Club de azotes
Ana es una sumisa novata que desea ser azotada por un grupo. Encuentra un anuncio de un club de BDSM que busca sumisas candidatas para unirse, pero antes debe pasar una dura prueba de iniciación para demostrar su nivel..
Club de azotes
Ana es una chica muy atractiva. Tiene 20 años, el pelo castaño, largo y liso. Su cuerpo es fantástico, tiene muy buenas tetas y un culazo con curvas de infarto. Es el deseo de cualquier hombre, pero ella no se conforma con la típica relación, ya que le gusta ser sumisa y sentirse sometida por hombres. Su mayor fantasía es que varios hombres y mujeres azoten su precioso culo hasta dejárselo completamente rojo.
Ana es muy tímida y no ha hablado con nadie de su extraña afición. Ni se lo ha comentado a sus novios ni a sus mejores amigas. Un día, navegando por internet, encontró un anuncio BDSM en el que pedían sumisas para que se unieran a un club en el que se hacían prácticas de azotes en grupo. Ella se mostró interesada y contactó con el club. Se llamaron por teléfono y acordaron hacer una prueba para ver si ella quería unirse y tenía el potencial para ello. La prueba era una especie de iniciación en la que sería azotada por dos hombres y mujeres con cinturones, látigos, fustas y varas.
Ella acordó que los azotes no le dejasen marcas que durasen varios días, así como que no se practicase sexo durante la sesión, ya que ella se sentía una sumisa, no una puta.
Cuando llegó el día en el que habían quedado para la prueba, Ana se sentía nerviosa. Iba a cumplir su fantasía, pero ser azotada por unos extraños le causaba cierto temor.
Se preparó y se fue en coche hasta el club. Cuando entró, se presentó y charló con las cuatro personas que se iban a encargar de dejarle el culo muy caliente. Los hombres eran Carlos y Juan, dos machos fuertes y dominantes. Las chicas se llamaban Lucía y Carmen. Lucía era lesbiana y a Carmen le encanta dar buenos azotes en el trasero.
Le dijeron que era muy guapa y eso era una ventaja para que dejasen que entrara al club, pero que algunas sesiones son de pago y hay público, con lo que debe tener suficiente nivel para aguantar el mayor número posible de azotes. Ella indicaría cuando parar, pero el objetivo era aguantar durante 30 minutos mínimo. Por ser su primera vez accedieron a no azotarla demasiado fuerte.
Tras las presentaciones, Ana se desnudó por completo y empezó la acción. Tras quedarse todos asombrados por su espectacular cuerpo, empezaron a darle los primeros azotes en el culo. Fueron palmadas en ambas nalgas (Plaf, plaf, plaf, plaf).
Se iban turnando e iban golpeando. Ana no se quejó, porque no eran muy fuertes, pero su culo empezó a ponerse un poco rojo. Tras tres minutos de azotes, Carlos se sentó en una silla y ordenó a Ana que se tumbase en sus rodillas dejando el culo expuesto para las nalgadas. Empezó a pegar en la nalga derecha, luego en la izquierda, y así sucesivamente. Poco a poco fue subiendo la intensidad y los últimos azotes fueron un poco fuertes (PLAAAF, PLAAAAFF, PLAAAAAFFF). Ana se empezó a quejar (AAAY) y su culo ya estaba muy rojo. Pero eso sólo había sido el calentamiento.
Tras otros tres minutos, las dos dóminas, Lucía y Carmen, la azotaron de pie y ambas a la vez. Lucía golpeaba en la nalga izquierda y Carmen en la derecha. (PLAF, PLAAFF, PLAAF, PLAAAAFFF). Lucía golpeaba con más suavidad y cariño, admirando ese precioso culo. Pero Carmen daba nalgadas fuertes y a Ana le costaba aguantar la postura sin protegerse el culo. Se quejó varias veces (AAHH, AAY, AHHH) Al azotar las dos a la vez no le daban respiro y la intensidad era superior, pero pudo aguantar los golpes.
Tras varios minutos de azotes, llegó el turno de Juan. A él le gustaba humillar y le ordenó que se pusiese a cuatro patas en el suelo y se moviera y ladrara como una perra mientras él le azotaba su culazo en pompa que estaba completamente enrojecido. (PLAAF, PLAAAF, PLAAAFF).
Todos reían al verla así, Ana se sintió avergonzada, pero se metió en el papel de sumisa y consintió la humillación.
Tras 15 minutos aproximadamente de continuos azotes en el culo, llegó el momento de darle con objetos. Carlos se dirigió a por una mochila y sacó cuatro instrumentos: un cinturón, un látigo grande y ancho, una fusta de cuero y una vara fina. Carlos cogió el cinturón, Lucía el látigo, Carmen la fusta y Juan la vara.
