo para habernos descubierto, pura audacia para olvidarlo todo y hacer las pases con el universo, volantazo en mis caderas hasta asomarnos al abismo y antes de caer entendimos, en el momento justo, que el tiempo que pasó sobre nosotros nos preparó para ese momento, educó a mis dedos para meterse en tus cabellos, estirarlos, manipular tu pensamientos con mi boca mientras nos reímos de nuestros miedos. Ese tiempo que pasó y nos vio sacar magia de la mísera compañía prematura nos regaló en ese momento épico otorgándome el consentimiento de entrar en tus pantalones despojándote suavemente de su censura, desabrochando con suma precisión cada botón, ambientándolo todo debajo de mi, entre mis piernas que te aprisionan incentivadas por tus manos que investigan en cada poro, cada rincón.

El escenario del asiento de atrás de tu auto nos quedó pequeño y preferimos huir, huir sin tener claro a dónde ir, dejando que todo se nos vaya de las manos mientras cada beso legal que damos nos sabe a los nuestros, a los clandestinos, secretos, ocultos, escondidos en cada minuto que detiene el tiempo cuando nadie nos pregunta dónde ir. Todo empezó ahí, gritándole al silencio que el deseo nos sobrepasa, pensando en que cualquier primer rincón a orillas de las estrellas se convertiría en nuestro lugar preferido, clandestino, secreto, oculto, escondido para descubrir la bravura con la que enredamos nuestros cuerpos, tan venenosos, tan tiernamente letales, sin importar que la luna sea la testigo principal y que el mundo siga girando sin nosotros subidos a él.

Y por la culpa compartida, la real y la fingida, mil besos y mordidas vinieron después, apretándonos el cuello con los días que llegaron después como peldaños a la gloria, escupiéndonos con su mirada juzgadora que encuentra todo cuestionable, pero qué nos importa ya!

Entendimos que luego de la primer orden que te dí, lo que se suscitó entre nuestras rimas ya no quiere despedida. Arde todo en los vestigios de la ciencia ficción y de la mentira a la cara que se hizo dominatriz de nuestra sumisión ante la sonrisa del otro que llega hasta a diez planetas de acá. Te ordeno, desde entonces, que cada vez te lleves todo de mi, desde el seno de lo prohibido que nos marcó hasta la lasciva y erizada sinfonía que canta tu nombre junto al mío abrasados en la impertinencia que guardamos. Te ordeno desde entonces, desde ese momento clandestino, secreto, oculto, escondido, que recorras con tus memorias y con tus manos mis curvas, mis límites, mi fuego, mis hombros, mi vientre, mis piernas poniéndote a mis pies, porque la jaula no sirve si la bestia no tiene apetito, ni en este ni en cualquier mundo paralelo.

Nos obligamos desde aquel instante a no guardarnos nada, a presionarnos y aprisionarnos sin dejarnos respirar mientras apenas el desliz hacia el horizonte decolorado, chorreado, extasiado, completamente entregado comienza la danza de lo ilegítimo, de la oscuridad que nos descubre lo que somos realmente, lo que no lleva máscaras ni armaduras, lo que es puro y auténtico y opera sin temores a ser juzgado, sino entendido, compensado y gratificado… qué deleite!

204 Lecturas/31 mayo, 2025/0 Comentarios/por Indomita
Etiquetas: mujer
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