Le ordenaron a Ana ponerse de pie, pero ligeramente inclinada sobre una mesa para dejar su hermoso culo en una posición muy provocadora y perfecta para los azotes. Empezó Carlos con un cintazo en la parte central del culo (PLAAAFF). Ana se quejó (AAAYY), aunque el azote no fue muy fuerte, pero picaba más que con las manos.
Lucía, que estaba fascinada por el culo de Ana, no quería golpear fuerte y le dio suave con el látigo (ZAS). Ana ni se quejó. Pero Carmen, que estaba celosa por el cuerpo tan perfecto de Ana, se aprovechó y le dio fuerte con la fusta (ZZAAAASS). Ana gritó fuerte (AAAHHH) y miró atrás con mala cara, porque no quería azotes tan fuertes. Carmen sonrió sabiendo que su castigo acababa de empezar.
Por último, Juan le dio con la vara en la parte superior del culo (ZAASS). No le dio con mucha fuerza, pero la vara era el objeto que más picaba y Ana no pudo evitar quejarse (AAYY). Sabía que ser azotada con objetos por varias personas era su mayor fantasía, pero la realidad es que a pesar de que estaba disfrutando también estaba sufriendo por el dolor, y más porque era la primera vez que la azotaban.
Siguieron alternando los azotes durante tres minutos más. Luego intercambiaron los instrumentos. Carlos cogió la vara de Juan, y éste el cinturón. Lucía cogió la fusta y Carmen el látigo.
Carmen le dijo a Ana en tono despectivo:
– Zorra, ponte a cuatro patas en el suelo y abre bien el culo. Te voy a dar buenos latigazos para enseñarle a Lucía como se castiga a una perra como tú.
Ana estuvo a punto de contestarle mal, pero entendió que estaban actuando y no era nada personal contra ella, así que obedeció con pocas ganas.
Carmen fue la primera en empezar a azotarla en esta humillante postura. Le dio un fuerte latigazo (ZAAASSS) con rabia, y Ana gritó más fuerte que hasta ahora (AAAAAHHHH).
Carmen no contenta con eso, le dijo:
– No grites tanto y ladra como la perra que eres. Que vas a aprender lo que es que te azoten de verdad.
Ana no quiso ladrar y acto seguido Carmen le volvió a dar otro latigazo aún más fuerte que el anterior (ZAAAAAAAASSS). (AAAAAAAYYYY) gritó Ana, con el culo ya muy dolorido.
– Que ladres te he dicho, o el próximo será aún más fuerte.
Ana estaba ya sufriendo demasiado e incluso pensó en decir que abandonaba la prueba y no participaba en el club, pero quiso aguantar más y por orgullo tampoco ladró.
(ZAAAAAAASSSSSS), el siguiente latigazo fue todavía más fuerte, como ya había avisado Carmen que pasaría. Ana gritó y comenzó a llorar y todo del dolor.
– Mira como llora la muy nenaza. Puta Barbie. ¿Quieres abandonar ya o eres lo suficiente mujer para seguir?. Ana se quedó callada y siguió sollozando (snif, snif…)
Carlos y Juan estaban disfrutando de la escena, pero también querían participar.
– Déjala, que nosotros también queremos azotarla. Dijo Carlos. Ambos estaban muy excitados e incluso Juan estaba empalmado de ver el aguante de Ana y como la trataba Carmen, a la cual nunca la habían visto tratar a una sumisa así ni azotar tan fuerte. Lucía, por otra parte, estaba sufriendo por el castigo tan severo que estaba sufriendo Ana y quiso pararlo, aunque no dijo nada.
Los hombres comenzaron a azotarla, pero no tan fuerte como Carmen. Tenían pena de Ana, pero no sabía cuando volverían a tener la ocasión de azotar un culo como ese, porque si Ana no aguantaba la media hora no pasaría la prueba. Y Carmen se lo estaba poniendo muy difícil.
Le dijeron a Ana que se pusiese boca abajo en la cama para así cambiar de posición. Comenzó Juan con el cinturón (ZAASS). Fue flojo, pero como Ana ya estaba muy dolorida no pudo evitar el grito (AAAYY).
– Será quejica, dijo Carmen. Pero si eso es una caricia. Juan, azótala con ganas hombre.
Juan entonces le volvió a dar un poco más fuerte, herido en su orgullo. (ZAAASSS).
Luego Carlos le dio varias veces con la vara (ZAAAS, ZAAASS, ZAAAAASS). Ana estaba gritando y llorando sin parar, pero seguía aguantando los azotes con mucho esfuerzo, ya que quería aguantar la media hora entera que duraba la prueba.
Cuando ambos pararon de azotarla, quedaban 5 minutos únicamente para acabar. Era el turno de Lucía con la fusta, pero la pobre no quería herir más a Ana y no quería azotarla. No obstante, pensó que si no lo hacía podría azotarla Carmen y podía coger la vara y hacerle muchísimo más daño que ella. Así que finalmente le dio varios fustazos suaves par prolongar el tiempo (ZAS, ZAS, ZAS, ZAAS, ZAAAS).
Carmen no aguantó los celos y se metió con Lucía:
– ¿Qué pasa, Lucía? ¿No quieres herir a tu novia? Dale un besito en la boca, anda. O cómele el coño de paso. Si no la vas a azotar quita de en medio, que yo le daré su merecido.
Lucía no aguantó más y dijo:
– ¿Qué te pasa a ti? ¿No soportas que otra tenga mil veces mejor cuerpo que tú?. Te estás pasando de la raya.
Carmen se enfadó aún más y cogió la vara. Lucía se puso en medio y dijo que ya estaba bien. Que habían sido con Ana más duros que con ninguna aspirante a entrar al club y que ya había superado la prueba con creces. Carmen decía que aún quedaban dos minutos y que nunca habían parado antes de tiempo. Que si no lo aguanta es que no vale para entrar al club.
Finalmente decidieron votar. Lucía y Carlos dijeron que ya había superado la prueba, pero Carmen y Juan optaron por seguir. ¡EMPATE! Decidieron preguntar a Ana, la cual ya que había aguantado tanto decidió seguir, pero iba a recibir un azote por persona con un instrumento diferente. Esta vez los recibiría de pie.
Carlos fue el primero y le dio con la fusta, objeto que aún no había probado. ¡ZAAAASSS). Le dio un poco fuerte, pero sin pasarse. Ana se quejó (AAAYYY), pero aguantó.
Le siguió Lucía con el cinturón. Esta vez, como ya quedaba poco y por no escuchar a Carmen, le dio un poco más fuerte que cuando le azotó con el látigo y la fusta. (ZAAASSSS). Ana también se quejó (AAHH), y se preparó para los dos últimos.
Juan, que votó por seguir, fue el que más fuerte le azotó de los tres. Le dio un fuerte latigazo (ZZAAAASSSS). Ana gritó fuerte (AAAYYY), dio un brinco e incluso se sobó su culo caliente y rojísimo.
Carmen no iba a desaprovechar la ocasión y le iba a dar el varazo más fuerte que pudiera. Lucía, que se lo estaba viendo venir, le dijo que recordase que estaba prohibido dejarle marcas, porque lo habían acordado antes de empezar la prueba.
Carmen sonrió y cogió la vara con decisión. Ana estaba llorando y aterrorizada por el fuerte dolor que le causaría, pero aguantó la posición e incluso meneó el culo de lado y lo puso un poco en pompa provocando a Carmen, como demostrándole que estaba preparada para el último azote.
Carmen cargó el brazo para atrás y sacudió la vara con fuerza sin llegar a impactar. Sonó muy fuerte y Ana se encogió del terror aunque no recibió ningún golpe. Era una broma de Carmen, la cual aprovechó para decir:
– Putita, tan valiente que estabas meneando el culo y te has cagado de miedo. Chicos, agarradla bien, que ahora sí que la voy a azotar de verdad. Mirad y aprended.
(ZZZAAAAAAAASSSS). (AAAAYYYYY) El varazo fue muy fuerte y dejó una fina línea señalada en el culo de Ana, la cual se cayó sobre la cama y no podía dejar de llorar y de acariciar su culo. Estaba muy dolorida, pero orgullosa de haber pasado la prueba y pertenecer al club de BDSM.
Todos le dieron la enhorabuena y le abrazaron consolándola, incluida Carmen. Lucía le dijo que se pusiese tumbada en sus rodillas y le echó una refrescante crema para aliviar el dolor. Se pensaba que el varazo de Carmen le dejaría marca, pero ya estaba empezando a desaparecer.
Carmen le pidió disculpas porque se había pasado de dura.
– Lo siento. Me he pasado. Era tu primera vez y he sido muy exigente contigo. Es que te veo tan perfecta y me entran ganas de hacerte sufrir, dijo sonriendo.
– No pasa nada, es la primera vez que me tratan así, y la verdad es que me pone mucho. Ahora tengo el culo rojo como un tomate y no voy a poder sentarme en todo el día por tu culpa, pero agradezco que hayas sido dura para demostrar mi valía y que no me he rendido.
Esta fue la primera azotaina de las muchas que compartirían juntas, y en un mes se celebraría un evento especial para conmemorar el primer aniversario del club. Participarán ocho sumisas, Ana entre ellas, y ocho spankers. Pondrán a prueba el límite de cada una de ellas, ya que las que quieran pueden permitir que les dejen marcas y así ganar más puntos.
¿Qué creéis?, ¿Se atreverá Ana a que la azote Carmen permitiendo que le deje marcas? Esto y mucho más en el próximo relato de BDSM.
CONTINUARÁ…
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